La Muerte es como una Llave de Oro.
para destruir por medio de la muerte al que tenĂa el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. – Hebreos 2:14-15.
Al mirar un cuadro que representa a la muerte en forma de esqueleto sosteniendo una guadaña en la mano, un creyente hizo el siguiente comentario: «Yo hubiese pintado a la muerte en forma de Ă¡ngel con una llave de oro en la mano». ¡QuĂ© diferencia! La muerte es la consecuencia del pecado (Romanos 6:23) y el juicio contra el desobediente (GĂ©nesis 2:17). Nos llegarĂ¡ a todos, porque todos pecamos. Sin embargo la muerte, fin de nuestra vida terrenal, conduce a dos destinos completamente opuestos e incomunicados.
La muerte introduce en el paraĂso a aquellos cuyos pecados fueron perdonados mediante el sacrificio de Cristo, pero a los que no creen los conduce con sus pecados a un lugar de tormento (Lucas 16:23), en medio de la amargura y la angustia, donde esperan el juicio del Dios santo. Vale la pena definir desde hoy hacia quĂ© destino me conducirĂ¡ la puerta de la muerte.
Leamos lo que JesĂºs dijo a Marta: “Yo soy la resurrecciĂ³n y la vida; el que cree en mĂ, aunque estĂ© muerto, vivirĂ¡. Y todo aquel que vive y cree en mĂ, no morirĂ¡ eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26). JesĂºs, despuĂ©s de su resurrecciĂ³n, dijo tambiĂ©n al apĂ³stol Juan: “No temas; yo soy el primero y el Ăºltimo; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquĂ que vivo por los siglos de los siglos, amĂ©n. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18). El que tiene la llave de oro no es un Ă¡ngel, sino JesĂºs mi Salvador. ¿Es tambiĂ©n su Salvador?
Al mirar un cuadro que representa a la muerte en forma de esqueleto sosteniendo una guadaña en la mano, un creyente hizo el siguiente comentario: «Yo hubiese pintado a la muerte en forma de Ă¡ngel con una llave de oro en la mano». ¡QuĂ© diferencia! La muerte es la consecuencia del pecado (Romanos 6:23) y el juicio contra el desobediente (GĂ©nesis 2:17). Nos llegarĂ¡ a todos, porque todos pecamos. Sin embargo la muerte, fin de nuestra vida terrenal, conduce a dos destinos completamente opuestos e incomunicados.
La muerte introduce en el paraĂso a aquellos cuyos pecados fueron perdonados mediante el sacrificio de Cristo, pero a los que no creen los conduce con sus pecados a un lugar de tormento (Lucas 16:23), en medio de la amargura y la angustia, donde esperan el juicio del Dios santo. Vale la pena definir desde hoy hacia quĂ© destino me conducirĂ¡ la puerta de la muerte.
Leamos lo que JesĂºs dijo a Marta: “Yo soy la resurrecciĂ³n y la vida; el que cree en mĂ, aunque estĂ© muerto, vivirĂ¡. Y todo aquel que vive y cree en mĂ, no morirĂ¡ eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26). JesĂºs, despuĂ©s de su resurrecciĂ³n, dijo tambiĂ©n al apĂ³stol Juan: “No temas; yo soy el primero y el Ăºltimo; y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquĂ que vivo por los siglos de los siglos, amĂ©n. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apocalipsis 1:17-18). El que tiene la llave de oro no es un Ă¡ngel, sino JesĂºs mi Salvador. ¿Es tambiĂ©n su Salvador?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario