Evangelio… ¿en contra de los tatuajes y piercings?
LOS TATUAJES Y LAS PERFORACIONES Un caso
extremo: Mujer demonio-vampiro con tatuajes, piercings e implantes
(cuernos y colmillos) "No hareís sajaduras en vuestra carne, a causa
de un muerto; ni os imprimiréis tatuaje. Yo soy Yahvé" (Lev
ítico
19:28), dijo Dios a los israelitas. Y aunque los creyentes hoy, no
vivamos estrictamente bajo la ley del Antiguo Testamento (Romanos 10:4;
Gálatas 3:23-25; Efesios 2:15), el hecho de que hubo una orden de Dios
contra los tatuajes, debería hacernos pensar. Esta moda está asociada a
la pseudocultura de "lo feo" (aunque algunas de las imágenes tatuadas
puedan llegar a ser bellas y estéticas) y generalmente -no siempre y de
manera absoluta- encierra un sentido de rebeldía social contra los
valores establecidos -sean éstos buenos o malos- o se vincula con grupos
delicuenciales (como los maras) o afectos a la drogadicción. En muchas
ocasiones los tatuajes empleados son de figuras con significación
esotérica, satanista o new age. En otras, son inmorales las imágenes o
los lugares donde se colocan para exponerlas inmodestamente a la vista
de los demás, de una manera narcisista. De cualquier manera, el espíritu
exhibicionista de muchos que los portan, puede reflejar -en ocasiones-
un desajuste psicológico, lo que es más evidente en aquellos casos
extremos donde se abusa de su uso, pero que no es privativo de ellos.
Es muy frecuente el culto a "lo feo", a la inmoralidad, a simbologías
esotéricas e incluso al satanismo Sin entrar a considerar aquí los
graves riesgos para la salud que se deben tener presentes -aspecto que
afortunadamente es muy difundido en los medios de comunicación-, es
importante señalar que, al paso del tiempo y a mayor edad, existen
altísimos porcentajes de arrepentimiento y las personas buscan revertir
los efectos de una mala decisión tomada en edades muy tempranas,
generalmente. Quienes los emplean, en ocasiones lo hacen inocentemente
y con imágenes inocuas o hasta bellas, sólo para "estar a la moda", sin
embargo no consideran que -por lo general- la percepción de terceros es
distinta a la intención original de ellos, pues muchas veces se comete
el error de generalizar y asociar su aspecto a motivaciones negativas de
otros que sí las tienen. Así, se da el caso de que llegue a afectar
socialmente a quienes los portan, e incluso hasta en la selección de
personal de las empresas que rechazan, por política general, a personas
tatuadas o con perforaciones, pues tienen una mala impresión de ellas o,
al menos, esto contraría la imagen institucional que buscan mantener
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