Sobra decir que de todas las tramas posibles que
podrían surgir antes de la elección del nuevo Papa, la posibilidad de un
"lobby gay", cuya influencia oculta podría haber motivado
la renuncia de Benedicto XVI, sería la que menos desearía el Vaticano.
La prueba de la irritación del Vaticano
llegó este sábado con un duro comunicado en el que se queja de "informes
de prensa no verificados, no verificables o completamente falsos",
insinuando incluso que los medios están tratando de influir en la
elección del Pontífice.
Hay dos preguntas básicas al respecto. La primera es si existe
realmente un dossier secreto sobre una red de personas dentro del
Vaticano vinculadas por su orientación sexual como denuncian algunos
periódicos italianos. La segunda es si Benedicto XVI renunció realmente
por esto.
Las mejores respuestas son "quizás" y "probablemente no", respectivamente.
A raíz de la filtración de documentos del Vaticano el año pasado,
Benedicto XVI creo una comisión de tres cardenales para investigar. Esta
comisión entregó un informe al Papa a mediados de diciembre que no se
ha publicado.
Es imposible confirmar si el informe investigó la posibilidad de que
las filtraciones estuvieran vinculadas con personas que querían proteger
secretos sobre sus vidas sexuales, pero francamente, sería sorprendente
que no fuera así.