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A la morada eterna Yiye Ávila

El reconocido  evangelizador José Joaquín Ávila Portalatín, mejor conocido como Yiye Ávila, murió ayer en su hogar  a los 87 años.
Ávila Portalatín, quien estuvo delicado de salud, dedicó más  de 50 años de su vida  a la predicación y  la expansión del Evangelio. Su labor cristiana   trascendió fuera de Puerto Rico, tocando almas en    tres continentes a través de la radio,  cruzadas internacionales y  su red televisiva La Cadena del Milagro.

 El evangelizador nació  en Camuy el 12 de septiembre de 1925. Antes de dedicarse  al evangelio y fundar el Ministerio Cristo Viene,  trabajó por 23 años como profesor de química y biología en la escuela superior José Julián Acosta  en su pueblo natal.  “Era reconocido  por ser un gran maestro y un hombre  que  tenía una conexión con Dios genuina”, manifestó uno de sus exalumnos, el    expresidente de la Federación local de Atletismo, Luis Rivera.
Rivera recordó que un día del año 1964 Ávila Portalatín culminó la clase de Biología y se fue a su casa a orar. Regresó  a la escuela hablando en otra  lengua. “Aquel comportamiento era raro para algunos, pero nosotros sabíamos que  era su conexión con Dios”, dijo.
 Ávila Portalatín no  solo se destacó  en el magisterio. También brilló en el mundo deportivo como fisiculturista y pelotero, tanto así que obtuvo  el título Mr. Puerto Rico en 1952 y el de Mr. Norteamérica en 1954. Además, dejó  su huella   en la  clase A y AA con el equipo Camuy  Arena, donde  fue el tercer bate y    jugó   tercera base y    guardabosque.

 Una  artritis reumática crónica detuvo su carrera deportiva. En la década de 1960 fundó su ministerio, que   extendió a República Dominicana, Estados Unidos y  Centroamérica. Su discurso se  caracterizó por proclamar  la venida de Jesús.
No estuvo exento de dolor, pues sufrió la muerte violenta de dos  de sus tres   hijas. Pero ni el dolor ni la enfermedad  lo alejaron de su misión, que lo llevó a ser  autor de 20 libros y proclamar al mensaje a través de la Cadena del Milagro, que transmite vía satélite  a sobre 90 países.
Por su admirable trayectoria, el año pasado el Senado  bautizó uno de sus salones de conferencias con su nombre. “Su legado dejó miles de vidas convertidas al Señor y organizaciones eclesiásticas agradecidas”, manifestó el reverendo William Hernández. Fuente El Nuedo Dia de Puerte Rico

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