Por todos lados se encuentran jóvenes o adultos con un amuleto, con una figura de un esqueleto, vestido con un manto de la cabeza hasta los pies y con una guadaña u hoz en las manos. La mayoría de ellos para justificar su fe dicen creer en Dios y hacer buenas obras; pero ¡Creer en Dios no es suficiente para garantizar nuestra adhesión a Él!. El Apóstol Santiago nos dice: “Tú crees que hay un solo Dios, y en esto haces bien; pero los demonios también lo creen, y tiemblan de miedo” (Santiago 2,19).
Un culto es un conjunto de actos que se atribuyen como veneración profunda y que van ligadas con la cultura (Rojas, María de las Nieves, 1998). En la República Mexicana el culto a la Santa Muerte está de moda, por lo menos en ciertos estratos de la sociedad, particularmente en los últimos 15 años se ha generado una multiplicación de centros de veneración, casas y templos improvisados y, sobre todo, alto consumo de artículos relacionados con imágenes, fetiches y representaciones que se venden en mercados populares. Ahí se pueden comprar hierbas, veladoras y artículos religiosos para combatir el "mal de ojo" y brujerías inimaginables, siempre asociadas a una imagen que algunos le dicen “bonita”, cuando no es más que un conjunto de huesos. Se sabe que se ha extendido a los hispanohablantes en Estados Unidos y en algunos países de América Latina. Su fácil difusión y acceso es sumamente extraño: En los puestos de periódicos es fácil encontrar folletos y revistas, que se ocupan de promover su “devoción”, existen comunidades virtuales en Internet que propagan esta superstición, sus adeptos aumentan notablemente.
También encontramos a esta escalofriante imagen y todo lo relacionado en puestos de superstición y objetos hippie, en tiendas esotéricas, en falsas iglesias con personas que se hacen pasar por “sacerdotes” para sacar dinero; en altares o nichos construidos en las calles y hasta en los hogares, en aparadores de tiendas comerciales, instituciones, centros de justicia, centros de rehabilitación y desintoxicación, en las terminales, en centros nocturnos, en el taxi, en el camión y autos de católicos ignorantes que le llaman “Santísima Muerte”, los de la secta de los espiritistas y sus devotos la llaman “Hermana Blanca”, “Niña Blanca”, la “Santita”, “Novia”, “Flaquita”, etc.