Durante la primera guerra judeo-romana, los zelotes llevaron el peso de la resistencia contra el invasor romano y prefirieron la muerte a ser esclavizados
En el año 66 e.c. una revuelta comandada por Simón bar Giora, Eleazar ben Yair y Menahem se enfrenta a las legiones romanas del general Vespasiano, legado romano de Siria, dando lugar a lo que se conoce como Primera guerra judeo-romana según el historiador Yosef ben Mathitiahu, más conocido como Flavio Josefo.
Masada en el tiempo de los asmóneos
Varios son los historiadores de la época que mencionan la existencia de la fortaleza de Masada, entre ellos Estrabón y Plinio el Viejo pero es Flavio Josefo quien en su libro Las Guerras de los Judíos hace mayor referencia a ella. Según este historiador de la antigüedad, Masada es mandada construir por el rey Alejandro Janneo (103 a t8 a.e.c.) que se hacía llamar Jonathan, el sumo sacerdote, y no debe confundirse con el hermano de Judas Macabeo del mismo nombre. El hallazgo de varias piezas arqueológicas de la época de este rey asmóneo tales como monedas y otros objetos corroboran lo indicado por Josefo.
Masada en la época herodiana
Herodes utilizó la fortaleza de Masada para esconderse allí junto a Cypros, su madre; Mariamne, su esposa; y Salomé, su hermana junto con una guarnición de unos ochocientos hombres capitaneados por su hermano José Fassael haciendo frente a la invasión de los partos del año 40 a.e.c.
Las tropas partas asediaron la fortaleza y a punto estuvieron, sus defensores, de perecer de sed dada la sequía reinante en el lugar, el desierto de Judea, sin embargo, una fina lluvia caída la noche anterior a su pretendida y arriesgada huída hacia tierras nabateas les salvó de una muerte segura.