Cielo o Infierno? Durante cuarenta días Dios
le dio a Mary Kathryn Baxter Visones del infierno y la comisiono para que se
las contase a todos a fin de que escojan la vida. He aquí un recuento de
ese lugar y de los seres que lo poblan vistos en contraste con las glorias del
cielo. Se trata de algo que nos recuerda la necesidad que todos tenemos
del milagro de la salvación.
Acerca del Autor Mary Kathryn Baxter.
Kathryn Baxter nació en
Chattanooga, Tennessee. Ella fue criada en La casa de Dios. Desde muy joven su
madre le enseñó acerca de Jesús y su salvación. Kathryn nació de nuevo a la
edad de diecinueve años. Después de servirle al Señor por varios años, se alejó
de sus caminos por un tiempo. El Espíritu del Señor no la soltó y ella regresó
entregándole su vida al Señor nuevamente. Ella todavía le sirve fielmente. A
mediados de los años
sesenta, Kathryn se mudó con su familia a Detroit,
Michigan, donde vivió por un tiempo. Después, se mudó para Belleville, Michigan,
donde comenzó a tener visiónes de Dios. Durante sus años en Michigan, estuvo
bajo el liderazgo de los ancianos dentro de la familia de Dios permaneciendo
fiel en todo. Los ministros, líderes y santos del Señor hablan con respeto
sobre su minsiterio. El movimiento del Espíritu Santo es enfatizado en todos
sus servicios y han ocurrido muchos milagros en ellos. Las demostraciones de
los dones del Espíritu se han manifestado en sus servicios, mientras el
Espíritu de Dios la dirije. Kathryn ama al Señor con todo su corazón, mente,
alma y fuerzas y su deseo primordial es el de alcanzar almas para Cristo. Ella
esta casada con Bill Baxter desde hace más de 24 años. Ellos tienen cuatro
hijos y seis nietos quienes la respaldan en el ministerio. Ella es una verdadera
doncella dedicada al Señor. Su llamado es especificamente en el área de sueños,
visiónes y revelaciones. En 1983 ella fue ordenada como una ministra en la
Iglesia de Dios del evangelio completo en Taylor, Michigan. Ella opera
actualmente bajo la autoridad de La Iglesia de Dios Nacional en Washington,
D.C. En 1976, mientras vivía en Belleville, Jesús se le apareció en forma
humana, en sueños, visiónes y revelaciones. Desde ese tiempo ella ha recibido
muchas visitaciones del Señor. Durante esas visitas El le ha enseñado la
profundidad, los grados, niveles y tormentos de las almas perdidas en el
infierno. Ella también ha recibido visiónes del cielo, el período de la gran
tribulación y el fin de los tiempos.
Durante un período de su
vida Jesús se le apareció por cuarenta noches consecutivas. El le dijo que este
mensaje es para todo el mundo. Se está planeando realizar una película en el
futuro.
Yo reconozco que sin el
poder sobrenatural del Señor Jesucristo, no se hubiera podido escribir este
libro ni ningún otro que trate acerca de lo que ocurre después de la muerte.
Jesús tiene la llave del infierno y ha pagado el precio para que nosotros
podamos entrar en el cielo.
Descubrí que el escribir
este libro ha sido una experiencia larga, solitaria, y exigente. Es más, se ha
esperado varios años antes de que este libro sea revelado. Las revelaciones del
Señor me llegaron en 1976. Se tardó ocho meses en ponerlo en papel. La
escritura del manuscrito duró varios años y el colocar las referencias bíblicas
paso a paso, demoró otro año. El terminar el libro tomó la mejor parte del
invierno de 1982 y 1983. Además, Jesús me llevo al infierno por un período de
30 días, seguidos de 10 días de visita al cielo.
Ahora puedo ver que el
Señor me estaba preparando para escribir este libro, pues desde niña tenía
sueños acerca de Dios. Después que nací de nuevo, empecé ha sentir un amor muy
grande por los perdidos y solo deseo ver que las almas se salven. Cuando el
Señor se me apareció en el año 1976 me dijo que había sido designada para una
tarea especial. El me dijo, “Mi hija me manifestaré en ti para sacar personas
de las tinieblas hacia la luz. Porque el Señor Dios te ha escogido con un
propósito, para escribir y registrar las cosas que te enseñaré y te contaré.
Te voy a enseñar la
realidad del infierno, para que muchos sean salvos, muchos se arrepentirán de
sus malos caminos antes que sea muy tarde. Tu alma será sacada de tu cuerpo,
por mi, el Señor Jesucristo y transportada al infierno y otros lugares que yo quiero
que veas. Yo también te enseñaré visiónes del cielo y otros lugares y te dare
muchas revelaciones.”
Mary Kathryn Baxter
Prólogo
Marcus Bach ha declarado
que los libros muchas veces son comos “hijos de La mente,” y eso es correcto.
No es como los hijos de nuestra carne y sangre, sino, que estos niños
creativos, nacidos por una decisión o casualidad, están destinados a tener su
propia vida. Sus experiencias en el mundo se comparan favorablemente a
cualquier otro de un ofrecimiento original. Todas las emociones humanas son de
ellos. Y existe el temor de que algún día sean guardados en el estante y sean
olvidados para siempre.
No así este libro, el cual
creo que el Espíritu Santo ha dejado nacer para todo tiempo y para la
eternidad. Las experiencias y el mensaje son de suma importancia para el cuerpo
de Cristo. Yo creo que la unción de Dios descansará sobre este libro y
ministrará a cada persona que lo lea.
Como pastor de la Hermana
Mary Kathryn Baxter, respaldo completamente este libro así como su ministerio y
oro a Dios para que bendiga este libro y lo distrubuya a fin de que millares de
personas lleguen a conocer a Jesucristo como su Señor y Salvador.
Dr. T. L. Lowery
National Church of God
Pastor
En marzo de 1976 mientras
oraba en mi hogar, tuve una visita del Señor Jesucristo. Había estado orando en
el Espíritu por varios días cuando de pronto sentí la presencia real y
verdadera de Dios. Su poder y gloria llenó la casa y una luz brillante iluminó
el cuarto donde estaba orando y un sentimiento agradable y maravilloso vino
sobre mi.
Habían luces que fluían en
ondas, rodando y doblándose sobre y fuera de si. Era una vista espectacular!
Luego la voz del Señor me comenzó a hablar. El me dijo, “Soy Jesucristo, tu
Señor, y quiero darte una revelación con el fin de preparar a los santos para
mi venida y para restaurarlos a mi justicia. Los poderes de las tinieblas son
reales y mi juicio es verdadero.
Hija mía, te llevaré al
infierno por mi Espíritu y te enseñaré muchas cosas que quiero que el mundo
conozca. Yo me manifestaré muchas veces a quí, sacaré tu Espíritu de tu cuerpo,
y te llevaré directamente al infierno.
Yo quiero que escribas un
libro y relates las visiónes y todas las cosas que te revelaré. Tu y yo juntos
caminaremos por el infierno. Haz un registro de estas cosas que fueron, son y
están por venir. Mis palabras son verdaderas, fieles y de confianza. Yo soy el
que soy, y no hay otro después de mi.”
“Querido Señor,” le grité,
“ qué quieres que yo haga?” Todo mi ser quería gritarle a Jesús, para reconocer
su presencia. La mejor manera de describir lo que me pasó, fue como que su amor
vino sobre mí. El amor que sentí fue el amor más hermoso, sereno, lleno de gozo
y un poder que jamás había experimentado.
Comencé a alabar a Dios. De
momento, quería darle toda mi vida para que El la usara, para así ayudar a
salvar a la gente de sus pecados. Sabía, por medio de su Espíritu, que el que
estaba conmigo en mi cuarto era realmente Jesús el Hijo de Dios. No puedo
encontrar palabras para expresar su presencia divina. Pero yo se, y estoy
segura que era el Señor.
“He aqui, Hija mia,” dijo
Jesús, “te voy a llevar al infierno por mi Espíritu para que puedas hacer un
registro de su realidad; para que digas a toda la tierra que el infierno es
real y para que traigas a los perdidos de las tinieblas a la luz del evangelio
de Jesucristo.”
Instantáneamente, mi alma
fue tomada de mi cuerpo. Jesús y yo ascendimos fuera de mi cuarto hacia el
cielo. Yo me daba cuenta de todo lo que estaba aconteciendo a mi alrededor.
Miré hacia abajo y vi a mi esposo y a mis niños dormidos en nuestro hogar.
Era como que había muerto y
mi cuerpo había quedado en la cama mientras que mi espíritu iba con Jesús hacia
arriba a través del techo de la casa. Parecía como que todo el techo había sido
enrollado hacia atrás y yo podía ver a mi familia dormida en sus camas. Sentí
el toque de Jesús mientras decía, “No temas; ellos estarán seguros.” El conocía
mis pensamientos.
Hasta donde mis habilidades
me permitan, trataré de contarles paso a paso lo que ví y sentí. Algunas de las
cosas no las entendí, pero el Señor Jesús me dijo el significado de La mayoría
de ellas, mientras que otras no me fueron reveladas.
Yo estaba conciente de lo
que sucedía en aquel entonces, y ahora estoy convencida de que estas cosas
verdaderamente ocurrieron y que solamente Dios me las pudo haber enseñado.
Alabado sea su santo nombre. Pueblo, créanme, el infierno es real. Yo fuí
conducida alli por el Espíritu, muchas veces aún durante la preparación de este
reporte.
Pronto estábamos alto en
los cielos. Me dí vuelta y miré a Jesús. El estaba lleno de gloria y poder, y
una gran paz emanaba de El. El tomó mi mano y dijo:” “Yo te amo; no temas,
porque yo estoy contigo.”
Luego, comenzamos a subir
aún más alto dentro del cielo,y ahora podía ver la tierra desde arriba.
Saliendo de la tierra habían embudos esparcidos en muchos lugares girando en
vueltas hasta un punto central y regresando otra vez. Estos se movían en las alturas
de la tierra y se veían como un tipo de resorte de hierro sucio y gigantesco
que se movía constantemente. Estos subían de todas las partes de la tierra.
“Qué son son éstos?” le pregunté a mi Señor Jesús al acercarnos a uno de ellos.
“Estas son las entradas al infierno,” me contestó. “Nosotros entraremos al
infierno por uno de ellos.”
Inmediatamente, entramos en
uno de los embudos. Por dentro, se parecía a un túnel, girando alrededor y
regresando otra vez como un trompo.
Una profunda oscuridad
descendió sobre nosotros y con la oscuridad vino un olor tan terrible que me
dejó sin aliento. A los lados de este túnel habían formas vivientes de un color
gris oscuro incrustadas en las paredes, las formas se movieron y nos gritaron
mientras pasábamos. Yo sabía que eran malignas sin que nadie me lo dijera.
Estas formas se podían
mover pero se quedaban pegadas en las paredes al mismo tiempo que un un olor
terrible emanaba de ellas, mientras que nos gritaban en forma terrible. Yo
sentí una fuerza maligna invisible dentro de los túneles.
Alguna veces en la
oscuridad se podían reconocer estas formas que en la mayoría eran cubiertas por
una neblina sucia. “Señor, qué son estos?” le pregunté mientras me agarraba
fuerte de la mano de Jesús. El contestó, “Estos son espíritus malignos listos
para ser escupidos sobre la tierra cuando satanás de las ordenes.”
Mientras ingresábamos al
túnel, estas formas malignas se rieron y nos llamaron. Ellos trataron de
tocarnos, pero no pudieron debido al poder de Jesús. El aire estaba putrificado
y sucio y solamente la presencia de Jesús evitó que gritara de tanto horror.
Oh si, yo tenía todos mis
sentidos puestos podía oir, oler, ver, sentir y aún percibir la maldad en este
lugar. Es más, mis sentidos se habían intensificado y el olor sucio casi me
enfermó.
El aire estaba lleno de
gritos al llegar cerca de la base del túnel. Gritos punzantes se oyeron por el
túnel oscuro al acercarse a nosotros. Sonidos de toda clase llenaban el aire.
Yo podía sentir temor, muerte y pecado alrededor mio.
El peor olor que yo jamás
había olido llenaba el aire. Era el olor de carne putrefacta que parecía venir
de toda dirección. Yo jamás había sentido tanto maldad y/o escuchado tales
gritos de desesperación en la tierra. Pronto iba a darme cuenta de que se
trataban de los gritos de los muertos y que el infierno estaba lleno de sus
llantos.
Yo sentí un viento maligno
y una pequeña fuerza de succión delante de nosotros. Unas luces como relampagos
punzantes penetraban en la negra oscuridad y lanzaban sombras grises sobre las
paredes. Yo podía reconocer escasamente la forma de algo delante mío.
Impresionada me eché hacia atrás, cuando me di cuenta que era una culebra larga
que se movía delante de nosotros. Cuando seguí mirando observé que habían
culebras horribles que se deslizaban por todos lados.
Jesús me dijo, “Pronto
entraremos a la pierna izquierda del infierno. Mas adelante vas a ver grande
dolor, tristeza patética, y horror indescriptible. Quédate cerca de mi, y yo te
dare fuerza y protección mientras pasamos por el infierno.”
“Las cosas que estás por
ver son una advertencia” El me dijo. “El libro que vas a escribir va a salvar
muchas almas del infierno. Lo que estás viendo es real. No temas, porque yo
estaré contigo.”
Al fin, el Señor Jesús y yo
estábamos en el fondo del túnel y entramos al infierno. Yo voy a tratar hasta
donde mis habilidades me lleven a contarles lo que ví, y lo contaré en el orden
en que Dios me lo dió.
Delante de mi, hasta donde
podía ver, habían objetos volando, saltando de aquí para allá. En el aire se
sentían sonidos de quejas y gritos dignos de pena. Delante de mi ví una luz
opaca y comenzamos a caminar hacia ella. El camino era seco, seco como polvo.
Pronto llegamos a la entrada de un túne1 pequeño y oscuro. Algunas cosas no las
puedo escribir pues son demasiado horribles para hacerlo. El temor en el
infierno se podía hasta saborear, y yo sabía que si no hubiese andado al lado
de Jesús no hubiera podido salir de allí. Al escribir todo esto no he podido
entender algunas de las cosas que ví, pero el Señor quien conoce todo me ayudó
a entender la mayor parte de lo ocurrido.
Déjeme advertirle para que
no vaya a ese lugar. Es un lugar horrible, de tormentos, dolor cruel y tristeza
eterna. Su alma siempre estará viva. El alma vive para siempre. Es el verdadero
Ud. y su alma ira al cielo o al infierno.
Aquellos que piensan que el
infierno está aqui en la tierra, es verdad, lo está! El infierno se encuentra
en el centro de la tierra, y allí hay almas en tormento día y noche. No hay
fiestas en el infierno. No hay amor. No hay compasión ni descanso. Solamente es
un lugar de increíbles dolores.
Un olor horrible llenaba el
aire. Jesús me dijo: “En la pierna izquierda del infierno hay muchas fosas.
Este túnel lleva a muchas partes del infierno, pero pasaremos un tiempo
primeramente en la pierna izquierda.”
“Las cosas que estás por
ver siempre estarán contigo”. El mundo tiene que saber de la realidad del
infierno. Muchos pecadores, aún mucha gente mia no creen que el el infierno es
real. Yo te he escogido para que le reveles estás verdades a ellos. Todas las
cosas que te voy a enseñar acerca del infierno y todas las otras cosas que te
enseñaré son verdaderas.”
Jesús se me presento en forma de una luz brillante, más
brillante que el sol. La forma de un hombre estaba en el centro de la luz.
Algunas veces vi a Jesús como hombre, pero en otras ocasiones en la forma de un
Espíritu.
El habló otra vez, “Hija,
cuando yo hablo, el Padre ha hablado. El Padre y Yo somos uno. Acuérdate de
amar sobre todas las cosas y a perdonarse los unos a los otros. Ven ahora,
sígueme.” Mientras caminabamos, espíritus malignos huían de la presencia del
Señor Oh Dios, oh Dios yo exclamé, “que viene ahora?” Como ya lo he declarado,
yo tenía todos mis sentidos en el infierno. Todos los que están en el infierno
poseen todos sus sentidos. Los míos estaban trabajando con toda fuerza. Había
temor en cada lado, y peligros inexpresables estaban por doquier. Cada paso que
daba era más horrible que el ya dado. Habían puertas arriba del túnel del
tamaño de pequeñas ventanas, que se abrían y cerraban ligeramente. El aire
estaba lleno de gritos cuando muchas criaturas malignas volaban cerca de
nosotros, y fuera de las puertas del infierno. Pronto estábamos al final del
túnel. Yo estaba temblando de miedo debido al peligro y temor que había a
nuestro alrededor.
Yo estaba tan agradecida
por la protección de Jesús. Yo le doy gracias a Dios por su gran poder para
protegernos — aún en las fosas del infierno. Pero aún con ese escudo de
protección, yo continuaba pensando, no mi voluntad, Padre, sino la tuya sea
hecha. Yo mire mi cuerpo y por primera vez me di cuenta que estaba en forma de
espíritu, y mi forma era como yo era. Yo pensaba sobre lo que vendría después.
Jesús y yo nos salimos del
túnel a un camino con pedazos anchos de tierra en cada lado. Habían fosas de fuegos
en todos los lugares hasta donde podía llegar la vista. Las fosas eran de
cuatro pies de ancho y tres pies de hondo y tenían la forma de un tazón. Jesús
dijo, “Hay muchas fosas como estas en la pierna izquierda del infierno. Ven, yo
te enseñaré algunas de ellas.”
Yo me paré al lado de Jesús
en el camino y miré dentro de una de las fosas. Había azufre enterrado en sus
lados y brillaban como carbones calientes de fuego. En el centro de la fosa
estaba un alma perdida que había muerto y llegado al infierno. Desde el fondo
de la fosa comenzaba el fuego que subía y arropaba el alma perdida con llamas
ardientes. En un momento el fuego se apagaba y se volvía a encender y después
con un sonido fuerte pasaba otra vez sobre el alma atormentada en la fosa.
Yo miré y vi esta alma
perdida en la fosa, enjaulada dentro de una forma de esqueleto. “Mi Señor,”
exclamé por lo que vi, “ la puedes dejar salir?” que terrible era esa escena!
Yo pensé, ésta podría ser yo y le dije, “Señor, que triste es ver y saber que
un alma viviente esta en ese lugar.”
Yo escuché un grito del
centro de la primera fosa. Vi un alma en la forma de un esqueleto, gritando,
“Jesús, ten misericordia.” “ Señor!” yo dije, era la voz de una mujer. Yo la
miré y quería sacarla del fuego. El verla me rompió el corazón.
La forma de esqueleto de
una mujer con un velo de color gris adentro estaba hablando con Jesús. Yo la
escuchaba en estado de choque. De sus huesos colgaban pedazos de carne podridos
y según se quemaba se caía al fondo de la fosa. Donde antes estuvieron
colocados sus ojos, solo habían huecos vacíos y no tenía cabellos.
El fuego comenzó en sus
pies con pequeñas llamas creciendo hasta subir por todo su cuerpo. La mujer
parecía estar quemándose constantemente aún cuando las llamas eran solo brasas.
Desde lo mas adentro de ella salían gritos y ayes de desesperación: “Señor,
Señor, Yo quiero salir de este lugar!”
Ella continuaba tratando de
alcanzar a Jesús. Yo miré a Jesús y había mucha tristeza en su rostro.
Jesús me dijo, “Mi hija, tu
estás aquí conmigo déjale saber al mundo que el pecado resulta en la muerte,
que el infierno es real.”Miré a la mujer otra vez, y gusanos salían de los
huesos de su esqueleto. El fuego no le hacia daño. Jesús dijo, “Ella conoce y
siente esos gusanos por dentro.”
Yo grité “Ten
misericordia!” cuando el fuego alcanzó su altura y se encendía otra vez. La
forma del alma de esta mujer fue estremecida con fuertes gritos y un profundo
sollozo. Ella estaba perdida. No había salida.
“Jesús porqué está ella
aqui?” le pregunté en voz baja, pues tenía mucho miedo. Jesús dijo, “Ven.”
El camino en el cual
estábamos era como un circuito, girando dentro y afuera de estas fosas de fuego
hasta donde podía alcanzar nuestra vista. Los gritos de los muertos vivos,
llenos de quejas y lamentos llegaban a mis oídos desde todas las direcciones.
Nunca había silencio en el infierno. El olor a muerte y carne podrida flotaba
intensamente en el aire.
Llegamos a la próxima fosa.
Dentro de esta fosa que era del mismo tamaño de la anterior, había una forma de
esqueleto. Se escuchaba la voz de un hombre que gritaba desde una cueva,
diciendo, “Señor, ten misericordia de mi.” No podía saber si el alma era un
hombre o una mujer hasta el momento en que hablaban.
Grandes lamentos y sollozos
salían de este hombre. “Jesús, lo siento mucho. Perdóname, sácame de este
lugar. He estado en este lugar de tormento por años. Te lo ruego, sácame de
aqui!” Grandes sollozos estremecian el marco esqueletal mientras rogaba, “ Por
favor, Jesús, sácame de aqui!”
Yo miré a Jesús y pude ver
que El también estaba llorando. El miró hacia arriba y dijo, “Mi Padre, Mi
Padre, ten misericordia!” “Señor Jesús,” el hombre gritó desde la fosa en
fuego, “ No he sufrido lo suficiente por mis pecados? Han pasado cuarenta años
desde mi muerte.”
Jesús dijo, “ escrito está,
el justo por la fe vivirá!” Todos los burladores e incrédulos tendrán su parte
en el lago de fuego. Tu rehusaste creer la verdad. Muchas veces mis gentes te
fueron enviados para enseñarte el camino, pero tu no los querías escuchar. Tu
te reiste de ellos y rehusaste el evangelio. Aunque yo morí por ti en una cruz,
tu te burlaste de mi y no te arrepentistes de tus pecados.
“Mi Padre te dió muchas
oportunidades para ser salvo. Si solamente hubieras escuchado.” Jesús lloró.
“Yo lo se, Señor, lo se,”
grito el hombre. “Pero yo me arrepiento ahora.”
“Ya es muy tarde,” dijo
Jesús. “El juicio ya está determinado.”
El hombre continuó, “Señor,
algunas de mis gentes vienen para este lugar, porque ellos tampoco se quieren
arrepentir. Por favor, Señor, déjame ir a decirles que tienen que arrepentirse
de sus pecados mientras están todavia en la tierra. Yo no quiero que ellos
vengan aqui.”
Jesús dijo, “Ellos tienen
predicadores, maestros, ancianos— todos ministrando el evangelio. Ellos se lo
dirán. Ellos también tienen la ventaja de los modernos sistemas de comunicación
y muchas otras maneras para aprender de mi. Yo les he enviado obreros para que
puedan creer y sean salvos. Si ellos no creyeren cuando escuchen el evangelio,
tampoco serán persuadidos aunque alguien resucite de los muertos.”
Con esto, el hombre se
llenó de mucha ira, y comenzó a maldecir. Palabras malignas y blasfemas
salieron de el. Yo miré con horror mientras las llamas subieron y su carne
muerta y podrida comenzó a quemarse y a caerse. Yo ví su alma dentro de un
cascarón de hombre. Esta parecía un velo gris sucio, y llenaba la parte interna
del esqueleto.
Me volví hacia Jesús y
grite, “ que horrible!”
Jesús dijo, “el infierno es
real; el juicio es real. Mi hija, los amo tanto. Esto es solamente el comienzo
de las cosas espantosas que tengo que enseñarte. Hay mucho más todavía por
venir. Dile al mundo en mi nombre que el infierno es real; que los hombres y
las mujeres tienen que arrepentirse de sus pecados. Ven y sigueme. Tenemos que
seguir adelante.
En La proxima fosa vi a una
mujer de cuerpo pequeño que parecía tener como unos 80 años. No puedo decir
como sabía su edad, pero lo sabía. Su piel era removida de sus huesos por las
contínuas llamas y solamente permanecían los huesos con un alma de un velo gris
sucio adentro. Yo la observaba mientras el fuego la quemaba. De pronto
solamente quedaban los huesos y los gusanos deslizándose por dentro los que el
fuego no los podía quemar.
“Señor, que terrible,” yo
grité, “yo no sé si puedo continuar, pues esto es increiblemente horrible.”
Hasta donde podía llegar mi vista, se veían las almas quemándose en cuevas de
fuego.
“Mi hija, ésta es la razón
por la cual estás aqui,” respondió Jesús. “Tu debes de conocer y contar La
verdad acerca del infierno. Ei cielo es real! El infierno es real! Ven, tenemos
que seguir hacia adelante.”
Miré hacia atrás a la mujer. Sus gritos eran tan tristes.
Mientras yo la miraba, ella juntó sus manos delgadas, como si estuviera orando.
Yo no podía más que llorar. Yo estaba en forma de espíritu, y estaba llorando.
Yo sabía que la gente en el infierno también sentían todas estas cosas.
Jesús conocia mis
pensamientos. “Si, mi hija,” El dijo, “ellos sienten.” “Cuando la gente viene
aquí, tienen los mismos sentimientos y pensamientos como cuando estaban en la
tierra. Ellos se acuerdan de sus familias y amigos y todas las veces que
tuvieron oportunidades de arrepentirse, pero rehusaron hacerlo. La memoria
siempre está con ellos. Si solamente hubieran creído el evangelio y se hubieran
arrepentido antes que fuera demasiado tarde.”
Yo miré a la anciana otra
vez, y esta vez note que solamente tenía una pierna, y parecía que habían
agujeros que habían sido taladrados en los huesos de sus caderas. “ Jesús qué
es esto, le pregunté. El dijo, “Hija, mientras ella estaba en la tierra, tenía
cáncer y estaba en gran dolor. Le hicieron cirugía para salvar su vida. Ella
fue una anciana llena de amargura postrada en una cama por muchos años. Muchas
de mi gente fueron a orarle y a decirle que yo podía sanarle. Ella dijo, “Dios
me hizo esto,” y no quiso arrepentirse y creer en el evangelio. Ella, aún me
conoció a mi, pero al tiempo llegó a odiarme.
“Ella dijo que no
necesitaba a Dios y no quería que yo la sanara. Sin embargo, aunque le rogué,
todavía queriendo ayudarla, sanarla y bendecirla, ella me volvió la espalda y
me maldijo. Ella dijo que no me quería. Mi Espíritu le rogó a ella. Aún después
de haber volteado su espalda contra mi, yo todavía trataba de atraerla por mi
Espíritu, pero ella no quiso escuchar. Al fin murió y llegó aqui.”
La mujer le grito a Jesús,
“Señor Jesús, por favor perdóname ahora. Yo siento no haberme arrepentido
cuando estaba en la tierra.” Ella le gritaba con grandes sollozos a Jesús. “
solamente me hubiera arrepentido antes que fuera muy tarde! Señor, ayúdame a
salir de aqui. Yo te serviré. Yo seré buena. No he sufrido lo suficiente? ,Por
qué esperé hasta que fuera muy tarde? Oh, por qué esperé hasta que tu Espíritu
dejó de tratar conmigo?”
Jesús le dijo a ella, “tu
tuviste oportunidad tras oportunidad para arrepentirte y servirme.” La tristeza
se veía escrita sobre el rostro de Jesús mientras nos alejábamos. Mientras yo
miraba la anciana lloraba, y pregunté, “Señor, qué es lo próximo? ”
Yo sentía temor a mi
alrededor. Por doquier había tristeza, gritos de dolor y una atmósfera de
muerte. Jesús y yo caminamos en dolor y pena hacia la próxima cueva. Solamente
por su fuerza yo podía continuar. A una larga distancia todavía podía escuchar
los gritos de arrepentimiento y ruegos por el perdón de la anciana.Si solamente
hubiera algo que yo pudiera hacer para ayudarla! Yo pensé. Pecadores, por favor
no esperen hasta que el Espíritu de Dios deje tratar con ustedes.
En la próxima fosa estaba
una mujer arrodillada, como si buscara algo. Su forma de esqueleto también
estaba lleno de agujeros. Sus huesos se le salían y su vestido rasgado estaba
en fuego. Su cabeza era calva, y donde antes estuvieron su naríz y sus ojos,
solo habían agujeros. Un pequeño fuego ardía alrededor de sus pies donde estaba
de rodillas, y metía las uñas en las paredes de La cueva de azufre. El fuego se
pegaba a sus manos y la carne muerta caía de ella mientras escarbaba.
Estaba conmovida con
sollozos tremendos. “Oh, Señor, Oh Señor,” ella gritaba, “Quiero salir de
aqui.” Cuando mirábamos, ella finalmente alcanzó la parte de arriba de la fosa
con sus pies. Yo pensé que ella iba a poder salir, cuando de repente un demonio
grande con alas inmensas que parecían estar rotas por arriba y que colgaban de
sus lados, corrió hacia ella. Su color era marrón con negro y tenía cabellos en
todo lo que era su cuerpo. Sus ojos estaban colocados en la parte trasera de su
cabeza y era como del tamaño de un oso. El demonio corrió hacia la mujer y la
empujó fuertemente de espaldas hacia la cueva en el fuego. Yo la miré con
horror mientras caía y sentí mucha pena por ella. Yo quería tomarla en mis
brazos y recibirla para pedirle a Dios que la sanara y la sacara de aquel
lugar.
Jesús leyó mis pensamientos
y dijo, “Mi Hija, el juicio ha sido determinado. Dios ha hablado. Aún cuando
era una niña, la llamé y llamé para que se arrepintiera y me sirviera. Cuando
ella tenía dieciseis años, yo vine a ella y le dije, yo te amo. Dame tu vida,
ven y sígueme, porque te he llamado con un propósito especial. La llamé durante
toda su vida, pero ella no me escuchó, solo dijo, “Un día te serviré. Yo no
tengo tiempo para ti ahora, no tengo tiempo, tengo que gozar la vida. No tengo
tiempo, para servirte, Jesús. Lo hare mañana.” El mañana nunca llegó, pues
esperó demasiado.
La mujer le grito a Jesús,
“Mi alma está verdaderamente en tormento. No hay salida. Yo se que quería el
mundo en vez de ti, Señor. Yo quería riquezas, fama, y fortuna, y lo conseguí.
Yo podía comprar todo lo que deseaba; yo era mi propio jefe. Yo era la más
hermosa y la mujer mejor vestida de mi tiempo. Y tenía riquezas, fama y
fortuna, pero encontré que no me las pude llevar al morir. Oh, Señor, el infierno
es horrible. No tengo descanso ni de dí ni de noche. Estoy siempre en dolor y
tormento. Ayúdame Señor,” gritó ella.
La mujer miró hacia Jesús
con muchos deseos y dijo, “Mi dulce Señor, si solamente te hubiera escuchado!
Me arrepiento por siempre. Yo planeaba servirte algún día cuando estuviera
lista. Yo pensé que tu siempre me estarías esperando, pero que equivocada que
estaba!
Debido a mi belleza, yo era
una de las mujeres más buscada de mi tiempo. Yo sabía que Dios me llamaba a
arrepentirme. Toda mi vida me atraía con cuerdas de amor y pense que yo podía
utilizar a Dios como utilizaba a todos los demás, que El siempre estaría
esperándome. Oh si, yo utilicé a Dios! El trataba tanto para conseguir que yo
le sirviera, y todo el tiempo yo pensé que no lo necesitaba. Oh qué equivocada
estaba! satanás comenzó a utilizarme, y comencé a servir a satanás más y más.
Al final lo amaba más que a Dios. Yo amaba el pecar y no quería volverme hacia
Dios.”
“Satanás utilizó mi belleza
y mi dinero, y todos mis pensamientos estaban puestos en todo el poder que él
me daría. Aún así, Dios continuaba llamándome, pero yo pense, tengo el mañana u
otro día.
Y un día mientras viajaba
en un auto, mi chofer chocó contra una casa, y morí. “Señor por favor dejame
salir”! Mientras hablaba sus manos delgadas y brazos se extendieron hacia Jesús
mientras las llamas continuaban quemándola.
Jesús dijo, “El juicio ha
sido determinado.” Las lágrimas corrían por sus mejillas según nos movíamos a
la otra fosa. Yo lloraba por dentro debido a los horrores del infierno. “Señor
Jesús,” yo grité, “El tormento es muy real. Cuando un alma viene a este lugar,
no hay esperanza, vida, o amor. El infierno es demasiado real.” No hay salida,
yo pensé. Ella tiene que quemarse para siempre en estas llamas.
“El tiempo se está
acabando,” dijo Jesús. “Nosotros regresaremos mañana.”
Amigo, si estás viviendo en
pecado, por favor arrepiéntete. Si habías nacido de nuevo y le diste la espalda
a Dios, arrepiéntete y retorna a El ahora mismo. Vive una vida buena y afírmate
en la verdad. Despierta antes que sea muy tarde y vivirás para siempre con el
Señor en el cielo.
Jesús habló otra vez, “El
infierno tiene un cuerpo (como una forma humana) acostado de espalda en el
centro de la tierra. El infierno está moldeado como un cuerpo humano muy grande
y con muchos cuartos de tormento.”
“Acuérdate de decirle a la
gente de la tierra que el infierno es real. Millones de almas perdidas están
aquí, y cada día llegan más. El Día del gran Juicio, la muerte y el infierno
serán lanzados en el lago de fuego y esa será la segunda muerte.”
Desde la noche anterior
cuando estuve en el infierno no he podido dormir ni comer. Cada día revivo el
infierno. Cuando cerraba mis ojos todo lo que podía ver era el infierno. Mis
oídos no podían dejar de escuchar los gritos de los condenados. Así como un
programa de televisión, yo revivía una y otra vez todas las cosas que había
visto en el infierno. Todas las noches estaba en el infierno, y de día,
trabajaba para encontrar las palabras correctas para explicarle estas cosas tan
terribles al mundo.
Jesús se me apareció otra
vez y me dijo, “Esta noche vamos a entrar en la pierna derecha del infierno, mi
hija. No tengas temor, pues yo te amo y estoy contigo.”
El rostro del Señor estaba
triste, y sus ojos estaban llenos de mucha ternura y un profundo amor. Aunque
los que estaban en el infierno estaban perdidos para siempre, yo sabía que El
todavía los amaba y los seguiría amando por toda la eternidad.
“Mi hija,” el dijo, “Dios,
nuestro Padre, le ha dado a cada uno de nosotros una voluntad para que
escojamos de servirle a El o a satanás. Sabes, Dios no hizo el infierno para su
pueblo. Satanás engaña a muchos para que le sigan, pero el infierno fue hecho
para satanás y sus ángeles. No es mi deseo, ni el deseo de mi Padre, que
alguien perezca.” Lágrimas de compasión corrían por las mejillas de Jesús.
El comenzó a hablarme otra
vez, “Acuérdate de mis palabras, en los días por venir, mientras te enseño el
infierno. Yo tengo todo poder en el cielo y en la tierra. Habrán tiempos cuando
te sentirás como que te he abandonado, pero no es así. En ocasiones seremos
vistos por las fuerzas malignas, y las almas perdidas, mientras que en otras
ocasiones nadie nos vera. No importa a donde vayamos, ten paz y no temas en
seguirme.”
Salimos juntos. Yo lo seguí
de cerca y lloraba. Durante días había estado llorando, y no podía deshacerme
de la presencia del infierno que estaba siempre delante de mi. En mi interior
yo lloraba. Mi espíritu estaba muy triste.
Llegamos a la pierna
derecha del infierno. Mirando hacia adelante, yo ví que estábamos en un camino
seco y quemado. El aire sucio estaba lleno de gritos y un olor a muerte estaba
por doquier. El olor era a veces tan repugnante que me enfermaba el estómago.
Había oscuridad en todos los lugares a excepción de la luz que emanaba del
rostro de Jesucristo y de las fosas de fuego, que se veían en todas partes de
ese lugar hasta donde alcanzaba nuestra vista.
De pronto, delante de
nosotros comenzaron a pasar demonios de toda clase . Algunos diablillos
restrillaban sus dientes al pasar. Espíritu de demonios de todos los tamaños y
formas hablaban entre ellos. Delante de nosotros, un demonio grande le estaba
dando órdenes a demonios pequeños. Nos paramos a escuchar y Jesús dijo, “Aquí
también hay un ejército invisible de fuerzas malignas que no se ven aquí,
demonios tales como espíritus malignos de enfermedad.”
“Anda, le dijo el demonio
grande a los duendes y diablos más pequeños. “Hagan muchas cosas malas, rompan
los hogares y destruyan familias, seduzcan a los cristianos débiles, mal
informen y extravién a todos los que puedan. Ustedes tendrán su recompensa
cuando regresen. Acuérdense, que deben de tener cuidado de aquellos que
genuinamente han aceptado a Jesús como su Salvador. Ellos tienen el poder para
expulsarlos. Vayan por toda La tierra. Yo tengo muchos más de ustedes alli y
tengo otros más por enviar. Acuérdense, somos sirvientes del príncipe de las
tinieblas y de los poderes de los aires.”
Entonces, las formas
malignas comenzaron a volar hacia arriba y a salir del infierno. Puertas, en la
parte alta de la pierna derecha del infierno se abrían y se cerraban
rápidamente para dejarlos salir. Otros subieron y salieron del túnel en forma
de embudo por el cual habíamos bajado.
Voy a tratar de
describirles la apariencia de estos seres malignos. El que estaba hablando era
muy grande, del tamaño de un oso, de color marrón, con la cabeza como un
murciélago y sus ojos estaban colocados bien adentro de su rostro belludo. De
sus costados colgaban unos brazos belludos y de los cabellos de su cara salían
colmillos.
Otro era pequeño como un
mono, con brazos bien largos y cabellos sobre todo su cuerpo. Su cara era
pequeña y tenía una nariz puntiaguda. No pude ver los ojos en ninguna parte de
su ser.
Otra tenía una cabeza
grande con orejas largas y un rabo largo, mientras que otro era grande como un
caballo y tenía una piel suave. La visión de estos demonios y espíritus malos
así como el olor terrible que salía de ellos, me enfermó del estómago. Donde
quiera que veía habían demonios y diablos. El mas grande de ellos, según me
conto Jesús, estaba recibiendo órdenes directamente de satanás.
Jesús y yo caminamos por el
camino hasta que llegamos a otra fosa. Gritos de dolor, sonidos de dolores
inolvidables, se escuchaban por doquier. Mi Señor, qué viene después? yo pensé.
Caminamos y pasamos
directamente delante de algunos de los seres malignos (parecían que no nos
veían) y nos paramos delante de otra fosa de fuego y azufre. En esta otra fosa
había un hombre con un cuerpo grande. Lo escuché predicando el evangelio. Yo
miré a Jesús espantada esperando que me diera una respuesta, pues El siempre
conocia mis pensamientos. El me dijo, “Cuando este hombre estaba en la tierra,
era un predicador del evangelio. En un tiempo habló la verdad y me sirvió.” Yo
me preguntaba por qué razón este hombre estaba en el infierno. El era como de
seis pies de alto y su esqueleto era de un color gris y sucio como una piedra
sepulcral y partes de sus ropas todavía colgaban de él.
Yo me preguntaba porque las
llamas habían dejado estas ropas rotas y andrajosas y no las había quemado. Su
carne en fuego colgaba de él y su cráneo también estaba en fuego. Un olor
terrible emanaba de él. Vi como el hombre extendía sus manos como si estuviera
cargando un libro y comenzaba a leer escrituras de un libro simulado. Otra vez,
me acordé de lo que dijo Jesús:
“Tu tienes todos tus
sentidos en el infierno, y son más efectivos aquí.”
El hombre leía escritura
tras escritura, y yo pensé que eso era bueno. Jesús le dijo, con grande amor en
su voz, “Paz, estad quieto.” Inmediatamente, el hombre dejó de hablar y se
volvió lentamente para mirar a Jesús.
Yo vi el alma del hombre
dentro de su esqueleto. El le dijo al Señor, “Señor, ahora le voy a predicar la
verdad a toda la gente. Ahora, Señor, estoy listo para ir y contarle a otros de
este lugar. Yo se que cuando estaba en la tierra yo no creí que había un
infierno, ni tampoco que tu venías otra vez. Esto era lo que la gente quería
escuchar y yo comprometí la verdad con la gente de mi iglesia. Yo se que no me
gustaba nadie que fuese de diferente raza, o color de piel y causé que muchos
se apartaran de ti. Yo hice mis propias reglas sobre el cielo y sobre el bien y
el mal. Yo se que dirigí a muchos hacia el mal y causé que muchos cayeran y se
apartaran de tu Santa Palabra, y tomé dinero de los pobres. Pero, Señor, déjame
salir, y haré lo correcto. No tomaré más dinero de La iglesia. Yo ya estoy
arrepentido. Yo amo La gente de todas las razas y colores.”
Jesús dijo: “No solamente
distorsionaste y malinterpretaste la Santa Palabra de Dios, sinó que mentiste
al decir que no conocias la verdad. Los placeres de la vida fueron mas
importantes para ti que la verdad. Yo mismo te visité y traté de conseguir que
regresarás, pero tu no me escuchaste. Te fuiste por tu propio camino y la
maldad era tu Señor. Tu conocias la verdad, pero no te arrepentías, ni
regresabas a mi. Yo estaba presente todo el tiempo y te esperé. Yo quería que
tu te arrepintieras, pero no lo hiciste. Y ya el juicio ha sido dado.”
Había pena en el rostro de
Jesús. Yo sabía que si el hombre hubiera escuchado el llamado del Señor, él no
estaría aquí ahora. Oh, pueblo, por favor escuchen.
Jesús le habló al
descarriado otra vez: “Tu debiste haber dicho la verdad y así hubieras guiado a
muchos hacia la justicia con la Palabra de Dios, que enseña que todos los incrédulos
tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre.
Tu conocías el camino de la
cruz. Tu conocías el camino de la justicia. Tu sabías que tenías que predicar
la verdad. Pero satanás llenó tu corazón de mentiras, preferiste el pecado.
Debiste haberte arrepentido con sinceridad y no a medias. Mi Palabra es
verdadera. Esta no miente, y ahora es muy tarde, muy tarde.”
Este hombre amenazó a Jesús
con sus puños y lo maldijo, pero aún así Jesús exclamo: “Mi Padre, ten
misericordia.”
Con mucha tristeza, Jesús y
yo caminamos hacia la próxima fosa. El predicador descarriado todavía seguía
maldiciendo a Jesús en su íra. Mientras caminábamos por las fosas de fuego, las
manos de los perdidos se extendían para tocar a Jesús, y le rogaban a gritos
que tuviera misericordia. Sus manos y brazos de huesos estaban grises y negros
del fuego— no había carne viva o sangre, u órganos, solamente la muerte. Yo
lloraba por dentro, “Oh tierra, arrepiéntete. Si no lo haces vendrás a este
lugar. Detente, antes de que sea muy tarde.
Nos paramos en otra fosa.
Sentía tanta pena y tristeza por todos ellos que estaba físicamente débil y
casi no me podía parar. Tanto llanto me conmovió y dije “Jesús, me duele tanto
en mi interior.”
Desde la fosa una mujer le
habló a Jesús. Ella estaba parada en el centro de las llamas, y éstas cubrían
todo su cuerpo. Sus huesos estaban llenos de gusanos y carne muerta. Mientras
las llamas se prendían a su alrededor, levantó sus manos hacia Jesús, gritando,
“Sácarne de aqui. Yo te doy mi corazón ahora, Jesús, ahora le contaré a otros
de tu perdón. Yo testificaré de ti. Te ruego, por favor déjame salir.”
Jesús dijo, “Mi palabra es
verdad, y ésta declara que todos tienen que arrepentirse y dejar sus pecados, y
pedirme que entre en sus vidas, si quieren escapar de este lugar. Por medio de
mi sangre hay perdón de pecados. Yo soy fiel y justo y perdonaré a todos los
que vienen a mi. Yo no los echaré fuera.”
El dio la vuelta, miró a la
mujer y dijo, “Si tu me hubieras escuchado y hubieras venido a mí arrepentida,
yo te hubiera perdonado.”
La mujer preguntó, “Señor,
no hay manera de salir de aquí?”
Jesús habló bien
suavemente. “Mujer,” le dijo, “Se te dieron muchas oportunidades para
arrepentirte, pero tu endureciste tu corazón y no lo hiciste. Y tu sabes que mi
palabra dice que “todos los adúlteros tendrán su parte en el lago de fuego.”
Jesús se dirigió a mi y
dijo, “Esta mujer tuvo muchas relaciones pecaminosas con muchos hombres, y
causó que muchos hogares se desbaratáran. Sín embargo, a pesar de todo eso,
todavía la amo. Yo la busqué no para condenarla, sino para salvarla. Yo le
envié muchos de mis siervos para que se arrepintiera de sus malos caminos, pero
no quiso. Cuando era una mujer joven la llamé, pero ella continuó haciendo el
mal. Ella hizo muchas cosas malas, sin embargo, yo la hubiera perdonado si
hubiera venido a mi. Satanás entró en ella, y creció en amargura, y no quiso
perdonar a otros.
Ella iba a la iglesia
solamente a buscar hombres, y los seducía. Si solamente hubiera venido a mi,
sus pecados hubieran sido lavados por mi sangre. Parte de ella me quería
servir, pero no podemos servir a Dios y a satanás a la misma vez. Cada persona
tiene que escoger a quien va a servir.”
“Señor,” yo grité, “dame fuerzas
para seguir.” Yo estaba temblando desde mi cabeza hasta los pies debido a los
horrores del infierno.
Jesús me dijo: “Paz, estad
quieta.”
“Ayudame, Señor.” grite.
“Satanás no quiere que nosotros sepamos la verdad del infierno. En mis sueños
mas atrevidos jamás pensé que el infierno fuera así. Querido Jesús, cuándo
terminará esto?
“Mi hija,” respondió Jesús,
“solamente el Padre sabe cuando vendrá el fin.” Después me habló otra vez y me
dijo, “Paz, estad quieta.” Una gran fortaleza vino sobre mi.
Jesús y yo caminamos por
las fosas. Yo quería jalar del fuego a cada persona que pasaba y traerlos
ligeramente a los pies de Jesús. Lloré mucho por dentro. Pensé dentro de mi, yo
no quiero que mis hijos vengan jamás a este lugar.
Al fin, Jesús se dirigió a
mi y dijo calladamente, “Mi hija, iremos ahora a tu hogar. Mañana por la noche
regresaremos a esta parte del infierno.”
De regreso a mi hogar,
lloré y lloré. Durante el día reviví el infierno y los horrores de todas las
gentes que se encuentran allí.
Durante el día le conte a
todos acerca de lo que ví en el infierno. Yo les dije que el dolor del infierno
es increíble.
A los que están leyendo
este libro, por favor, yo les ruego, arrepiéntanse de sus pecados, clamen a
Jesús y pidanle que les salve, clamen a El hoy. No esperen hasta mañana. El
mañana quizas no llegue. El tiempo se termina ligeramente. Caigan de rodillas y
sean limpios de sus pecados. Sean buenos los unos con los otros. Por el bien de
Jesús, sean bondadosos y perdónense los unos a los otros. Si está enojado con
álguien, perdónenlo. No vale la pena ir al infierno por un enojo. Perdonen como
Jesucristo nos perdona de nuestros pecados. Jesús es poderoso para sostenernos
si es que tenemos un corazón arrepentido y dejamos que su sangre nos limpie de
todo pecado. Amen a sus hijos y a su prójimo como así mismo.
El Señor de la iglesia
dice, “arrepiéntanse y sean salvos.”
La proxima noche, Jesús y
yo, regresamos a la pierna derecha del infierno. Vi, como antes, el amor que
Jesús tenía por las almas que estaban perdidas en el infierno. Y senti su amor
por mí y por todos los que viven en 1a tierra.
“Hija,” me dijo, “No es la
voluntad de Dios qu nadie perezca. Satanás engaña a muchos y ellos le siguen.
Pero Dios es perdonador. El es un Dios de amor. Si estos hubieran venido
verdaderamente al Padre y se hubieran arrepentido, El los hubiera perdonado.”
Una gran ternura cubría el rostro de Jesús mientras El decia, “Mi Padre, ten
misericordia.”
Otra vez pasamos por las
fosas en fuego y pasamos por medio de mucha gente como las que describí
anteriormente. Mi Señor, mi Señor, que horror es esto yo pensé. Caminamos y
caminamos pasando por muchas almas quemándose en el infierno.
Durante todo el camino se
extenían manos ardientes hacia Jesús. Donde antes hubo carne, ahor solo habían
huesos y una masa gris con carne quemándose y pudriéndose y colgando en
pedazos. Dentro del marco de la forma de su esqueleto había un alma como vapor de
un color gris y sucio dentro de un esqueleto seco para siempre. Yo podía
sentir, por sus gritos, que ellos percibían el fuego, los gusanos, el dolor, y
la falta de esperanza. Sus gritos llenaban mi alma con un dolor tan grande que
no puedo describirlo.
Si solamente ellos hubiera
escuchado, yo pensé, no estarían en este lugar. Yo sabía que los que estaban
perdidos en el infierno tenían todos sus sentidos. Ellos se acuerdan de todo lo
que se les dijo y sabían que no había manera de escapar de las llamas y que
estaban perdidos para siempre.
Sin embargo, aunque sin
esperanza, todavía le pedían a Jesús misericordia.
Nos paramos en la proxima
fosa. Era exactamente como todas las demás y adentro estaba la forma de una
mujer (lo supe por la voz). Ella gritó tras Jesús para ser librada de las
llamas.
Jesús miró a la mujer con
amor y dijo, “cuando estabas en la tierra, te llamé y te llamé para que
vinieras a mi. Yo te rogué que arreglaras tu corazón conmigo antes que fuera
muy tarde. Muchas veces te visite a media noche para hablarte de mi amor. Yo te
busque, te amé y te traje hacia mi por mi Espíritu.
‘Si Señor,’ dijiste, ‘yo te
seguiré,’ con tus labios dijiste que me amabas, pero tu corazón no lo decia. Yo
sabía donde estaba tu corazón. Yo muchas veces te envié mis mensajeros para que
te dijeran que te arrepintieras de tus pecados y vinieras a mi, pero no
quisiste escucharme. Yo quería usarte para que le ministraras a otros, para
ayudar a otros a encontrarme. Pero tu querías más al mundo que a mi. Yo te
llamé, pero tu no me escuchaste, ni tampoco quisiste arrepentirte de tus
pecados.”
La mujer le dijo a Jesús,
“tu te acuerdas Señor, como yo fui a la iglesia y era una mujer buena. Yo me
uní a la iglesia. Yo fui miembro de tu iglesia. Yo sabia que tu llamamiento
estaba sobre mi vida. Yo sabia que tenía que obedecer a ese llamado a cualquier
costo, y asi lo hice.”
Jesús dijo, “Mujer, estás
llena de mentiras y pecados. Yo te llamé, pero tu no me escuchaste! Es verdad,
fuiste miembro de una iglesia, pero ser miembro de una iglesia no te lleva al
cielo. Tus pecados eran muchos y no te arrepentiste. Tu causaste que otros
tropezaran con mi palabra. Ya no perdonabas a los que te herían. Tu pretendías
amarme y servirme cuando estabas con los cristianos, pero cuando estabas lejos
de los cristianos tu mentiste, engañaste y robaste. Tu te entregaste a
espíritus de seducción y gozabas de tu doble vida. Tu conocias el camino recto
y angosto.”
Jesús dijo, “También tenías
una doble lengua. Hablabas de tus hermanos y hermanos en Cristo. Tu los
juzgabas y creías que eras mejor que ellos, cuando en tu corazón había un gran
pecado. Esto yo lo se, tu no escuchaste mi dulce Espíritu de compasión. Tu
juzgabas lo externo de una persona sin tener en cuenta que muchos eran hijos de
la fe. Tu eras bien dura.
Si, decías que me amabas
con tus labios, pero tu corazón estaba lejos de mi. Tu conocias las cosas de
Dios y las comprendías. Tu jugaste con Dios, pero Dios todo to sabe. Si tu
hubieras servido a Dios con sinceridad, no estuvieras hoy en este lugar. No
puedes servir a satanás y a Dios a la misma vez.”
Jesús se dio vuelta hacia a
mi y dijo, “muchos en los días postreros se apartaran de la fe, escuchando
espíritus de mentiras y servirán al pecado. Salid de en medio de ellos,
apartense de esos caminos y no caminen sus caminos.”Cuando nos alejamos, la
mujer comenzó a maldecir a Jesús. Ella dió gritos de ira. Nosotros seguimos
caminando. Mi cuerpo estaba muy débil.
En La próxima fosa estaba
la forma de otro esqueleto. Yo sentía el olor de la muerte, aún antes de llegar
allí. Este esqueleto se parecía a los demás.
Yo deseaba saber lo que
esta alma había hecho para estar perdida y sin esperanza y sin futuro, y estar
por la eternidad en este terrible lugar. El infierno es eterno. Mientras
escuchaba los llantos de las almas en tormentos, yo también lloré.
Yo escuchaba mientras una
mujer le hablaba a Jesús desde las llamas de la fosa. Esta estaba mencionando
la Palabra de Dios. Yo pregunte, “Querido Señor, qué hace ella aquí?”
“Escucha,” dijo Jesús. La mujer dijo, “Jesús es el camino, la verdad y la vida.
Nadie puede venir a Cristo sino es por medio de El. Jesús es la luz del mundo.
Ven a Jesús, y El te salvará.” Cuando ella habló muchas de las almas perdidas a
su alrededor la escuchaban. Algunos le hablaban mal y la maldecian. Otros le
pidieron que cesara y otros decían, “ verdad que hay esperanza? o “Jesús,
ayúdanos.” El aire estaba lleno de muchos llantos de dolor.
Yo no entendía lo que
estaba pasando. Yo no sabía porque la mujer estaba predicando el evangelio
aquí. El Señor conocia mis pensamientos y me dijo: “Hija, yo llamé a esta mujer
a la edad de treinta años para predicar mi palabra y ser un testigo del
evangelio. Yo Ilamo a diferentes personas a trabajar en mi cuerpo con
diferentes propósitos. Pero si una mujer, muchacho o muchacha no quiere mi
Espíritu, yo me alejo.”
“Si, ella respondió a mi
llamado por muchos años, y creció en el conocimiento del Señor. Ella conocia mi
voz e hizo muchas cosas buenas para mi. Ella estudió la Palabra de Dios. Ella
oraba con frecuencia, y muchas de sus oraciones fueron contestadas. Ella le
enseñó a mucha gente el camino de la santidad. Ella fue fiel en su hogar.” “Los
años pasaron hasta que un dia averiguó que su esposo le estaba siendo infiel
con otra mujer. Y aunque él le pidió perdón, ella se endureció y no quiso
perdonarlo y tampoco salvar su matrimonio. Es verdad, su esposo estaba mal y
había cometido un gran pecado.”
“Pero esta mujer conocia mi
palabra. Ella sabía que tenía que perdonar y que con cada tentación hay un
camino de escape. Su esposo le pidió que lo perdonara. Ella rehusó a hacerlo.
El resultado fue que su ira sembró raíces. La rabia creció dentro de ella. Ella
no quiso entregarme su ira. Ella cada día se volvió mas amargada y dijo en su
corazón, yo aqui estoy sirviéndole a Dios totalmente, y mi esposo está saliendo
con otra mujer! Tu crees que eso está bien? Ella me dijo.”
“Yo le dije, ‘No, no está
correcto. Pero el vino a ti y se arrepintió y te dijo que jamás lo volverla a
hacer’.” “Yo le dije, ‘hija, mírate por dentro, y ve que tu misma has causado
esto’.”
“No, yo no, Señor, ‘dijo
ella,’ yo soy la santa, y él es el pecador. ‘Ella no me quiso escuchar’.” “El
tiempo pasó, y rehusó orar o leer la biblia. Ella sentía ira, no solamente con
su esposo, sino que también con los que estaban a su alrededor. Ella citaba las
Escrituras, pero no perdonaba a su esposo.”
“Ella no me escuchaba. Su
corazón se llenó de amargura y un gran pecado entró en él. En el corazón donde
en un tiempo hubo amor, creció el homicidio y un día en su ira, ella mató a su
esposo y a la otra mujer. Satanás se posesionó completamente de ella y ella se
suicidó.”
Yo miré a aquella alma
perdida por haber dejado a Cristo y así se condenó para siempre en las llamas y
en dolor. Yo escuché cuando ella le respondió a Jesús.
Ella dijo, “Yo perdonaré
ahora, Señor, déjame salir. Yo te obedeceré ahora. Ves, Señor, estoy predicando
tu palabra ahora. En un par de horas vendrán demonios a atormentarme más
severamente. Ellos me torturarán durante horas ellos me torturarán porque yo he
estado predicando tu palabra y por eso mi tormento será peor. Por favor, Señor,
te lo ruego, déjame salir.”
Lloré por la mujer en la
fosa y le pedí al Señor que me mantuviera de toda amargura de corazón. Yo dije,
“Señor Jesús, no permitas que el odio entre en mi corazón.” Jesús dijo, “Ven,
sigamos adelante.”
En la proxima fosa estaba
el alma de un hombre envuelto en su forma de esqueleto y gritandole a Jesús.
“Señor,” gritó “Ayúdame a entender porque estoy en este lugar.” Jesús dijo,
“Sea la paz. Tu sabes por qué estás aqui.”
“Déjame salir y seré
bueno,” rogó el hombre. El Señor le dijo, “Aún en el infierno sigues
mintiendo.” Jesús se dirigió a mi y dijo, “Este hombre tenía 23 años cuando llegó
aquí. El no escuchará mi evangelio. El escuchó mi palabra muchas veces y estuvo
frecuentemente en mi iglesia. Yo lo traje con mi Espíritu para salvarlo, pero
el quería el mundo y sus deseos. Le gustaba tomar licor y no quería responder a
mi llamado. Un día me dijo, ‘Yo viviré mi vida para ti, un día, Jesús.’ Pero
ese día nunca llegó. Una noche después de una fiesta se mató en un accidente de
automóvil. Satanás lo engañó hasta el final.”
“El murió instantáneamente.
El no quiso escuchar mi llamado. Otros, también murieron en el accidente. El
trabajo de satanás es matar, robar, y destruír. Si solamente este joven hubiera
escuchado! la voluntad del Padre es que ninguno perezca. Satanás quería el alma
de este hombre y la destruyó por medio del descuido, pecado y bebidas
intoxicantes. Muchos hogares y vidas son destruídas todos los años por el
alcohol.”
Si la gente pudiera darse
cuenta que los deseos y concupiscencias de este mundo duran solamente por un
tiempo! Si tu vienes al Señor Jesús, El te librará del alcohol. El será tu
amigo. Acuérdate, El te ama, y El también tiene el poder para perdonar tus
pecados.
Cristianos casados, Jesús
les amonesta a no cometer adulterio. Y el desear a alguien del sexo opuesto,
aún cuando no cometan adulterio, puede ser adulterio en tu corazón.
Jóvenes, no se acerquen a
las drogas y a los pecados sexuales. Si has pecado, Dios te perdona. Clama a El
hoy, mientras hay tiempo. Busquen a buenos cristianos adultos y pregúntenles si
pueden hablar con ellos de sus problemas. Se van a alegrar de haber tomado el
tiempo ahora, mientras están en este mundo y antes que sea muy tarde. Satanás
viene como angel de luz para engañar al mundo. No es de sorprendernos que los
pecados de este mundo se veían tentadores para este joven, aun cuando él conocia
La Santa Palabra de Dios. Una fiesta más, el penso, Jesús lo comprenderá. Pero
la muerte no tiene misericordia. El esperó demasiado.
Yo contemplé el alma del
hombre y pense en mis propios niños que pronto tendrán 23 años. “ Dios, que
ellos te sirvan!” Yo se que muchos de ustedes que están leyendo este libro
tienen seres amados, quizas niños, que ustedes no quieren que se vayan al
infierno. Háblenles de Jesús antes de que sea muy tarde. Pídanles que se
arrepientan de sus pecados y que Dios los perdonará y los santificará.
Los gritos del hombre
quedaron dentro de mi por muchos días. Yo jamás olvidaré sus clamores de pesar.
Me acuerdo de su carne colgando y quemándose en las llamas. Yo no me puedo
olvidar de la pudredumbre, el olor a muerte, agujeros donde hubieron ojos,
almas grises y sucias y los gusanos que se arrastraban por los huesos. Cuando
salimos para la proxima fosa, la forma del joven extendió sus brazos hacia
Jesús en forma de ruego.
“Querido Señor,” yo ore,
“dame las fuerzas para seguir.” Yo escuché la voz de una mujer clamando
desesperadamente. Los gritos de muerte se escuchaban en todos los lugares.
Pronto llegamos a la fosa donde estaba la mujer. Ella estaba rogando con toda
su alma para que Jesús la sacara de aquel lugar. Su ser estaba conmovido por
los sollozos y había un gran dolor en su voz. Yo sabía que estaba sufriendo
mucho.
Yo dije, “Jesús, no hay
algo que tu puedas hacer?” Jesús entonces le habó a ella “Cuando estabas en la
tierra” el dijo, “yo te llamé y llamé para que tu vinieras a mi. Yo te rogue
que arreglaras tu corazón conmigo, que perdonaras a otros, que hiecieras lo
correcto y evitaras el pecado. Yo hasta te visité a media noche y te traje por
mi Espíritu de tiempo en tiempo. Con tus labios decías que me amabas, pero tu
corazón estaba lejos de mi. No sabías que de Dios nada se puede esconder? Tu
engañaste a otros pero a mi no me pudiste engañar. Envié a otros que te
pidieran que te arrepintieras, pero tu no los escuchaste. Tu no escuchaste, tu
no viste, y en tu ira los despreciaste. Te coloque donde podías escuchar mi
Palabra. Pero tu no me dabas tu corazón.
Tu no estabas arrepentida,
ni te avergonzabas de lo que estabas hablando. Tu endureciste tu corazón y me
rechazaste. Ahora estás perdida para siempre. Debiste haberme escuchado.”Al oir
esto, miró a Jesús y lo comenzó a insultar y maldecir. Yo sentí la presencia de
malos espíritus y sabía que eran ellos los que maldecian y hablaban de esa
manera.
Que triste es estar perdido
para siempre en el infierno! Resistid al diablo, mientras puedan y el huirá de
vosotros.
Jesús dijo, “El mundo y
todo lo que en él hay pasará, pero mi Palabra no pasará.”
Yo traté de acordarme de
las prédicas que he escuchado acerca del infierno, pero jamás había escuchado
las cosas tan terribles que el Señor me había enseñado aquí. El infierno era
infinitamente peor de lo que alguien podría pensar o imaginarse. Me duele mucho
al saber que las almas que hoy están en tormento en el infierno, lo estarán por
toda la eternidad. No hay manera de escapar.
Yo he decidido hacer todo
lo que está en mi poder para salvar a las almas de estos horrores. Tengo que
predicar el evangelio a todos los que encuentre, pues el infierno es un lugar
espantoso, y este es un reporte verdadero. Se da cuenta usted de lo que estoy
dieciendo? Si los pecadores no se arrepienten y creen en el Evangelio, de
seguro que terminarán en este lugar.
Cree en el Señor Jesucristo
y clama a El para que te salve de tu pecado. Lee los capítulos 3 y 14 de Juan,
y lee este libro completo para que entiendas más del infierno y del más allá.
Mientras lees, ora para que Jesús entre a tu corazón y lave tus pecados antes
que sea demasiado tarde.
Jesús y yo continuamos
caminando por el infierno. El camino estaba quemado, seco, con grietas, y la
tierra estéril. Vi una línea de fosas tanto como mi vista podía alcanzar a ver.
Yo estaba muy cansada, mi corazón y mi espíritu estaba quebrantado por todo lo
que había visto y oído, sin embargo, todavía había más por delante.
Yo lloré “Jesús dame las
fuerzas para seguir.” Yo caminaba cerca de Jesús mientras El me guíaba. Yo
estaba llena de dolor por todas las cosas terribles que había visto. Yo pensaba
dentro de mi, si el mundo me creería. Miré hacia mi izquierda, y mi derecha y
detrás de mi habían fosas de fuego hasta donde mis ojos podían alcanzar a ver.
Yo estaba rodeada por el fuego, las llamas y las almas ardientes. Grité del
mismo terror. El horror y la realidad de lo que yo veía era más que lo que
podía soportar.
“Oh tierra, arrepiéntete,”
yo exclamé. Un llanto grande estremeció mi espíritu mientras caminaba hacia
adelante con Jesús. Yo deseaba saber que sería lo próximo. Yo quería saber lo
que mi familia y mis amigos estaban haciendo . . . oh, cómo los amaba! Me
acordé como había pecado antes de volver a Jesús y le daba gracias a Dios que
había regresado antes que fuera muy tarde.
Jesús dijo, “Estamos por
entrar en un túnel que nos llevará al vientre del infierno. El infierno está
formado como un cuerpo humano en el centro de la tierra. El cuerpo está
acostado de espalda con ambas manos y piernas estiradas. Así como tengo un
cuerpo de creyentes, el infierno tiene un cuerpo de pecado y muerte. Así como
el cuerpo de Cristo es edificado diariamente, asi también el cuerpo del
infierno es edificado diariamente.”
Durante el camino hacia el
túnel pasamos por las fosas en fuego, con los gritos y ayes de los perdidos en
mis oídos. Muchos clamaban a Jesús, según íbamos pasando. Otros trataron de
salir de las fosas de fuego para poder alcanzarlo, pero no podían. Mi corazón
clamaba, “Mu tarde, muy tarde.”
En el rostro de Jesús se
veía tristeza mientras El caminaba. Me acuerdo haber visto las fosas de fuego y
me acordaba de las muchas veces que hicimos parrilladas en nuestro patio como
se veía el carbón rojo y ardiente aún después de horas de haber sido apagado.
Se parecía mucho a lo que estaba viendo aqui en el infierno.
Me sentí tan agradecida
cuando entramos al túnel. Yo pensé, el túnel no puede ser peor que las fosas.
Pero que equivocada estaba!
Tan pronto entramos,
comencé a ver culebras y ratas grandes así como muchos espíritus malos, todos
huyendo de la presencia del Señor. Las culebras nos siseaban y las ratas
chillaban. Habían muchos sonidos malignos. Habían sombras oscuras a nuestro
alrededor. Jesús era La única luz que se veía en el túnel. Yo me quedé tan
cerca de Jesús como me fue posible.
Habían demonios y diablos
por todos lados de esta caverna, y todos estaban saliendo hacía algún lugar,
por arriba y fuera del túnel. Después descubrí que estos espíritus malos
estaban saliendo hacia la tierra para cumplir las órdenes de satanás.
Jesús, sintiendo mi temor
de este lugar oscuro, húmedo y sucio me dijo: “No temas, pronto llegaremos al
final del túnel. Yo tengo que mostrarte estas cosas. Ven y sigueme.”
Cerca de nosotros se
arrastraban culebras grandes. Algunas de éstas eran de cuatro pies de ancho y
veinticinco de largo. El aire estaba lleno de olores densos y sucios y los
espíritus malos estaban por todos lados.
Jesús habló, “Pronto
estaremos en el vientre del infierno. Esta parte del infierno tiene 17 millas
de alto y tres millas redondas, como un círculo.” Jesús me dio las medidas
exactas.
Yo voy a tratar, hasta
donde mis habilidades me permitan, de contar y escribir lo que ví y escuché. Lo
haré para la gloria del Padre, La gloria del Hijo y La gloria del Espíritu
Santo. Que sea hecha Su voluntad.
Yo sabia que Jesús me
estaba enseñando todas estas cosas para que amonestara, a los hombres y mujeres
del mundo a evadir el infierno a todo costo. Mi amado, si estás leyendo esto y
no conoces a Jesús, para ahora mismo, arrepiéntete de tus pecados e invitalo a
ser tu Salvador.
Delante de nosotros podía
ver una luz amarilla y opaca. Jesús y yo habíamos salido del tunel del temor y
ahora estábamos parados en un borde y mirábamos hacia el vientre del infierno.
Hasta donde yo podía ver, no había mucha actividad en el centro (o vientre) del
infierno. Nos detuvimos y Jesús habló.
“Yo te voy a llevar por el
vientre del infierno y te voy a revelar muchas cosas. Ven y sigueme.” Los dos
caminamos hacia adelante.
Jesús dijo, “delante de
nosotros hay muchos terrores. No es La ficción de la imaginación de alguien—son
reales. Asegúrate de contarle a tus lectores que los poderes demoníacos son
reales. Diles también que satanás es real y los poderes de las tinieblas son
reales, pero diles que no se desesperen, porque si mi pueblo, que está llamado
por mi nombre, se humilla, ora y se aparta de sus malos caminos, entonces los
escucharé desde los cielos y sanaré su tierra y sus cuerpos. Así como el cielo
es real, también el infierno lo es.
Dios quiere que tu sepas
del infierno y El te quiere librar de ese lugar. Dios quiere que tu sepas que
tienes una salida. Ese camino es Jesucristo, el Salvador de tu alma. Acuérdate,
solamente los que tienen sus nombres escritos en el libro de la vida del
cordero serán salvos.
Llegamos a la primera
actividad en el vientre del infierno. Esta se encontraba a la derecha de donde
habíamos entrado y sobre una pequeña colina en una esquina oscura del infierno.
Me acuerdo de las Palabras
que me dijo el Señor, “en ocasiones sentirás como que te he abandonado, pero no
lo haré.
Acuérdate que yo tengo todo
poder en el cielo y en la tierra. En ocasiones los malos espíritus y las almas
perdidas no nos verán o sabrán que estamos aquí. No temas, lo que estás por ver
es real. Estas cosas están aconteciendo ahora mismo y continuarán sucediendo
hasta que la muerte y el infierno sean lanzados dentro del lago de fuego.
Queridos lectores,
asegúrense que sus nombres estén escritos en el Libro de la vida del Cordero.
Delante mio se escuchaban
voces y el grito de un alma en tormento. Caminamos hasta la pequeña colina y
miramos sobre ella. Una luz llenaba el área, y podía ver claramente. El lugar
estaba lleno de gritos que jamás uno cree poder escuchar alguna vez. Eran los
gritos de un hombre. “Escúchame,” me dijo Jesús, “Lo que estás por ver y
escuchar es verdadero. Tomen esta advertencia predicadores del evangelio,
porque esto son dichos fieles y verdaderos. Despertad, evangelistas,
predicadores, y maestros de mi Palabra, todos los llamados a predicar el
evangelio del Señor Jesucristo. Si estás pecando, arrepiéntete o perecerás
igualmente.”
Caminamos hasta unos 15
pies de esta actividad. Yo vi unas criaturas vestidas de negro, marchando
alrededor de un objeto parecido a una caja. Al examinarla de cerca pude ver que
la caja era un ataúd y las criaturas marchando alrededor del ataúd eran
demonios. Era un ataúd real, y doce demonios marchaban a su alrededor. Según
marchaban estaban cantando y riéndose. Cada uno tenía una lanza aguda en su
mano, la cual metían con violencia por unos agujeros de la parte externa del
ataúd.
Había una sensación de gran
temor en el aire, y yo temblaba delante de lo que veía. Jesús leyó mis pensamientos,
pues me dijo, “Hija, hay muchas almas en tormento aquí y hay muchos tormentos
diferentes para estas almas. Hay un castigo mas grande para aquellos que
predicaron el evangelio y después regresaron al pecado, o para aquellos que no
obedecieron el llamamiento de Dios para sus vidas.
De pronto escuché un grito
tan desesperado que mi corazón se llenó de espanto. “No hay esperanza, no hay
esperanza!”él decia. Este grito sin esperanza procedía del ataúd. Era un llanto
interminable de pesar. “Oh, que terrible,” yo exclamé.“Ven,” dijo Jesús,
“acerquémonos.” Al decir eso caminó hacia el ataúd y miró hacia adentro. Yo le
seguí y también miré. Aparentemente los malos espíritus no nos podían ver.
Un vapor gris y sucio
llenaba el interior del ataúd. Este era el alma de un hombre. Mientras miraba,
los demonios metían sus lanzas dentro del alma del hombre que se hallaba en el
ataúd. Yo jamás me olvidaré del sufrimiento de esta alma.
Yo le dije a Jesús, “Déjalo
salir, Señor; déjalo salir.” El tormento de esta alma era un espectáculo
terrible, si solamente se pudiera liberar. Le jalé la mano a Jesús y le rogué
que dejará salir al hombre del ataúd.
Jesús me dijo, “Mi hija,
sea la paz.” Cuando Jesús habló, el hombre nos vío. El dijo, “Señor, Señor,
déjame salir, ten misericordia.” Yo miré y vi mucha sangre. Delante de mis ojos
había un alma, adentro del alma había un corazón humano del que salpicaba
sangre. Las punzadas de las lanzas estaban literalmente traspasando su corazón.
“Yo te serviré ahora,
Señor.” El rogó, “Por favor, déjame salir.” Yo sabía que este hombre estaba
sintiendo cada lanza que traspasaba su corazón. El Señor dijo, “Es atormentado
día y noche. Satanás lo trajo aqui y es satanás quien lo atormenta.”
El hombre exclamó, “Señor,
estoy listo para predicar el verdadero evangelio. Yo contaré del pecado y del
infierno. Pero por favor, sácarne de aqui.”
Jesús dijo, “Este hombre
fue un predicador de la Palabra de Dios. Hubo un tiempo cuando me sirvió con
todo su corazón y llevo a muchas personas a la salvación. Muchos de sus
convertidos, aún después de haber pasado muchos años, todavía me sirven.
La concupiscencia de la
carne y el engañó de las riquezas lo llevaron por el mal camino. El permitió
que satanás reinará sobre él. El tenía una iglesia grande, un buen automóvil, y
una buena entrada financiera. El comenzó a robar de las ofrendas de la iglesia
y a enseñar mentiras. El habló mayormente mitad mentiras y mitad verdades. El
no permitió que yo lo corrigiera.
Yo envié a mis mensajeros
para que le dijeran que se arrepintiera y predicara la verdad, pero él amaba
los placeres de esta vida, más que la vida con Dios. El sabía que no debía de
predicar o enseñar otra doctrina que no fuera la verdad que está revelada en la
Biblia. Pero antes de morirse dijo que el bautismo con el Espíritu Santo era
una mentira y que los que reclamaban tener el Espíritu Santo eran hipócritas.
El dijo que se podía ser un borracho y todavía ir al cielo, aún sin
arrepentirse.
El dijo que Dios no envia a
nadie al infierno—que Dios era muy bueno para hacer eso. Hizo que mucha gente
buena cayera de la gracia de Dios. Aún dijo que no me necesitaba, pues él era
como un Dios. El ofreció hasta seminarios para enseñar esta doctrina falsa. El
pisoteó mi Santa Palabra. Pero aún asi, yo lo continue amando.”
“Mi hija, es mejor no
haberme conocido que haberse apartado de servirme,” dijo el Señor.
“Solamente te hubiera
escuchado, Señor!” yo lloré. “Si solamente le hubiera importado su alma y las
almas de otros”.
“El no me quiso escuchar.
Cuando lo llamé, él no me escuchó. El amaba la vida fácil. Lo llamé, y lo llamé
al arrepentimiento, pero él no quiso regresar a mí. Un día murió y llegó
inmediatamente a este lugar. Ahora satanás lo atormenta por haber predicado mi
Palabra y haber salvado almas para mi reino. Este es su tormento.”
Yo miraba los demonios
mientras estos continuaban marchando alrededor del ataúd. El corazón del hombre
latía y de éste salía verdadera sangre. Jamás me olvidaré de sus gritos de
dolor y tristeza.
Jesús miró al hombre en el
ataúd con grande compasión y dijo, “La sangre de muchas almas perdidas están
sobre las manos de este hombre. Muchas de ellas están en tormento ahora.”.
Jessús y yo continuamos el
camino con corazónes adoloridos. Según nos alejabamos, ví a otro grupo de
demonios acercarse al ataúd. Eran cerca de tres pies de alto, vestidos con
ropas negras, con capuchas negras sobre sus rostros. Se turnaban para
atormentar esta alma.
Yo pensé como el orgullo en
todos nosotros a veces no nos deja admitir errores y pedir perdón. Rehusamos
arrepentirnos y humillarnos, y seguimos como si fuéramos los únicos que tenemos
la razón. Pero escuchenme, almas, el infierno es real. Por favor no vayan a ese
lugar.
Jesús y yo caminamos a un
solar limpio con piedras regadas por todo lugar. Habían paredes bajas en
algunos lugares, todas hechas de tierra y de piedra. Una luz muy brillante
alumbraba en un area del tamaño de un gran salon de baile.
Jesús me dijo, “Hija, mira
las obras de satanás.” Esto es lo que vi y escuché. El aíre estaba lleno de una
música hermosa y en el medio del salón de baile, en un piso de baile bien
alumbrado habían cinco hermosas bailarinas. Estaban paradas en línea y
moviéndose juntas al sonido de la música. Al bailar sonreían. Parecía un
concurso de belleza,las mujeres eran esplendorosamente bellas. Es más, eran tan
atractivas que no parecían reales.
Yo pensé dentro de mi, Cómo
puede algo tan hermoso estar en el infierno? Las ropas que las mujeres vestían
eran hermosas y muy costosas. Parecían princesas sin una sola falta. Todo en
ellas parecía ser perfecto.
Yo quería saber que hacian
ellas en el infierno. No se les veía malignas o pecadoras. Entonces me di
cuenta que estaban bailando al movimiento de un fuego y llamas subían y bajaban
por sus cuerpos perfectos. Ellas se reían cuando las llamas rodeaban sus
cuerpos. Ellas no se quemaban, ni tampoco sentían dolor.
Yo las miraba cuando como
de pronto la música paró y el salon de baile quedo en silencio.
Las bellas mujeres en línea
se quedaron quietas y miraban a alguien que se acercaba. Una presencia maligna
llenó el lugar un mal como el que jamás había experimentado. Y entonces ví la
espalda de una persona oscura todo envuelto en sombras, se hayaba de espaldas
hacia mi, y estaba vestido con una sotana larga y una capa oscura. A su lado
habían dos hombres parados, sus espaldas estaban también hacia mi y Jesús. Yo
sabía que ellos no nos podían ver. Jesús dijo, “Velad.”
Yo sabía que la presencia
maligna era satanás, pues ahora las hermosas mujeres comenzaron a inclinarse
delante de él y a cantar, “ satanás, salve, satanás!”
Satanás comenzó a hablar,
diciendo, “Mis hijas, ustedes han obedecido mis mandamientos y están listas
para salir a la tierra para hacer mi voluntad. Se les han sido dado los poderes
de las tinieblas y tienen todos los recursos del infierno para respaldarlas en
vuestro trabajo.”
Satanás se rió malignamente
y dijo, “y ahora, para recordarles a ustedes de mi poder, les voy a demostrar
lo que sucederá si no me obedecen explícitamente. Satanás batió sus manos sobre
ellas y comenzaron a gritar. “Oh, satanás, por favor no lo hagas. Nosotros te
obedeceremos y haremos lo que nos ordenes. Por favor, satanás, no nos
atormentes.” Pero satanás no escuchó.
Yo miraba atónita como los
hermosos cuerpos de estas mujeres comenzaron a volverse en la carne gris
decaída del infierno. Lo que en una ocasión había sido perfecto en belleza
ahora era despreciable por su fealdad.
Los hermosos cuerpos se
deshicieron, hasta que solamente quedaba una forma horrible de un cuerpo de
muerte. Sus formas de muerte estaban llenas de demonios y malos espíritus, y de
sus estómagos salían culebras grandes y largas que se deslizaban a su
alrededor.
“Jesús, qué significa
esto?” Yo le pregunté. Jesús no me respondió. “Satanás, por favor, devuélvenos
nuestros hermosos cuerpos,” las mujeres rogaban. “Nosotras te obedeceremos.” El
aire volvía a estar lleno de carcajadas otra vez mientras satanás batía sus
manos en el aire mientras que las feas formas se conviertieron en bellas y
hermosas mujeres de nuevo.
Satanás les dijo a ellas,
“Escúchenme y obedézcanme. Hagan todo lo que les pido y podrán quedarse con
esos hermosos cuerpos. Ahora miren, y yo les enseñaré donde quiero que obren
mis obras malignas.”
Al fin de esto, el hombre
que se hallaba a la izquierda de satanás levantó su mano y una luz apareció en
la pared del este. En la pared había una pantalla de teatro, y en la pantalla
habían retratos de lugares comunes de la vida diaria.
Satanás dijo, “vayan a
estos lugares y vivan y actúen como personas normales. Engañen a mucha gente y
desvíen de Dios a todos los que puedan. Yo las estaré observando y cada uno de
sus movimientos me será conocido. Tengan cuidado que no las descubran y yo
cuidaré de ustedes.”
Satanás señaló hacia la
pantalla de dar películas y comenzaron a aparecer diferentes escenas. Allí
apareció la calle de una ciudad, un club de baile, una tienda, una panadería,
una tienda de departamento, un banco, unas bodas, una de venta de cosas usadas,
una iglesia y una alcaldía. Todos los lugares presentados eran lugares
regulares y muchos otros lugares similares les fué presentado en la pantalla
por satanás.
“Ustedes van a engañar a
muchos y a causar que muchos se aparten de la verdad. Ustedes irán por toda la
tierra y harán mi obra y regresarán a mi con sus reportes. Si necesitan ayuda,
yo se las enviaré. Ustedes han sido bien entrenadas en el uso de sus poderes
diabólicos.
Vuestra misión es
conseguirme almas. Ustedes las pueden atraer usando la brujería, religiones
falsas y el ocultismo. Vosotras podéis llevar a los cristianos débiles a los
pecados de la carne. Vosotras podéis plantar semillas de dudas acerca de la
verdad sobre La Palabra de Dios. Sacar a hombres y mujeres del evangelio de
Jesucristo y destruirlos si pueden.”
A satanás le trajeron un
púlpito alto donde habían unos papeles. El los levantó y comenzó a leerles
muchas cosas a esas mujeres.
Yo solo entendí algunas
cosas pero otras no. “Escojan un alma a la semana,” les decia satanás, “y
trabajen con esa alma toda la semana. Les dare tres semanas para corromper esa
alma, y después se me reportan. Nada les faltará pues tienen muchas riquezas a
su disposición. No se olviden que el alma que ganen, ira y también ganará
muchas otras para mi. Trabajen duro y yo las recompensaré. Pero si me
desobedecen, revelaré su verdadera identidad al mundo.
Acuérdense, ustedes tienen
el poder para cambiarse en cualquier forma que deseen. Les enviaré todo lo
necesario para que tengan éxito. Ahora váyanse y hagan mi trabajo y regresen en
un mes.”
“yo le ganaré a Dios!”,
grito satanás mientras batía sus manos otra vez, y las hermosas mujeres
comenzaron a ascender a la tierra.
Miré y en el lugar donde
las mujeres habían estado paradas solamente quedaba el fuego. Escuché cuando
satanás le dijo a los dos hombres que estaban con él, “Miren” y señaló a la
pared donde colgaba la pantalla. “Yo odio a Dios,” dijo él, “y éstas harán un
buen trabajo para mi.”
En la pantalla yo vi que
las mujeres hermosas estaban en las ciudades, tiendas, iglesias y cantinas, haciendo
su obra maligna. Estas eran espíritu de seducción, demonios del infierno
sueltos sobre la tierra y la gente no sabían que eran demonios.
Yo pensé, los poderes de
demonios son reales. Verdaderamente que están en la tierra enganañdo a todos
los que pueden. Ellos estafan, mienten y roban para alcanzar un discípulo para
satanás.
La pantalla de cine
desapareció de pronto y ví a satanás y a los dos hombres con él desaparecer en
una nube de humo.
Después Jesús me enseñó un
reloj gigante, que cubría todo el mundo. Y lo escuché tocando. La manecilla que
marca la hora estaba cerca de la posición del 12 y la manecilla que marca los
minutos corrió alrededor hasta que se paró en los tres minutos antes de las 12.
Firmemente la manecilla de los minutos se movía hacia la hora. Mientras se
movía, el sonido del reloj sonaba más alto y más alto hasta que parecía que
llenaba toda la tierra.
Dios habló con el sonido de
trompeta y su voz sonaba como el estruendo de muchas aguas. El dijo, “Escuchen
y oigan lo que el Espíritu le dice a las iglesias. Estad listos, porque en una
hora cuando ustedes no lo piensan, yo vendré otra vez. Yo escucho el reloj
dando la hora. Ya son las doce. El esposo ha venido por su novia.”
Mi amigo, estás listo para
la venida de Cristo? o serás como aquellos que dicen, “Hoy no, Señor.”
,Clamarás a El para ser salvo? Le darás a El tu corazón hoy?
Acuérdate, Jesús puede y te
salvará de todo mal, si tu clamas a El hoy y te arrepientes. Ora por tu familia
y tus seres queridos para que vengan a Cristo antes que sea muy tarde.
Escuchen lo que dice Jesús,
“Te protegeré de todo mal. Te guardare en todos tus caminos. Yo te salvaré. Yo
salvaré a tus seres queridos. Clama a mi hoy.”
Con lágrimas estoy orando
para que todo aquel que lea este libro entienda la verdad antes que sea muy
tarde. El infierno perdura por toda la eternidad. Yo estoy tratando de revelar
lo mejor posible todo lo que vi y escuché. Yo se que estas cosas son
verdaderas. Oro, que mientras leas el resto de este libro te arrepientas y
recibas a Jesucristo como tu Salvador personal.
Yo escuché al Señor decir,
“Es tiempo de irnos; regresaremos mañana.”
La proxima noche Jesús y yo
visitamos el infierno de nuevo. Entramos primero a una área grande y de campo
abierto. Hasta donde se podía ver, estaban aconteciendo actividades malignas.
Un gran número de esas actividades estaban centralizadas a nuestro alrededor. A
unos diez pies de donde estábamos parados, observe una actividad bien peculiar,
peculiar mayormente porque muchas formas malignas y espíritus malos salían
apurados de aquella área.
La escena era parecida a
una película de horror. Hasta donde podía ver, habían almas en tormento, y el
diablo y sus ángeles estaban ocupados en sus trabajos. La media oscuridad
estaba traspasada por gritos de agonía y desesperación.
Jesús dijo, “Hija, satanás
es el engañador de almas en la tierra y el atormentador de almas en el
infierno. Muchos de los poderes demoníacos vistos aqui, suben de vez en cuando
también a la tierra para producir aflicción y engañó. Te voy a enseñar cosas
que jamás han sido mostradas antes con tanto detalle. Algunas de las cosas que
verás ya están aconteciendo, mientras que otras acontecerán en el futuro.”
Nuevamente miré hacia
adelante. La tierra era de un color marrón claro brillante, sin vida, y sin
hierba o verdura. Todo, estaba muerto o muriéndose. Algunos lugares eran fríos
y húmedos, mientras que otros eran calientes y secos. Y siempre había un olor
putrificado de carne quemándose y pudriéndose mezclada con el olor de basura
vieja y enmohecida.
“Satanás usa muchas trampas
y lazos para engañar al pueblo de Dios,” dijo Jesús. “Durante muchos de
nuestros viajes al infierno, yo te enseñaré muchos de los trucos astutos y
sutiles del diablo.”
Habíamos caminado unas
pocas yardas, cuando vimos un objeto, oscuro y negro alzándose visiblemente
delante de nosotros. Parecía moverse de arriba hacia abajo, vaciarse y llenarse
y cada vez que se movía soltaba un olor terrible, un olor peor que el aire que
había en el infierno.
Yo trataré de explicar lo
que vi de la mejor manera posible. Mientras que el objeto negro y flotante
continuaba vaciándose y llenándose y respirando olores ofensivos, yo observé
algo como cuernos, de color oscuro saliendo del objeto y subiendo hacia la
tierra. Me dí cuenta que era un corazón grande y negro y que tenía muchas
entradas. Un terrible temor se apoderó de mi.
Jesús leyó mis pensamientos
y dijo, “No temas. Este es el corazón del infierno. Más tarde caminaremos en
él, pero ahora tenemos que ir al bloque de celda del infierno.”
El bloque de celda estaba
en un círculo en el vientre del infierno. Las celdas son de 17 millas de
alturas. Miré hacia arriba y pude ver una cuneta color marrón entre las celdas
y la parte baja o el vientre del infierno. A mi me parecía que la cuneta era de
uno seis pies de profundidad y me preguntaba como la iba a cruzar. No acababa
de pensar en eso cuando me encontré en un borde, en la primera fila de celdas.
El borde se usaba como un camino alrededor de las celdas y también como un
punto de observación desde el cual se podía mirar hacia el centro del infierno.
Jesús dijo, “Estas cosas
son fieles y verdaderas. La muerte y el infierno un día serán lanzados en el
lago de fuego. Hasta entonces este es un lugar de espera del infierno. Estas
celdas continuarán aquí, empaquetadas de almas pecaminosas, que son
atormentadas y llenas de sufrimiento.
Yo di mi vida para que tu
no tuvieras que venir aquí. Yo sabía que estos horrores eran reales, pero la
misericordia de mi Padre es igual de real. Si tu se lo permites, El te perdona.
Clama hoy a El en mi nombre.”
Jesús y yo nos paramos en
el borde de la primera fila de celdas. El borde era de cuatro pies de ancho.
Miré hacia arriba, y hasta donde podía ver, habían otros bordes en un círculo
grande alrededor de lo que parecía un pozo gigante. Alrededor del borde o el
camino, habían celdas que habían sido excavadas dentro de la tierra. Estas
celdas (como las celdas de cárceles) se hallaban todas en columnas, separadas
solamente por dos pies de tierra.
Jesús dijo, “Este bloque de
celda es de 17 millas de alto, comenzando desde el fondo del infierno. En este
bloque de celda hay muchas almas que practicaban la hechicería y lo oculto.
Algunos eran hechiceros, pitonizas, vendedores de drogas, idólatras, o gente
mala con espíritu famillar. Estas son las gentes que han hecho las
abominaciones mas grandes en contra de Dios, muchos de ellos han estado aqui
por cientos de años. Estos son aquellos que no quisieron arrepentirse, que
sedujeron a mucha gente y la apartaron de Dios. Estas almas han hecho mucha
maldad en contra de Dios y su Pueblo. La maldad y el pecado fue su amor y
pasión.”
Mientras seguía a Jesús
alrededor del camino, miré hacia abajo al centro de la tierra, donde había mas
actividad. Todo el tiempo había una luz que alumbraba opacamente el centro y yo
podía decifrar el movimiento de muchas formas. Habían celdas hasta donde
alcanzaba a ver. Yo pensé dentro de mi que los tormentos en las celdas no
podían ser más horribles que los de las fosas. En todo nuestro alrededor
escuché los gritos, los ayes, y llantos de los condenados en las celdas. Me
comencé a sentir muy enferma. Mi corazón se llenó de pena.
Jesús dijo, “Hija, no te
dejé escuchar esos gritos hasta ahora. Pero ahora quiero enseñarte como satanás
viene a robar, a matar y a destruir. Aquí en el infierno hay diferentes
tormentos para cada alma. Satanás administra estos tormentos hasta el Día del
Juicio, hasta que la muerte y el infierno sean lanzados en el lago de fuego.
También, un lago de fuego pasa a veces por el infierno.”
Según caminábamos por el
borde, los sonidos aumentaban. De las celdas salían gritos fuertes. Mientras
caminaba cerca de Jesús, él se paró cerca de la tercera celda. Una luz
brillante alumbraba la celda por dentro. En la celda había una anciana sentada
en una cilla mecedora, meciéndose y llorando como si su corazón se quebrantara.
Yo no se porqué, pero me conmovió el saber que esta mujer era una persona real
con un cuerpo.
La celda estaba
completamente vacía con la excepción de la anciana en el sillón. Las paredes de
la celda estaban construídas de un barro claro y tierra, moldeados dentro de la
tierra. Estaba hecha de metal negro, con barrotes de metal, con un candado
puesto. Jesús y yo teníamos una vista ilimitada de toda la celda.
El color de La mujer
anciana era ceniza —carne mezclada con un toque de gris. Se estaba meciendo en
el sillón. Mientras se mecia, lágrimas corrian por sus mejillas. Yo sabía, por
su expresión agonizante, que ella estaba en gran dolor y sufría de un tormento
que no se notaba. Yo quería saber los cargos que la habían traído a aquel
lugar. De pronto, delante de mis ojos, la mujer comenzó a cambiar su forma
-primero en un viejo hombre, despues en una joven mujer, a una mujer de mediana
edad y después otra vez en la anciana que había visto primero. Yo la miraba
atónita mientras ella pasaba por esos cambios uno detrás de otro.
Cuando vió a Jesús ella
exclamó, “Señor, ten misericordia de mi. Sácame de este lugar de tormento.”
Ella se inclinó hacia adelante en su sillón y trató de alcanzar a Jesús, pero
no pudo llegar a El. Los cambios continuaron.
Sus ropas también cambiaron
y estaba vestida de hombre, después de una jovencita, de una mujer de edad
media y como una anciana. Todos estos cambios parecían tomar unos pocos
minutos. Le pregunté a Jesús, “Porqué, Señor?”
Ella volvió a gritar, “Oh
Señor, déjame salir de aqui antes de que ellos regresen.” Ella ahora estaba
parada en el frente de la celda, agarrándose de las barreras con puños
apretados. Ella dijo, “Yo se que tu amor es real. Yo se que tu amor es
verdadero, déjame salir.”
Entonces, mientras la mujer
lloraba de terror, yo ví que algo estaba arrancando la carne de su cuerpo.
“Ella no es lo que parece ser,” dijo el Señor. La mujer se sentó hacia atrás en
su sillón y comenzó a mecerse. Pero ahora solo un esqueleto estaba sentado en
la mecedora -Un esqueleto con una neblina sucia por dentro- donde hace minutos
hubo un cuerpo vestido, ahora habían huesos negros, quemados, y en vez de ojos,
cuencas vacias. El alma de La mujer en congoja gritaba arrepentida a Jesús.
Pero sus llantos ya no la ayudaban.
“En La tierra,” dijo Jesús,
“esta mujer fue una bruja y adoradora de satanás. Ella no solamente practicó la
brujería, sino que le enseñó la brujería a otros. Desde que ella era niña su
familia practico las artes negras. Ellos amaron las tinieblas más que la luz.”
“Muchas veces,” dijo el
Señor, “Yo le pedí que se arrepintiera. Se burló de mi y dijo, ‘Me gozo en
servir a satanás. Yo le seguiré sirviendo.’ Ella rechazó la verdad y rehusó
arrepentirse de su maldad. Ella alejó a muchos del Señor, algunos de ellos
están en el infierno con ella. Si ella se hubiera arrepentido, yo La hubiera
salvado y a muchos en su familia, pero no escuchó.”
“Satanás la engañó
haciéndole creer que recibiría su propio reino como recompensa por servirle. El
le dijo que jamás moríria, sino que tendria una vida con él para siempre. Ella
murió alabando a satanás y llegó aquí y le pidió su reino. Satanás, el padre de
las mentiras, se rió en su cara y le dijo, ‘ que yo voy a dividir mi reino
contigo?’ Este es tu reino. Y la encerró en esta celda donde la atormenta dia y
noche.”
“En la tierra esta mujer
enseñó a muchas brujas, tanto blancas como negras, a hacer sus brujerías. Uno
de sus trucos mágicos era cambiar de una mujer joven, a una mujer de edad media
o a una mujer anciana —aún en un hombre anciano. Para ella era muy chistoso
hacer el cambio y asustar con su magia a las brujas menos poderosas. Pero ahora
sufre los dolores del infierno, y su carne es arrancada con cada cambio. Ella
no lo puede controlar ahora, y sigue cambiando de una forma a otra, pero su
verdadera forma es el alma en neblina dentro de su esqueleto.
Satanás la usa para sus
malos propósitos y la provoca y se burla de ella. De vez en cuando la llevan
delante de satanás para ser atormentada delante de él. Yo la llamé muchas
veces, y la hubiera salvado. Pero ella no me quería. Ahora ella implora y ruega
por el perdón, pero es muy tarde. Está perdida y sin esperanza.
Yo contemplé a esta mujer
que estaba perdida para siempre en sufrimiento y dolor, y aunque fue una mala
mujer, mi corazón estaba quebrantado de compasión.
Yo dije con lágrimas,
“Señor que terrible.” En ese momento, como si Jesús y yo no estuviéramos alli,
un demonio marrón y sucio con alas rotas y del tamaño y forma de un oso grande,
vino hacia el frente de su celda y la abrió con una llave. Estaba haciendo un
fuerte alboroto para asustarla. La mujer gritó con gran terror cuando el
comenzó a atacarla y a sacarla de la celda.
Jesús dijo, “Este demonio
la atormenta frecuentemente.” Yo vi cuando la sacaron de la celda y se la
llevaron.
“Amado Señor,” pregunté, “
No hay nada que podemos hacer?” Yo sentí mucha pena por ella. “ muy tarde!”
respondió Jesús, “Es muy tarde”.
Yo entiendo porque la gente
en estas celdas del vientre del infierno eran diferentes a otras en otros
lugares de tormento. Había muchas cosas que yo no entendía. Yo simplemente
escuché a Jesús e hice un registro de todo ho que escuché y oí para la gloria
de Dios.
Hasta donde podía ver, las
celdas parecían estar en un círculo sin fin. En cada celda había un alma.
Mientras pasabamos por las celdas salían gemidos, llantos, ayes y quejas.
No habíamos caminado mucho
cuando Jesús se detuvo al frente de otra celda. Cuando miramos adentro, se
encendió una luz (Jesús creó la luz). Me pare y miré a un alma que yo sabía que
estaba en gran tormento. Era otra mujer de un color azul-gris. Su carne estaba
muerta y las partes que se habían podrido se caían de sus huesos. Sus huesos
habían sido quemados en un color negro oscuro y tenía pedazos de ropas
harapientas. De su carne y huesos salían gusanos y un olor sucio llenaba la
celda.
Como la mujer anterior,
ella también estaba sentada en una mecedora. Estaba aguantando una muñeca de
tela. Y mientras se mecia, lloraba y apretaba ha muñeca de tela sobre su pecho.
Su cuerpo se estremecía por los grandes llantos y de su celda salían lamentos.
Jesús me dijo, “Ella
también fue sierva de satanás. Ella le vendió su alma y mientras estuvo viva
practicó todo tipo de mal. Jesús dijo , “la brujería es real. Está mujer enseñó
y practicó la brujería y llevo a muchos a caminos de pecado. Los que eran
maestros de la brujería recibían atención especial y satanas les otorgaba un
poder mayor que aquellos que solo la practicaban. Ella fue una adivina y una
espiritista para su señor
Ella, debido a la mucha
maldad que cometió, ganó mucho favor con satanás. Ella sabía como usar los
poderes de las tinieblas para sí misma y para satanás. Ella fue a servicios de
adoración al diablo y alabó a satanás. Ella fue una mujer poderosa de satanás.”
Pensé en La cantidad de
almas que ella había engañado para satanás. Yo vi a ese huesito de cascarón del
alma, llorando por una muñeca de trapo , un simple pedazo de tela sucia. El
dolor llenó mi corazón, y lágrimas inundaron mis ojos. Se agarraba fuerte de la
muñeca de trapo como si ésta pudiera ayudarla, el olor a muerte llenaba el
lugar.
Entonces la comencé a ver
como se transformaba como a la otra mujer. Primero se volvió como una mujer
anciana de la década de los treinta y después en una joven de hoy. En todo
momento ella hacia esa transformación fantástica delante de nuestros ojos.
“Esta mujer,” dijo Jesús,
“fue el equivalente de un predocador para satanás. De la misma forma que el
verdadero evangelio se nos es predicado por un verdadero ministro, así también,
satanás tiene sus ministros falsificados. Ella tenía un tipo de poder satánico
muy poderoso, que para recibirlo fue necesario que ella vendiese su alma. Los
dones malignos de satanás son como el otro lado de la moneda de los dones
Espírituales que Jesús otorga a los creyentes. Este es el poder de las
tinieblas.
Estos trabajadores de
satanás trabajan en lo oculto, las tiendas de brujería, leyendo las palmas de
las manos y en muchas otras maneras. Un espiritista de satanás es un poderoso
obrero satánico. Estos indivíduos son completamente engañados y se venden
totalmente a satanás. Algunos obreros de las tinieblas no le pueden hablar a
satanás a menos que no sea por medio del espiritista. Ellos ofrecen al diablo
sacrificios humanos y de animales.
Muchas personas entregan
sus almas a satanás. Ellos escogen servirle a él y no a mi. Su decisión
significa la muerte, a menos de que se arrepientan de sus pecados y clamen a
mi. Yo soy fiel y los salvaré de sus pecados. Muchos le venden sus almas a
satanás creyendo que van a vivir para siempre. Pero sufrirán una muerte
horrible.
Satanás todavía cree que él
puede derrocar a Dios e interrumpir sus planes, pero él ya fue derrotado en la
cruz. Yo le quite las llaves a satanás y tengo todo el poder en el cielo y en
la tierra.
Después que esta mujer
murió, se fue derecho al infierno. Los demonios la trajeron delante de satanás,
donde muy airada preguntó el porque los demonios tenían poder sobre ella, pues
en la tierra ella pensó que era ella quien los controlaba a ellos. Allí ellos
hicieron lo que ella les pidió. Ella también le pidió a satanás el reino que él
le había prometido.
Satanás le siguió
mintiendo, aún después de su muerte en la tierra. El le dijo que la resucitaría
y la usaría para sus propósitos otra vez. Con engaño, ella le había conseguido
muchas almas, por lo tanto, sus mentiras le parecían razonables a ella.
Pero al final, satanás se
burló y la despreció. El le dijo, ‘Yo te engañe y te usé durante esos años. Yo
jamás te dare mi reino.’ El diablo batió sus manos delante de la mujer, y tal
parecía que toda su carne estaba siendo arrancada de sus huesos. Ella grito de
dolor cuando un libro negro y grande fue traído para satanás. El lo abrió y
corrió sus dedos por las páginas hasta que encontró su nombre.
“‘Oh si,’ dijo satanás, ‘tu
me serviste bien en la tierra. Tu me trajiste más de 500 almas.’ El Le mintió y
le dijo, ‘Tu castigo no será tan malo corno el de los demás.’
Se escucharon muchas
carcajadas. Satanás se puso de pies y señaló con el dedo hacia la mujer y un
viento fuerte se levantó y llenó el lugar. Un sonido como de un relámpago
alborotado salió de él. ‘Ja, Ja,’ dijo: ‘toma tu reino si puedes.’ Entonces una
fuerza invisible la aventó contra el suelo. ‘Me vas a servir aqui también’
Satanás se reía cuando ella trataba de levantarse. La mujer gritaba de dolor
porque los demonios continuaban arrancando la carne de sus huesos.
Cuando se muere en la
tierra, si usted ha nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, su alma va al
cielo. Si usted es un pecador cuando muere, va inmediatamente a un fuego
ardiente. Su alma será arrastrada por demonios con cadenas inmensas por las
puertas del infierno y donde será lanzado en las fosas y atormentado. Más
tarde, serás tirado delante de satanás. Ud. conoce y siente todo lo que le pasa
en el infierno.
Jesús me dijo que hay un
lugar en el infierno llamado el “centro de placer.” Las almas asignadas a las
fosas no pueden ser llevadas a ese lugar. El también me dijo que aunque los
tormentos son diferentes para cada persona, todos son quemados con fuego.
El centro de placer tiene
la forma del centro de un circo. Varias personas que van a servir como
entretenimiento son traídas al medio del centro de placer. Estas son personas
que concientemente sirvieron a satanás en la tierra. Esos son aquellos que por
propia voluntad, escogieron seguir a satanás en vez de Dios. Alrededor del
centro del circo están las otras almas, con excepciónn de las que están en las
fosas.
Los que están en el centro
del circo fueron líderes en el ocultismo antes de su muerte. Ellos fueron
espiritistas, adivinadores, hechiceros, lectores de la mente, brujas y magos
—todas las personas que concientemente escogieron servir a satanás.
Cuando vivían en la tierra
engañaron a muchos y lograron que siguieran a satanás y pecaran. Los que fueron
engañados y fueron causados a caer en pecado, vinieron y atormentaron a sus
engañadores. Se le permitió torturarlos uno a uno.
En ese tipo de tormentos
escondían huesos espírituales que habían sido cortados y enterrados en
diferentes partes del infierno. El alma fué literalmente rasgada en pedazos y
las partes esparcidas por todo el infierno era como un tipo de juego a las
escondidas demoníaco. Las almas mutiladas sintieron dolores tremendos. Los
espectadores les tiraban piedras a los que se encontraban en el centro.
Todo método de tortura
imaginable era permitido. Las almas al ser atormentadas pedían la muerte pero
ya estaban en muerte eterna. Satanás dió la orden para que todo esto se
hiciera. Este es su centro de placer.
Jesús dijo, “Yo le quite la
llave del infierno a satanás hace muchos años. Yo vine y abrí estas celdas y
dejé salir a mi gente, pues en el tiempo del Antiguo Testamento, antes de haber
dado mi vida en la cruz, el Paraíso estaba situado cerca del infierno. Estas
celdas estaban en el Paraíso; pero ahora satanás las usa para sus malos
propósitos y ha hecho más.
Oh lector, te arrepentirás
de tu pecado antes que sea demasiado tarde? Pues todos vendrán delante de mí en
el juicio. El Paraíso fue movido de su proximidad al infierno cuando yo morí y
resucité otra vez por el poder de Dios, mi Padre.
Otra vez te dire, que estas
celdas que son de 17 millas de alto, sirven como una prisión para aquellos que
fueron obreros de satanás, aquellos envueltos con cualquier tipo de pecado que
tiene que ver con los poderes de demonios, el ocultismo y La adoración a satanás.”
Jesús dijo, “Ven, te quiero
enseñar algo.”
De momento estábamos cerca
de media milla de alto en el aire, en el centro del vientre del infierno y en
el centro del bloque de celdas de 17 millas de alto. Era semejante a estar en
un pozo de agua donde ni la tapa o el fondo se veía debido a la oscuridad. Una
luz amarilla comenzó a Llenar el lugar y yo me agarré de Jesús apretando su
mano.
“Amado Señor,” pregunté, “
Porqué estamos aqui?”
De momento vino un viento
con la fuerza de un huracán y un sonido fuerte y unas olas de fuego grandes
comenzaron a subir por los lados de las paredes, de las celdas, quemando todo
lo que había en su camino. Las llamas entraron en cada celda y ocasionaron
gritos penosos de dolor y ansiedad. Aunque Jesús y yo no fuimos tocados por las
llamas, me llené de temor por dentro, cuando vi las almas de los perdidos
corriendo hacia la parte de atrás de las celdas pequeñas, tratando de encontrar
un lugar para esconderse.
Por nuestro lado izquierdo
salió un sonido maligno. Yo miré, y era satanás parado de espaldas hacia
nosotros y encendido en fuego. Pero no se quemaba sino, él fue el que causó el
fuego. El se paraba envuelto en llamas, gozándose de los gritos de estas pobres
almas perdidas. Cuando satanás movía sus brazos, salían de él inmensas bolas de
fuego.
De las celdas salían gritos
que quebrantaban el corazón, así como grandes gritos de dolor. Las almas
encarceladas estaban siendo quemadas vivas por este lago de fuego más caliente,
sin embargo no podían morir. Los demonios, también se unieron a las carcajadas
cuando satanás iba de celda en celda torturando a los perdidos.
Jesús dijo, “Satanás se
alimenta con la maldad. El se gloría en el dolor y el sufrimiento y gana poder
con eso.”
Yo observaba a satanás
cuando una llama roja con borde color marrón creció a su alrededor y vino un
viento silvestre fuerte que sopló sobre sus ropas, las que no se quemaron. Un
olor a carne quemada llenaba la atmósfera y nuevamente me di cuenta que los
horrores del infierno son reales. Satanás caminó entre las llamas y éstas no lo
podían quemar. Aunque solamente le ví de espaldas, podía escuchar sus
carcajadas malignas por todos los partes.
Yo ví cuando satanás
ascendió en una nube de humo, llevando la corriente de fuego hacia la parte
alta del vientre del infierno. Lo escuché cuando dió la vuelta y con una voz
fuerte anunció que si todas las almas no lo adoraban, él les daría un turno en
el centro de placer.
“No, por favor, satanás,
nosotros te adoraremos,” gritaron todos al unísono mientras se inclinaban en
gesto de adoración al diablo, y mientras más le adoraban, mayor era su hambre
para que lo adoraran. Los sonidos de adoración eran tan fuertes que hasta las
vigas del infierno sonaban con dicho clamor.
Jesús dijo, “todos los que
ocupan las celdas del infierno escucharon el verdadero evangelio cuando vivían
en la tierra. Muchas veces les ofrecí mi salvación. Muchas veces mi Espíritu
los atrajo, pero no me escucharon o vinieron a mi para ser salvos.”
Mientras Jesús hablaba,
satanás le decia a sus súbditos, “Ja, ja, este es su reino, todo el reino que
jamás podrán tener. Mi reino cubre toda la tierra y el mundo de abajo.” lo
escuché gritar, “Esta es su vida por toda la eternidad.” Mientras gritos de
arrepentimiento salían de las celdas ardientes.
Jesús dijo, “Mi salvación
es gratis. El que quiera, que venga y será salvo de este lugar de castigo
eterno. Yo no lo echaré fuera. Si has sido una bruja o un mago, aún si tienes
un acuerdo escrito con el diablo, mi poder lo romperá y mi sangre derramada te
salvará. Yo quitare la maldición maligna de tu vida y te salvaré del infierno.
Dame tu corazón para poder quitarte las cadenas y ponerte en libertad.
En las noches iba con Jesús
al infierno. Durante el día, el infierno siempre estaba delante mio. Yo traté
de contarle a otros lo que estaba viendo, pero no me creían. Me sentí muy sola
y fue solamente por la gracia de Dios que pude continuar. Toda la gloria
pertenece al Señor Jesucristo.
La siguiente noche Jesús y
yo regresamos al infierno. Caminamos por el borde del vientre del infierno.
Reconocia partes del infierno que había visto antes. La misma carne podrida, el
mismo olor de maldad, el mismo aire caliente estaba por doquier. Ya estaba
cansada.
Jesús conocía, mis
pensamientos y dijo, “No te dejaré jamás, ni te desampararé. Yo sé que estás
cansada, pero yo te fortaleceré.”
El toque de Jesús me
fortaleció y seguimos adelante de pronto ví un objeto negro grande, casi del
tamaño de un terreno de una cancha de baseball que parecía moverse de arriba
hacia abajo. Me acordé que ya me habían dicho antes que este era el “corazón
del infierno.”
De este corazón negro salía
algo parecido a unos brazos largos o cuernos que salían de él y subian hacia la
tierra y sobre la tierra. Yo pensé si estos eran los cuernos de los que hablaba
la Biblia.
Alrededor del corazón la
tierra estaba seca y de color marrón. En un radio de mas o menos 30 pies, de
todas las direcciones la tierra se había quemado y secado y tenía un color
marrón mohoso. El corazón era de un color negro intenso mezclado con otro color
parecido al de la piel de las culebras. Cada vez que este corazón latía emanaba
un olor terrible y se movía como un corazón verdadero latiendo de arriba hacia
abajo y había un campo de fuerza maligna que lo rodeaba.
En forma atónita yo me
preguntaba cual era el objetivo de este corazón maligno. Jesús dijo, “Estas
ramas, que se parecen a las arterias de un corazón, son como carreteras que
suben hasta la tierra para hechar la maldad sobre ésta. Estos son los cuernos
que vio Daniel, y estos representan reinos de maldad en la tierra. Algunos ya
han pasado, algunos vendrán y otros están ahora mismo. Se levantarán reinos
malignos y el anticristo reinará sobre mucha gente, pueblos y cosas. Si es
posible, hasta los escogidos erán engañados por él. Muchos se apartarán y
adorarán la bestia y su imágen.
De estas ramas o cuernos
principales crecerán otras ramas más pequeñas. De las ramas pequenas saldrán
demonios, espíritus malos y todo tipo de fuerzas malignas. Estos serán soltados
sobre la tierra y satanás los instruirá para hacer mucha maldad. Estos reinos y
fuerzas malignas obedecerán a la Bestia y muchos lo seguirán hacia la
destrucción. Es aqui, en el corazón del infierno, donde estas cosas
comenzarán.”
Estas son las palabras que
me habló Jesús. El me ordenó escribirlas y a ponerlas en un libro para
contárselas al mundo. Estas palabras son verdaderas. Estas revelaciones me
fueron dadas por el Señor Jesucristo para que todos sepan y entiendan las obras
de satanás y las cosas malignas que él está preparando para el futuro. Jesús
dijo, “sigueme.”
Subimos por una escalera dentro
del corazón donde una puerta se abrió para nosotros. En el corazón había
completa oscuridad. Escuché el sonido de llantos, y había un olor tan terrible
que casi no podía respirar. Todo lo que podía ver en la oscuridad era a Jesús,
y caminaba muy cerca de El.
Y entonces, de momento,
Jesús desapareció! Lo increíble había sucedido. Yo estaba sola en el corazón
del infierno y un horror se apoderó de mi apretando mi alma y sentí que la
muerte me agobiaba.
Yo grité “Jesús dónde
estás? Por favor, regresa Señor.” Clamé y llamé, pero nadie me respondió.
“Oh mi Dios,” me lamenté,
“Yo tengo que salir de aqui.” y comencé a correr en la oscuridad. Mientras
tocaba las paredes, éstas parecían respirar, moviéndose contra mis manos. Y
entonces ya no estaba sola. Escuché el sonido de carcajadas, mientras dos
demonios rodeados por una luz amarilla y opaca, vinieron y agarraron mis dos
manos poniendome cadenas en los brazos arrastrarme al fondo del corazón.
Yo grité llamando a Jesús
pero no había respuesta. Grité y pelée con todas mis fuerzas, pero ellos me
seguían arrastrando como si yo no ofreciera resistencia alguna. Mientras
ingresábamos en lo profundo del corazón, yo sentí un dolor terrible cuando una
fuerza rozó con mi cuerpo. Parecía como que me arrancaban la carne.
Grité de terror. Mis
captores me arrastraron hasta una celda y me lanzaron hacia adentro. Cuando
cerraron la puerta, grite aún más alto. Ellos se rieron sarcásticamente y
dijeron, “No te ayudará el que llores. Cuando llegue tu momento, serás llevada
delante de nuestro señor. El te atormentará para su placer.”
El terrible malolor del
corazón había saturado mi cuerpo.
“ Porqué estoy aqui? Que
está mal? Me estoy volviendo ‘loca? Déjenme salir. Déjenme salir. Les grite,
pero fue como si nada.
Después de un tiempo,
comencé a sentir el lado de la celda en que estaba. Era redondo y suave como
algo que estaba vivo. Estaba vivo y comenzó a moverse. “Señor,” grite. “ qué
está pasando? Jesús, dónde estás?” Pero solamente recibí la respuesta del eco de
mi voz cque regresaba.
Un gran temor —el más
grande temor— se apoderó de mi alma. Por primera vez desde que Jesús me dejó,
comencé a darme cuenta que estaba perdida sin ninguna esperanza. Comence a
sollozar llamando a Jesús una y otra vez.
Y entonces escuché una voz
en la oscuridad que decia, “No te va a hacer ningún bien clamar a Jesús. El no
está aqui.”
Una luz opaca comenzó a
llenar el lugar. Por primera vez, podía ver otras celdas parecidas a la mía,
metida en la pared del corazón. Había una tela de araña delante de nosotros, y
por dentro de cada celda fluía una sustancia pegajosa como de lodo.
En la celda siguiente la
voz de una mujer me dijo, “Estás perdida en este lugar de tormento no hay
salida.”
La podía ver escasamente
por medio de la luz opaca. Ella estaba despierta, como lo estaba yo, pero los
ocupantes de las otras celdas parecían estar dormidos o en un éxtasis.
Ella decia “No hay
esperanza, no hay esperanza.” y me sobrevino una soledad intensa así como una
gran desesperación. Lo que ella dijo no me ayudó y continuó diciendo “Este es
el corazón del infierno, aquí somos atormentados, pero nuestro tormento no es
tan terrible como el de aquellos en otras partes del infierno.”
“Algunas veces,” continuó
diciendo, “nos llevan delante de satanás y él nos tortura para su placer.
Satanás se alimenta con nuestro dolor y se fortalece con nuestros gritos de
desesperación y dolor. Nuestros pecados están siempre delante de nosotros y
sabemos que somos inmundos. También sabemos que en un tiempo conocimos al Señor
Jesús, pero lo rechazamos y nos apartamos de Dios. Hicimos lo que nos
complacía. Antes de llegar aqui era una ramera. Robaba el dinero a los hombres
y a las mujeres, y le llamaba amor a lo que hacia. Yo destruí muchos hogares.
En estas celdas hay muchas lesbianas, homosexuales y adúlteros.”
Yo le grite a las
tinieblas, “Yo no pertenezco aqui, yo soy salva y le pertenezco a Dios. Por qué
estoy aqui?” Pero no había respuesta.
Entonces los demonios
regresaron y abrieron las puertas de mi celda. Uno me jalaba, mientras que el
otro me empujaba por un camino rústico. El toque de los demonios se sentía como
una llama ardiente sobre mi carne. Me estaban hiriendo. “Oh Jesús, dónde estas
tu? Por favor, Jesús, ayúdame!” grite.
Un fuego ardiente apareció
delante mio, pero se paró antes de tocarme. Ahora yo sentía como que mi carne
estuviera siendo arrancada de mi cuerpo. El dolor mas cruel que me pudiera
imaginarme corrió sobre mi. Algo invisible rasgaba mi cuerpo, mientras que espíritus
malos en formas de murciélagos me mordían por todo el cuerpo.”
“Querido Señor Jesús,”
exclamé, “Dónde estás? Oh, por favor, déjame salir!”
Fui empujada y jalada hasta
que llegue a un lugar ancho y abierto en el corazón del infierno, y fui lanzada
sobre un tipo de altar sobre el suelo. Sobre dicho altar había un libro grande
abierto. Escuché carcajadas malignas y me di cuenta que estaba tirada en la
tierra delante de satanás.
Satanás dijo, “Al fin te
tengo.” Me encorvé de horror, pero pronto me di cuenta que él no me estaba
mirando a mi, sino a alguien delante mio.
Satanás dijo, “Ja, ja, al
fin te pude destruir de la tierra. Déjame ver cual será tu castigo.” El abrió
el libro y corrió sus dedos por las páginas. El nombre del alma fue iluminado y
el castigo detallado.
“Querido Señor,” yo grité,
“es todo esto real?”
Yo era la próxima, y los
demonios me empujaron sobre una plataforma y me obligaron a inclinarme delante
de satanás.
Otra vez las mismas
carcajadas malignas salían de él. “He esperado por ti mucho tiempo, y al fin te
tengo,” me dijo con un placer malicioso. “Tú trataste de escapar de mi, pero al
fin te tengo.”
Un temor que yo jamás había
experimentado antes se apoderó sobre mi. Otra vez desgarraban mi carne y mi
cuerpo fue envuelto por una cadena grande. Yo me miraba mientras me la ponían.
Me parecía a los demás y me
veía como un esqueleto lleno de huesos muertos. y gusanos se arrastraban dentro
de mi, al mismo tiempo un fuego que salió desde mis pies me cubría de llamas.
Yo grité otra vez, “Oh Señor
Jesús, qué ha sucedido? Jesús, dónde estás?”
Satanás se rió y rió. El
dijo, “Aquí no está Jesús, yo soy tu rey ahora. Vas a estar conmigo para
siempre, tu eres mía ahora.”
Me sentí desgarrada con las
emociones mas terribles que había sentido hasta ahora. No podía sentir a Dios
ni amor amor, paz, o afecto. Pero podía sentir lo peor de los sentidos: temor,
odio, dolores agudos y aún peor, la tristeza.
Clamé al Señor Jesús para
que me salvara , pero no había respuesta.
Satanás dijo, “Yo soy tu
señor ahora,” y levantó sus brazos para llamar a un demonio a su lado.
Enseguida, un espíritu feo y malo vino a la plataforma donde estaba parada y me
agarró. El tenía un cuerpo grande con una cara como de un murciélago, en vez de
manos tenía garras y un olor maligno salía de él.
“Señor satanás, que hago
con ella?” pregunto el espíritu malo, cuando otro demonio que tenía cabellos
sobre todo su cuerpo y una cara como un jabalí salvaje, también me agarro.
“Llévenla a la parte más profunda del corazón, —Un lugar donde los horrores
estarán siempre delante de ella. Allí ella aprenderá a llamarme señor.”
Me arrastraron a un lugar
muy, muy oscuro y me lanzaron sobre algo frio y mojado. Oh, como puede uno
sentir frio y caliente al mismo tiempo? Yo no sabía, pero el fuego quemaba mi
cuerpo y los gusanos se arrastraban sobre y por dentro de mi, los ayes de los
muertos llenaban el espacio.
“Oh Señor Jesús,” grité con
desesperación, “ qué estoy haciendo aquí?” Amado Dios, déjame morir.”
De pronto una luz alumbró
el lugar donde yo estaba sentada. Jesús apareció y me tomó en sus brazos e
instantáneamente estuve de regreso en mi hogar.
“Querido Señor Jesús, dónde
estabas?” Yo exclamé, mientras las lágrimas corrían por mis mejillas. Jesús me
habló con ternura y me dijo: “Mi hija, el infierno es real. Pero tu no lo ibas
a saber con seguridad hasta que lo experimentaras por ti misma. Ahora sabes la
verdad y como se siente estar perdido en el infierno. Ahora tu le puedes hablar
a otros del infierno. Yo tenía que dejarte pasar por el infierno para que
supieras de él sin duda ninguna.”
Yo estaba muy triste y
cansada. Me desmayé en las manos de Jesús. Y aunque El me restauró por completo
—yo me quería ir lejos, muy lejos— de Jesús de mi familia y de todo el mundo.
Durante los días siguientes
en mi hogar estuve muy enferma. Mi alma estaba muy triste y los horrores del
infierno estaban siempre delante mio y pasaron muchos días antes de recuperarme
por completo.
Noche tras noche Jesús y yo
regresamos al infierno para que yo pudiera testificar de estas verdades tan
terribles. Cada vez que pasábamos por el corazón del infierno yo caminaba muy
cerca de Jesús. Un enorme temor se apoderaba de mi corazón cada vez que me
acordaba de lo que me había sucedido allí. Yo sabía que tenía que salir hacia
adelante para salvar almas. Pero fue solamente por la misericordia de Dios que
pude regresar.
Nos paramos delante de un
grupo de demonios que estaban cantando, rezando y alabando al diablo. Parecía
que se estaban gozando inmensamente. Jesús dijo, “Yo te dejaré escuchar lo que
están diciendo.” “Iremos a esta casa hoy y atormentaremos a los que están en
ella. Recibiremos más poder del señor satanás si lo hacemos bien,” dijeron ellos.
“Oh si, causaremos mucho dolor, enfermedades y muchas pruebas a todos.”
Comenzaron a bailar y a
cantar canciones malignas de adoración a satanás, gloriandose en la maldad.
Un demonio dijo, “tenemos
que velar cuidadosamente a aquellos que creen en Jesús, pues nos pueden hechar
afuera.” “Si,” dijo otro, “al oir el nombre de Jesús tenemos que huir “,
entonces el último espíritu malo dijo:” nosotros no vamos donde los que conocen
a Jesús y el poder de su nombre.”
Jesús dijo, “Mis angeles
protegen a mi pueblo de estos malos espíritus y su trabajo no prospera. Yo
también protejo a muchos que no son salvos, aunque ellos no lo saben. Yo tengo
muchos angeles empleados para impedir los planes malvados de satanás.”
Jesús dijo, “Hay muchos
demonios en los aires y en la tierra. Yo te he permitido ver algunos de esos
demonios pero a otros no. Por eso es que la verdad del evangelio tiene que ser
predicada a todos. la verdad hará a los hombres libres y los protegera de la
maldad. En mi nombre hay liberación y libertad. Yo tengo todo poder en el cielo
y en la tierra. No le temas a satanas; teme a Dios.”
Según caminábamos en el
infierno, Jesús y yo encontramos a un hombre grande y que estaba envuelto en
oscuridad y tenía la apariencia de un ángel y sostenía algo en su mano izquierda.
Jesús dijo, “Este lugar se
llama las tinieblas de afuera.”
Escuché llanto y crujir de
dientes. En ningún otro lugar había visto tanta desesperación como la que sentí
en ese lugar. El angel parado delante de nosotros no tenía alas, era como de 30
pies de alto y sabía exactamente lo que estaba haciendo. En su mano izquierda
tenía un disco grande con el cual se estaba volteando lentamente, levantándolo
como que se estaba preparando para lanzarlo.
En el centro del disco
había fuego y los bordes eran negros. El angel tenía su mano debajo del disco y
retrocedió para conseguir mas impulso. Yo me preguntaba quién sería ese angel
gigante y que es lo que estaba por hacer.
Jesús me leyó el
pensamiento y dijo otra vez, “Esto es las tinieblas de afuera.” Acuérdate que
mi Palabra dice: “Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de
afuera; alli será el lloro y el crujir de dientes.”
“Señor,” yo dije, quieres
decir que tus hijos estan aqui?” “Si,” dijo Jesús, “sirvientes que se apartaron
después que los llamé. Siervos que amaron mas al mundo que a mí y se apartaron
para resbalarse en el lodo del pecado. Sirvientes que no soportaban la verdad y
la santidad. Es mejor no haber comenzado, que apartarse despues de haber
comenzado a servirme.”
Jesús dijo, “Créeme, si
usted peca tiene un abogado con el Padre. Si te arrepientes de tus pecados, yo
seré fiel en limpiarte de toda maldad. Pero si no te arrepientes, yo vendré en
una hora que no crees, y seras cortado con los incrédulos y echado a las
tinieblas de afuera.”
Obseré al ángel moreno
mientras lanzaba el disco grande muy lejos, adentro de la oscuridad. “Mi
Palabra significa lo que dice, ‘serán echados en las tinieblas de afuera’.” Y
entonces, inmediatamente, Jesús y yo estabamos en el aire siguiendo el disco por
el espacio. Llegamos a la parte exterior del disco y nos paramos a mirar
adentro.
Había un fuego en el centro
del disco, y gente salía y entraba, sobre y debajo de las olas de fuego. No
habían demonios o malos espíritus en este lugar, solamente almas quemándose en
un mar de fuego.
Fuera del disco se hallaba
la oscuridad más negra y solamente la luz de las llamas dentro del disco
iluminaba el aire de la noche. En La luz ví gente tratando de nadar hacia los
bordes del disco. Algunos de ellos casi agarraban los lados cuando una fuerza
aspiradora dentro del disco los jalaba otra vez hacia las llamas. Yo miraba
mientras sus formas se tornaban en esqueleto con almas de un gris sucio.
Entonces pude saber que era otra parte del infierno. Después ví, como en una visión,
ángeles abriendo sellos. Naciones y reinos parecían estar cerradas debajo de
ellos. Cuando los angeles rompieron los sellos, hombres y mujeres, muchachos y
muchachas marchaban directo a las llamas.
Yo miraba horrorizada,
pensando si conocia algunos de los sirvientes caídos del Señor que marchaban
hacia adelante. Yo no podía mover mi cabeza para dejar de mirar las almas
marchando dentro del fuego sin que nadie tratara de pararlos.
Yo exclamé, “Señor por
favor, páralos antes que alcancen el fuego.” Pero Jesús dijo, “El que tiene
oido que escuche. El que tenga ojos que vea. Mi hija, proclama en contra del
pecado y la maldad. Dile a mis siervos que sean fieles y que clamen en el
nombre del Señor. Te estoy llevando por este lugar tan terrible, para que les
puedas contar cómo es el infierno.”
Jesús continuó: “Algunos no
te van a creer. Algunos van a decir que Dios es muy bueno para enviar a hombres
y mujeres al infierno. Pero diles que mi Palabra es verdadera. Diles que los
temerosos y los incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego.”
Jesús dijo, “Esta noche, mi
hija, iremos a una parte diferente del corazón del infierno. Quiero hablarte de
los cuernos y enseñarte como serán usados para enviar espíritus malos y fuerzas
demoníacas sobre la superficie de la tierra.”
Mientras Jesús hablaba
comencé a ver una visión abierta. En la visión ví una casa de campo vieja, de
color gris, rodeada por muchos árboles muertos y hierba muy crecida y muerta.
El patio alrededor de la casa vieja estaba lleno de cosas muertas. No había
vida en ese lugar. Esta casa parecía como que se había afirmado por las
esquinas y se estaba hundiendo en el centro del campo y no se vean otros
edificios. La muerte estaba por todos los lugares. Yo sabía que esta casa de
campo era parte del infierno, pero no entendía lo que estaba viendo. Por
adentro, detrás de las ventanas sucias, se movían grandes sombras de formas
humanas. Había algo maligno en su apariencia. Unas de las formas se acercó a la
puerta del frente y la abrió.
Observé como un hombre
grande, con músculos extremadamente grandes, salió de la puerta y caminó hacia
el balcón, lo pude ver claramente. Era como de seis pies de alto, con el cuerpo
de un levantador de pesas. Su color era el mismo gris muerto de los
alrededores. Solamente vestía con pantalón de hombre. Eran tan gris y tan
muerto como la piel desnuda de su pecho. Su carne era como escama y su cabeza
era muy grande. Es más, su cabeza era tan grande que sus piernas estaban
dobladas por cargar una carga tan grande. Sus pies eran con cascos, como las
patas de un cerdo. Su cara era dura y maligna y se veía muy viejo.
Sus ojos estaban muertos y
su cara era muy ancha. En esta visón, vi a esta criatura tan terrible subirse
al viejo balcón. La tierra temblaba cuando el se movía y de su cabeza crecían
cuernos tan grandes, que crecieron hasta que desaparecieron. Mientras él
caminaba, noté que los cuernos estaban creciendo, pero muy lentamente. Habían
otros cuernos también que comenzaron a crecer de su cabeza y de los mas grandes
salían cuernos pequeños. Vi que su cabeza era como el de una bestia, una
poderosa y bestia maligna, llena de destrucción. Cada paso que daba estremecia
la tierra.
Jesús me dijo: “Observa.”
Vi los cuernos según se
elevaban y terminaban en hogares, iglesias, hospitales, oficinas y edificio de
toda clase sobre toda la tierra. Los cuernos hicieron gran daño en toda la
tierra.
Yo vi a la bestia hablar y
espíritus malos fueron escupidos por toda la tierra. Vi a muchos ser seducidos
por estos espíritus y caer en las trampas de satanás.
Yo pensé, Estamos en una
guerra entre el mal contra el bien.
“Estamos en una guerra,”
escuché decir al Espíritu del Señor. “El bien contra el mal.” De los cuernos
salían nubes oscuras que escondían las diversas formas de maldad que estaban
saliendo sobre la tierra. Todas las abominaciones que Dios odia estaban
presentes. Vi reinos que se levantaban sobre la tierra, y millones de personas
comenzaron a seguir a estas fuerzas malignas. Vi como los cuernos viejos fueron
removidos y en su lugar crecían cuernos nuevos.
Escuché a Jesús decir. “ ya
está aconteciendo! Estas cosas son, fueron, y serán. Los hombres se llegarán a
amar a ellos mismos en vez de amar a Dios. En los postreros días la maldad
correrá por doquier. Los hombres y las mujeres amarán más sus casas, coches,
tierras, edificios, negocios, plata y oro más que a mí.”
“Arrepiéntanse,” dijo El,
“pues yo soy un Dios celoso. Nadie puede estar antes que yo ni los hijos,
hijas, esposa o esposo. Pues Dios es Espíritu y tiene que ser adorado en
Espíritu y en verdad.”
Yo miraba mientras los
cuernos se movían sobre la faz de la tierra, subiendo muy alto dentro de los
cielos. Se levantaron nuevos reinos y hubo guerra y destrucción sobre la
tierra. Eran muchos los que adoraban a la bestia.
La bestia maligna con los
cuernos caminaba para arriba y para abajo como si estuviera pensando y la
tierra se estremeció debajo de sus pies. Después de algunos minutos regresó a
la casa de campo. De pronto aparecieron nubes oscuras y muchos habían muerto en
la tierra.
Yo ví el mundo en medio de
una gran tribulación y comencé a orar con todo mi corazón. Yo exclamé, “Oh,
Señor, Ayúdanos.” Entonces dos grandes bestias en formas de espíritu se levantaron
de la tierra y comenzaron a pelear entre ellos, yo sabía que habían salido del
infierno.
Un mar de gente miraban la
guerra entre estos dos males. Y después vi algo levantarse del suelo entre
ellos, y dejaron de pelearse parándose al lado de un barco grande. Las dos
bestias trataron de destruir el barco, pero no podían. Lo empujaron hacia
atrás, dentro de la tierra, y lo enterraron entre ellos dos. Se pararon otra
vez cara a cara, listos para continuar su guerra.
Escuché una voz que dijo,
“Velad.” Mientras velaba, apareció una luz en el suelo, donde el barco había
sido enterrado.
El barco reapareció sobre
el suelo y se convirtió en un disco grande. Las otras dos bestias comenzaron a
tomar otras formas, y se volvieron grandes y negras. Una puerta en el frente
del disco se abrió, y un fuerte rayo de luz reveló una escalera. Las escaleras
bajaban, bajaban dentro de la tierra y escuché una voz que dijo, “Dentro del
infierno.”
En el aire había un sentido
fuerte de maldad, y me sentía perdida y sin dirección mientras miraba. Una
fuerza paralizante salió del disco y no tenía donde correr. Me sentía atrapada
a pesar de que estaba en el Espíritu.
Casi al momento, Jesús me
levantó hasta lo más alto hasta que pude ver la visión desde arriba. Pero ahora
las escaleras se habían vuelto una escalera eléctrica, que se movía para arriba
y para abajo desde el corazón de la tierra.
Cuando estaba al lado de
Jesús me sentía segura y protegida. Escuché una voz que dijo, “Esto saldrá del
infierno.”
Jesús dijo, “Esto será.
Esto está todavía por venir. Escribe para que todos conozcan.” En mi visión la
escalera eléctrica estaba trayendo fuerzas de demonios y malos espíritus. Las
dos bestias se pararon, una a cada lado del barco, y los ví que comenzaron a
cambiar otra vez. Escuché el sonido de un gran alboroto, el sonido de motores
corriendo en alta velocidad. Las cabezas de las bestias crecieron más y una luz
comenzó a llenar sus manos. Ví a las dos bestias y el barco cuando se juntaron.
Muchas almas, como si
caminaran dormidas marchaban adentro de una de las bestias. Por horas observé
este evento tan feo hasta que al fin, una de las bestias estaba empaquetada de
gente. Mientras escuchaba, de la primera bestia salió un gran alboroto parecido
al de un avión listo para despegar. La bestia había recibido su poder del
barco. Cuando la bestia comenzó a volar, tomó otra vez la forma de un hombre.
Mientras volaba su cabeza parecía estar llena de luces y grandes poderes
emanaban de él. Mientras él desaparecía entre los cielos, su cabeza se volvió
otra vez en un barco.
Yo todavía podía escuchar
el sonido de la primera bestia, mientras veía a la segunda bestia llenarse de
almas. Cuando se llenó, vi a la segunda bestia volar hacia arriba como un
cohete. Se unió a la otra bestia y los dos se movieron lentamente hacia el
cielo gris. La segunda bestia también, había tomado la forma de un hombre. Yo
escuché sus grandes alborotos según desaparecían de vista.
Yo pensaba sobre lo que
esto significaba. Yo vi el barco o disco, aterrizar otra vez sobre la tierra.
La tierra se cerró sobre éste, hasta que estaba otra vez fuera de vista. Cuando
la visión comenzó a desaparecer, yo vi una corte muy grande y pensé en el
juicio del Trono Blanco.
Después de la primera
visión, Jesús y yo fuimos a una parte diferente del infierno. Jesús dijo,
“Estas cosas que estás viendo son para el fin de los tiempos.” Otra visión
apareció delante de mi.
Caminamos por una colina
alta y seca. Yo miré desde lo alto de la colina hacia abajo y vi la corriente
de un río. No habían fosas de fuego, ni demonios o malos espíritus, solamente
el río grande fluyendo entre orillas escondidas. Jesús y yo nos acercamos al
río y vi que estaba lleno de sangre y fuego.
Al acercarme y mirar de
cerca, vi muchas almas, cada una encadenada con otra. El peso de las cadenas
las arrastraba hacia abajo de la superficie del lago de fuego. Las almas en el
infierno estaban en el fuego del infierno. También vi que estaban en formas de
esqueleto con almas de un color gris sucio.
“ Qué es esto?” Le pregunte
al Señor. “Estas son las almas de los incrédulos y de los impíos. Estos fueron
mas amantes de su propia carne que amantes de Dios. Ellos eran hombres amando
hombres y mujeres amando mujeres, que no quisieron arrepentirse y ser salvos de
sus pecados. Ellos se gozaron de su vida de pecado y despreciaron mi
salvación.”
Me paré junto a Jesús y
miré adentro del lago de fuego.
De pronto, el fuego comenzó
a rugir como un gran horno, moviéndose y devorando todo lo que estaba en su
camino. En poco tiempo llenó casi todo el brazo derecho del infierno.
El fuego se acercó a
nuestros pies, pero no nos quemó. El río estaba devorando todo lo que había en
su camino. Miré el rostro de Jesús y se veía triste y tierno.
El todavía tenía escrito
sobre su rostro amor y compasión por estas almas perdidas. Comencé a llorar y
deseaba salir de ese lugar de tormento, el tener que continuar era casi insoportable.
Miré otra vez las almas en
el fuego. Eran de un color de fuego rojo y sus huesos estaban negros y
quemados. Escuché sus almas gritar de remordimiento.
El Señor dijo, “Este es su
tormento; amarrados juntos con cadenas tras cadenas. Estos deseaban la carne de
su propio sexo, hombres con hombres y mujeres con mujeres, haciendo lo que no
era natural. Ellos llevaron a muchos jovencitos y jovencitas a actos de pecado.
Ellos lo llamaban amor, pero al final era pecado y muerte.”
“Yo sé que muchos jovencitos
y jovencitas, hombres y mujeres fueron obligados en contra de su voluntad para
cometer actos tan terribles, yo lo sé y no cargaré este pecado contra ellos.”
Acuérdense de esto, sin embargo, dijo Jesús, “Yo conozco todas las cosas, y las
personas que causaron que estos jóvenes pecaran tienen el pecado mas grande. Yo
juzgaré con justicia. Al pecador Le digo, ‘Arrepiéntete, y tendré misericordia.
Clama a mi y te escucharé.’
En repetidas veces les pedí
a estas almas que se arrepintieran y que vinieran a mí. Yo los hubiera
perdonado y limpiado y en mi nombre podrían haber sido liberados. Pero ellos no
me escucharon y ellos deseaban la codicia de la carne antes que el amor del
Dios vivo. Porque yo soy santo tenéis que ser santos. No toquen las cosas inmundas
y los recibiré,” dice el Señor. Yo me sentí muy enferma mientras veía las almas
en el lago de fuego.
Jesús continuó, “Si
solamente se hubieran vuelto a mi antes que fuera muy tarde. Mi sangre fue
derramada para que todos vinieran a mi. Yo dí mi vida para que el peor de los
pecadores viviera.”
Multitudes de almas pasaron
por el río de llamas ardientes y sobre ellas pasaban las olas de fuego sin
poder salir y dejar de nadar en ese lago de fuego. Yo escuché gritos de
remordimiento cuando el río de sangre pasaba delante de nosotros.
Caminamos hacia arriba por
un camino cerca del río. Delante de nosotros, había una mujer grande sentada
sobre una colina. Se mecia para adelante y hacia atrás como si estuviera ebria.
Sobre ella estaban escritas las siguientes palabras “Misterio de Babilonia.”
Ahora sabía que la madre de las abominaciones en la tierra también venía del
infierno. De ella emanaba una fuerza maligna, y vi multitudes de gente y
lenguas debajo de ella. Ella tenía siete cabezas y diez cuernos. En ella se encontraba
la sangre de los profetas, y de los santos y de todos los que fueron asesinados
sobre la tierra.
“Salíd de ella y sean
separados,” dijo el Señor. “En su tiempo será destruida.”
Caminamos hacia adelante
pasándo por donde estaba la mujer mala con los cuernos sobre su cabeza. Todo se
comenzó a poner oscuro. Ahora Jesús era la única luz. Caminamos hasta que
llegamos a otra colina. En la distancia podía ver llamas calientes en el aire.
La atmósfera se calentó agobiantemente. Dimos la vuelta alrededor de la colina
y llegamos a una puerta grande con ranuras cortadas. Esta estaba colocada al
lado de la colina y una cadena grande se encontraba sobre ella y de ella salían
llamas. La puerta estaba cerrada con candados grandes. Yo me preguntaba que es
los que todo esto significaba.
De pronto, la figura oscura
de un hombre vestido con una capa larga y oscura larga, apareció delante de la
puerta. Su cara se veía muy vieja y muy cansada. La piel de su cara estaba
jalada bien apretada hacia los huesos de su calavera. Parecía que tenía muchos
años de edad. Jesús me dijo: “Detrás de esa puerta está el abismo sin fondo. Mi
Palabra es verdadera.” Las llamas detrás de la puerta alcanzaban lo más alto
hasta llegar a la puerta la cual se hinchaba con la presión del calor. Yo dije,
“Señor Jesús, yo me alegraré cuando satanás sea lanzado en el abismo sin fondo,
y todas estas cosas cesen por un tiempo.”
El respondio: “Ve, oye lo
que el Espíritu le dice a las iglesias. El fin está cerca y yo estoy llamando a
los pecadores a arrepentirse y ser salvos. Mira ahora.”
Estábamos parados en un
lugar al aire libre y estaba con el Señor en el Espíritu. Yo miré y contemplé
una visión abierta. En la visión vi una serpiente de fuego rozando que la
dejaron atacar el aire con su enorme cola. Yo miraba mientras esta serpiente
espíritual se movía con terrible poder. Entonces la ví regresar al brazo
izquierdo del infierno y esperar. Yo sabía que no podía atacar la tierra
todavía hasta que la Palabra de Dios se cumpliera.
Ví fuego y humo subir desde
la tierra y ví un velo extraño mientras éste se formaba sobre la tierra. Vi
parches de oscuridad aparecer por todas partes. Sobre la cabeza de la serpiente
de fuego comenzaron a crecer cuernos. Estos se esparcieron hasta que cubrieron
toda la tierra. Satanás le dió órdenes a la serpiente de fuego. Espíritus malos
y diablos se hallaban presentes. Entonces ví la serpiente maligna de fuego
salir del brazo derecho del infierno, y comenzar a atacar la tierra con gran
fuerza hiriendo y destruyendoa mucha gente.
Jesús dijo: “Esto sucederá
al fin de los tiempos. Ven más alto.” Lector, si estás cometiendo algunos de
los pecados de los cuales estoy hablando, por favor deja de pecar y clama a
Jesús que te salve. No tienes que ir al infierno. Clama al Señor mientras está
cercano, El te escuchará y te salvará. Todo el que clame en el nombre del Señor
será salvo.
Una profecia de Jesús para
todos
Jesús dijo, “Estas cosas ya
están sucediendo en la tierra, están por ser y pronto vendrán sobre la tierra.
La serpiente de fuego es parte de la bestia. Las profecias que vas a leer son
verdaderas. Las revelaelones son verdaderas. Velad y orad. Amaos los unos a los
otros. Manténganse santos. Mantengan sus manos limpias.
Esposos amen a sus esposas
como Cristo amó a su iglesia. Esposos y esposas, amaos los unos a los otros
como yo os he amado. Yo ordené el matrimonio y lo bendije con mi Palabra.
Mantengan el lecho del matrimonio sin mancilla. Límpience de toda maldad y sean
puros, como yo soy puro.
El santo pueblo de Dios ha
sido extraviado por engañadores. No se dejen engañar; Dios no puede ser
burlado. El entendimiento te será dado si abres tus oídos y me escuchas. Este
es el mensaje de Cristo a las iglesias. Cuídense de los falsos profetas que se
paran en mi lugar Santo y engañan con piropos. Oh tierra, mi santo pueblo se ha
quedado dormido al sonido de la falsa doctrina. ¡Despertad, despertad’ Yo te
digo que toda maldad es pecado. Límpience de todo pecado de la carne y del
Espíritu. Mis santos profetas vivan una vida santa. Pero ustedes se han
revelado contra mi y mi santidad. Han traído el mal sobre vosotros. Ustedes han
pecado y se han hecho esclavos de la enfermedad y de la muerte.
Ustedes han cometido
iniquidades y han hecho lo malo y se han revelado contra mí. Se han apartado de
mis preceptos y de mis juicios. Ustedes no han escuchado las palabras de mis
siervos, los profetas y las profetizas.
Maldiciones en vez de
bendiciones han venido sobre vosotros, y todavía rehusan retornar a mí y
arrepentirse de sus pecados.
Si ustedes regresan, se
arrepienten y si me honran con el fruto de la justicia, yo bendeciré vuestros
hogares y honraré la cama del matrimonio. Si se humillan y claman a mi, yo
escucharé y los bendeciré.
Escuchen, ustedes ministros
de mi Santa Palabra. No enseñen a mi pueblo a pecar contra Dios. Acuérdense que
el juicio comienza por la casa de Dios; a menos que se arrepientan, yo los
quitare por los pecados que le enseñaron a mi pueblo. Creen ustedes que estoy
ciego y no puedo ver, o sordo que no puedo oir?
Tú que tienes la verdad con
la injusticia y llenas tus bolsillos con oro y plata a costa de los pobres
—arrepiéntete, te digo, antes que sea muy tarde. El día del juicio te pararás
solo delante mi para dar cuenta de lo que hiciste con mi Santa Palabra; si
clamas a mi en arrepentimiento, yo quitare la maldición de tus tierras y os
bendeciré. Si te arrepientes y te avergüenzas de tus pecados, yo tendré
misericordia y compasión de ti y no me acordaré más de tus pecados. Ora para
que seas un vencedor.
Despierta a la vida.
Arrepiéntete por la gente que has guiado mal y les enseñaste falsas doctrinas.
Diles que has pecado y que has desparramado mis ovejas. Arrepientete delante de
ellos.
He aquí, estoy preparando
un ejército santo. Ellos harán grandes exploraciones para mi y destruirán tus
lugares altos. Es un ejército de hombres, mujeres, niños y jóvenes santos.
Ellos han sido ungidos para predicar el verdadero evangelio, para poner las
manos sobre los enfermos, y llamar a los pecadores al arrepentimiento.
Este es un ejército de
trabajadores, hombres, esposas, hombres solteros, mujeres solteras y niños
escolares. Son gente sencilla, pues no muchos nobles han respondido a mi
llamado. En el pasado fueron mal entendidos y maltratados, abusados y
rechazados. Pero yo los he bendecido dándoles intrepidez en santidad y en
Espíritu. Ellos comenzarán a cumplir mis profecias y a hacer mi voluntad. Yo
caminaré en ellos, hablaré en ellos y trabajaré en ellos.
Estos son aquellos que se
han tornado a mi con todo el corazón, alma, mente y fuerza. Este ejército
despertará a muchos a mi justicia y pureza del espíritu. Yo pronto me comenzaré
a mover entre ellos, a escoger a los que deseo para mi ejército. Yo los buscaré
en las ciudades y los pueblos. Muchos se van a sorprender con los que he
escogido. Los van a ver moverse sobre toda la tierra y hacer hazañas por causa
de mi nombre. Mirad y ver mi poder en obra.
Otra vez os digo, no
manchen la cama del matrimonio. No manchen el cuerpo en el cual mora el
Espíritu Santo. Los pecados del cuerpo llevan a pecados del Espíritu.
Mantengan el lecho del
matrimonio santo. Yo hice al hombre para la mujer y la mujer para el hombre y
he decretado que sean unidos en el santo matrimonio.”
“Otra vez os digo,
despertad.”
Yo vi muchas otras visiones
en el brazo izquierdo del infierno. Yo fuí instruida por el Señor que no debo revelarlas
ahora. Muchas de ellas eran visiones del mundo en los últimos días. Cuando
muchos del pueblo de Dios se apartarán y se perderán.
En las visiones se me
dieron revelaciones sobre el cuerpo de Cristo, el ministerio de los hijos de
Dios, los hijos de la bestia, y la eminente venida de Cristo. “Más tarde, las
puedes revelar,” dijo El, “pero no ahora.”
“Este ejército,” dijo el
Señor, “que fue hablado por el profeta Joel, saldrá de la tierra y hará grandes
obras para Dios.” El Hijo de justicia se levantará con sanidad en sus alas. El
acabará con los malignos y serán cenizas debajo de las plantas de sus pies.”
“Serán llamados el ejército del Señor. Yo le daré dones y ellos harán mis
grandes obras.
Ellos harán maravillas para
el Señor de La gloria. Yo derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros
hijos y vuestras hijas profetizarán.
Este ejército peleará
contra las fuerzas de maldad y destruirá muchas obras de satanás. Ellos
alcanzarán a muchos para Jesucristo antes que llegue el día cuando se levante
la bestia, dice el Señor.
Jesús, dijo, “Ve, ya es
hora de irnos.” Al fin dejábamos las visiones y el brazo izquierdo del
infierno. Yo estaba muy alegre. Cuando salimos, Jesús dijo, “Dile a tu familia
que los amo y corrígelos con amor. Diles que los libraré del mal si ponen su
confianza en mi.”
Escuche una voz que me
dijo, “Escribe, pues estas cosas son fieles y verdaderas.” Otra vez estaba con
el Señor en el Espíritu. El estaba alto y exaltado, y su voz era como de
trueno.
“He aqui, oh tierra, estas
cosas son, eran y están por venir. Yo soy el primero y el último. Sírvanme, el
Creador, pues yo doy vida y no muerte. Levántense de su maldad y clamen a mi,
yo os sanaré y os libertaré. Las cosas que lees en este libro son verdaderas y
sucederán pronto.
Arrepiéntanse, pues el
tiempo está cerca, y el Señor de la gloria pronto aparecerá. Estad listos,
porque no sabéis el día ni la hora. Grande será la recompensa de aquellos que
ésperan mi venida. Yo bendeciré a mis pequeños, aquellos que han guardado la fe
y me han servido en verdad y en justicia. Antes que lo sepan, Yo estaré sobre
ellos. Yo he preparado una bendición para aquellos que han sido fieles a su
llamamiento y para aquellos que no han negado mi nombre.
Yo digo, que si mi pueblo
que se llama por mi nombre, se humillan y oran, yo los perdonaré, y los sanaré,
y los restauraré. Yo deseo escuchar, libertar, y salvar a todos los que creen y
claman en mi nombre.
Santifiquen un ayuno.
Llamen a una asamblea solemne. Reunid a todos los ancianos y a todos los
habitantes de la tierra en mi casa y clamen a mí. Ay, pues el día del Señor
viene como un ladrón en la noche —el día está cerca.
Confíen en mí, y yo
restauraré los años que comió la oruga, las langostas, el gusano y las larvas.
El gran ejército que he
llamado no romperá su lugar o su marcha. Ellos harán prestaciones brillantes
maravillosas, y no serán conquistados, pues yo soy su fortaleza.
Sus voces sonarán como la
trompeta, sonarán como el trueno y todos escucharán y sabrán que yo soy el
Señor vuestro Dios.”
Amado Señor Jesús, es mi
oración ser encontrada digna, de ser parte de este ejército. Yo quiero estar en
este ejército, pero sé que tengo que ser pura y santa, como Jesús es, puro y
santo. Con la sangre que Cristo derramó, límpiame de toda maldad. Ayudarne a
mantener un corazón arrepentido, libre de todo odio y amargura.
Padre, yo sé que mucha de
tu gente está dormida. Yo temo que vas a tener que romper nuestro vaso de barro
y humillarnos para que pueda haber fruto de justicia.
Señor, yo no quiero tener
que regresar al infierno otra vez y tener que quedarme allí. Oh Señor, ayudame
a amonestar a la gente. Dame poder para impedir que el infierno siga creciendo.
Ayúdame a mi, y a tu pueblo a ser buenos, de buen corazón, perdonándonos y
amándonos los unos a los otros. Ayudanos a hablar la verdad todo el tiempo.
Yo sé que Jesús regresa
pronto y sus recompensas con El. Yo sé que mi mensaje al mundo es,
“Arrepentíos, pues el día del Señor está cerca.” Padre, yo no quiero la sangre
de esta gente sobre mis manos.
Otra vez, el Señor y yo
fuimos al infierno. Jesús me dijo, “Mi hija, tu naciste para este propósito,
para escribir y contar lo que te he dicho y enseñado. Pues estas cosas son
fieles y verdaderas. Yo te he llamado para decirle al mundo por medio de ti que
hay un infierno, pero yo he preparado un medio de escape. Yo no te enseñaré
todas las partes del infierno. Hay cosas escondidas que yo no te puedo revelar.
Pero te enseñaré mucho. Ahora, ven y ve, los poderes de las tinieblas y su
fin.”
Regresamos otra vez al
vientre del infierno y comenzamos a caminar hacia una pequeña apertura. Me puse
a mirar por donde estábamos entrando y encontré que estábamos en una repisa.
cerca de una celda en el centro del infierno. Nos paramos delante de una celda
en la cual estaba una hermosa mujer. Sobre la parte alta de la celda estaban
las iniciales “A.C.”
Escuché a la mujer que
dijo, “Señor, yo sabía que un día vendrías. Por favor déjame salir de este
lugar de tormento.”
Ella estaba vestida con la
ropa del tiempo antiguo y era muy hermosa. Yo sabía que había estado aqui por
muchos siglos y no podía morir. Su alma estaba en tormento. Comenzó a jalar las
barras y a llorar. Suavemente Jesús dijo, “Sea la paz.” El le habló a ella con
tristeza en su voz. “Mujer, tu sabes porqué estás aquí.”
“Si,” dijo ella, “pero yo
puedo cambiar.” Yo me acuerdo cuando dejaste salir a los otros del Paraíso. Yo
me acuerdo de tus palabras de salvación. Ella exclamó, “Yo seré buena ahora y
te serviré.” Ella apretó las barras de la celda con sus pequeños puños y
comenzó a gritar, “Déjame salir! Déjame salir!”
Después de eso, comenzó a
cambiar delante de nuestros ojos. Su ropa se comenzó a quemar. Su carne se le
cayó y todo lo que quedo fue un esqueleto negro con agujeros quemados en vez de
ojos y un cascarón hueco por alma. Yo miré con terror mientras la mujer anciana
caía en el suelo. Toda su belleza desapareció de momento. Se me estremeció el
entendimiento al pensar que ella había estado aquí desde antes del nacimiento
de Jesús.
Jesús le dijo, “Tú sabías
en la tierra cual sería tu fin. Moisés te dio la ley y tu la escuchaste. Pero
en vez de obedecer mi ley, escogiste ser un instrumento en las manos de
satanás, una adivina y una bruja. Tu enseñaste el arte de la brujería, amaste
las tinieblas en vez de la luz, y tus obras eran malas.
Si te hubieras arrepentido
de corazón, mi Padre te hubiera perdonado. Pero ya es muy tarde,” le dijo El.
Con tristeza y gran pena en
nuestros corazones, nos apartamos de ella. Nunca terminará su dolor y
sufrimiento. Mientras nos alejábamos, sus manos delgadas trataron de
alcanzarnos. “Mi hija,” dijo el Señor, “Satanás usa muchas artimañas para
destruir hombres y mujeres buenas. El trabaja día y noche, tratando de
conseguir que la gente lo sirva.”
Si usted fracasa en escoger
servir a Dios, Ud. ha escogido servir a satanás. Escoga la vida y la verdad lo
hará libre.
Después de caminar una
corta distancia, nos paramos delante de otra celda. Escuché la voz de un hombre
que llamaba, “ está ahí? Quien está ahí?” Yo me pregunté la razón por la cual
llamaba.
Jesús dijo, “El está ciego.”
Escuché un sonido, y miré a
mi alrededor. Delante de nosotros estaba un demonio grande con alas largas que
parecían estar rotas. El pasó sin mirarnos. Yo me paré cerca de Jesús.
Nos paramos juntos a mirar
al hombre que había hablado. El también estaba en una celda y nos daba la
espalda , el tenía la forma de un esqueleto en fuego y tenía el olor de muerte
sobre él. Daba golpes en el aire y gritaba “Ayúdenme, alguien, ayúdenme.”
Jesús dijo tiernamente,
“Hombre, sea la paz.” El hombre se volvió y dijo, “Señor, yo sabía que vendrías
por mi. Yo me arrepiento ahora. Por favor déjame salir. Yo se que fui una
persona horrible y que usé mi minusvalidad para ganancias egoístas. Yo se que
fui un brujo y que engañé a muchos para satanás. Pero Señor, yo me arrepiento.
Por favor déjame salir.
Dia y ñoche soy atormentado
en estas llamas, no hay agua. El exclamó, tengo mucha sed, no me puedes dar una
poco de agua.” El hombre seguía llamando a Jesús, mientras nos alejábamos. Yo
miré hacia atrás con tristeza.
Jesús dijo, “Todos los
hechiceros y obradores de maldad tendrán su parte en el lago que arde con fuego
y azufre. Esta es la segunda muerte.”
Llegamos a otra celda que
estaba ocupada por otro hombre. El dijo, “Señor, yo sabía que tu vendrías a
soltarme. Me he arrepentido hace mucho tiempo.” Este hombre, también era un
esqueleto lleno de llamas y gusanos.
“Oh hombre, estás todavía
lleno de mentiras y de pecado. Yo sé que tu eras un discípulo de satanás, un
mentiroso que engañaste a muchos. La verdad nunca estaba en tu boca y la muerte
fue siempre tu recompensa. Tu escuchaste mis palabras muchas veces y te
burlaste de mi salvación y mi Santo Espíritu. Tu mentiste toda tu vida y no me
escuchaste. Tu eres de tu padre el diablo. Todos los mentirosos tendrán su
parte en el lago de fuego. Tu has blasfemado contra el Espíritu Santo.”
El hombre comenzó a
maldecir y a decir muchas cosas malas en contra del Señor. Seguimos hacia
adelante. Esta alma estaba perdida para siempre en el infierno.
Jesús dijo, “todo el que
quiera puede venir en pos de mi, y el que pierde su vida por mi causa
encontrará vida, y vida en abundancia. Pero los pecadores tienen que
arrepentirse mientras están vivos en la tierra; es muy tarde para arrepentirse
cuando llegan aquí. Muchos pecadores quieren servirle a Dios y a satanás o se
creen que tienen tiempo ilimitado para aceptar la gracia que ofrece Dios. Los
verdaderamente sabios escogerán hoy a quien servir.”
Pronto llegamos a la
próxima celda de donde salió un grito desesperado de dolor, miramos y vimos el
esqueleto de un hombre acurrucado en el suelo. Sus huesos estaban negros del
fuego y su alma por dentro era de un color gris sucio. Observé que le faltaban
partes de su cuerpo a donde subían humo y llamas. Los gusanos se arrastraban
dentro de él.
Jesús dijo, “Los pecados de
este hombre fueron muchos. El fue un asesino y tenía odio en su corazón. El no
se quería arrepentir o aún creer que yo lo perdonaría. Si solamente hubiera
venido donde mi.”
Le pregunte al Señor, “
quieres decir que él pensó que tu no lo perdonarías de su homicidio u odio?”
“Si,” dijo Jesús, “Si
solamente hubiera creído y venido a mí, yo le hubiera perdonado todos sus
pecados, grandes y pequeños. Por el contrario, el continuó pecando y murió
pecando. Por eso es que está donde está hoy. Le dieron muchas oportunidades
para que me sirviera, para que creyera el evangelio, pero él rehusó. Ahora es
muy tarde.
La próxima celda a la cual
llegamos estaba llena de un terrible olor. Yo podía escuchar los gritos de los
muertos y sus ayes de remordimiento en todo lugar. Me sentí tan triste que
estaba casi enferma. Yo decidí que iba a hacer todo lo que pudiera para decirle
al mundo de este lugar.
La voz de una mujer dijo,
“Ayúdame.” Miré a un par de ojos reales, no las cuencas quemadas que eran señal
de haberse quemado. Yo estaba tan triste que me dió escalofrío y sentí una gran
pena y dolor por esta alma. Quería intensamente sacarla de la celda y correr
con ella. Ella dijo, “Es tan doloroso, Señor, yo haré lo correcto ahora. Yo te
conocí una vez y tu eras mi Salvador.” Sus manos apretaron las barras de la
celda. “ Porqué no quieres ser mi Salvador ahora?” Grandes pedazos de carne en
fuego caían de ella y solamente sus huesos apretaban las barras.
“Tu hasta me sanaste de
cáncer,” dijo ella. “Tu me dijiste que me fuera y no pecara más, no sea que me
viniera algo peor. Yo traté, Señor; Tu sabes que traté. Yo hasta traté de
testificar en tu nombre. Pero Señor, pronto aprendí que los que predican tu
palabra no son populares. Yo quería que la gente me quisiera. Lentamente
regresé al mundo y la concupiscencia de la carne me devoró. Los clubs nocturnos
y las bebidas alcohólicas se hicieron mas importante que tú. Perdí el contacto
con mis amigos cristianos y pronto me encontré siete veces peor de lo que
estaba antes.
Y aunque llegué a ser
amante sexual de hombres y mujeres, no era mi intención perderme. Yo no sabía
que estaba poseída por satanás. Todavía sentía tu llamamiento en mi corazón que
me arrepintiera y fuera salva, pero no quise. Seguí pensando que todavía tenía
tiempo. Mañana regresaré a Jesús, y El me perdonará y me libertará. Pero yo
esperé demasiado tarde y ahora es demasiado tarde,” exclamó ella.
Sus ojos tristes se
derramaron en fuego. Y desapareció. Yo grite y me apoyé de Jesús. Yo pensé, “Oh
Señor, cuán fácil pude yo o uno de mis seres queridos, haber sido como ella!
Por favor pecadores, despierten antes que sea muy tarde.
Caminamos a otra celda. En
esta había otro hombre con una forma de esqueleto y un alma por dentro de color
gris suelo. Gritos de dolores agudos y remordimiento salían de este hombre, que
yo sabía que jamás los olvidaría.
Jesús dijo: “Mi hija,
muchos de los que van a leer este libro lo van a comparar con una historla de
ficción o a una película que han visto. Dirán que esto no es verdad. Pero tu
sabes que estas cosas son verdaderas. Tu sabes, que el infierno es real, pues
yo te he traído aquí muchas veces por mi Espíritu. Yo te he revelado la verdad
para que des testimonio de ella.”
Alma perdida, si no te
arrepientes y te bautizas y crees en el evangelio de Jesucristo, seguramente
que éste será tu fin.
El Señor dijo, “Este hombre
está aquí debido a su rebelión. El pecado de rebelión es como el pecado de
hechicería. Es más, todos los que conocen mi Palabra y mis caminos y han
escuchado el evangelio y todavía no se arrepienten, están en rebelión contra
mi. Muchos están en el infierno hoy debido a este pecado.”
El hombre le dijo a Jesús,
“Una vez pensé en hacerte el Señor de mi vida, pero, no quería caminar por tu
camino angosto y derecho. Yo quería el camino ancho. Era mucho más fácil servir
al pecado. Yo no quería tener que ser justo. Yo amaba mis maneras pecaminosas.
Yo deseaba beber bebidas intoxicantes y hacer las cosas de este mundo más que
obedecer tus mandamientos. Pero ahora quisiera haber escuchado a los que me
enviaste. Al contrario, hice lo malo y no quise arrepentirme.” Grandes sollozos
estremecieron su cuerpo, mientras gritaba de remordimiento. “Por años he sido
atormentado en este lugar. Yo se lo que soy y se que jamás saldré de este
lugar. Soy atormentado día y noche en estas llamas y estos gusanos. Yo lloro,
pero nadie viene a ayudarme. Nadie se interesa por mi alma aqui —nadie se
interesa por mi alma.”
Se cayó al piso en un
montón y continuó llorando.
Jesús exclamó, “Mi padre,
mi Padre ten misericordia.”
Caminamos hacia otra celda.
Una mujer estaba sentada quitándose los gusanos de sus huesos. Ella comenzó a llorar
cuando vió a Jesús “Ayúdame Señor,” dijo ella. “Yo seré buena. Por favor,
déjame salir.” Ella, también se paró y apretó las barras de la celda. Yo sentí
gran pena por ella. Mientras ella lloraba, sus sollozos estremecieron su
cuerpo.
Ella dijo, “Señor, cuando
yo estaba en la tierra, yo adoré al dios de los Hindúes y muchos ídolos. Yo no
creí en el evangelio que los misioneros me predicaron, aunque lo escuché muchas
veces. Un día morí, yo clamé a mis dioses para que me salvaran del infierno
—pero no podían. Ahora, Señor, yo deseo arrepentirme.”
Jesús Le dijo, “Ya es muy
tarde.”
Las llamas cubrían su
forma, mientras nosotros seguíamos hacia adelante; todavía sus gritos se
sienten en mi alma. Satanás la ha enganado.”
Con tristeza en su voz,
Jesús dijo, “Ven, regresaremos mañana. Ya es hora de irnos.”
El Espíritu del Señor
estaba sobre mí y otra vez fuimos al infierno. Jesús dijo, “Yo te digo la
verdad, muchas almas están aqui debido a la brujería, el ocultismo, la
adoración de otros ídolos, desobediencia, incredulidad, ebriedad y la
inmundicia de la carne y el Espíritu. Ven, y te enseñaré un misterio y te
hablaré de cosas escondidas. Yo te voy a revelar como orar contra las fuerzas de
maldad.”
Caminamos dentro de una
parte del infierno que estaba cerca del corazón maligno. Jesús dijo, “Pronto
vamos a entrar en la quijada del infierno, pero yo deseo revelarle a todos que
el infierno se ha expandido.”
Nos paramos y Jesús dijo,
“Mirad y creed.” Miré y vi una visión abierta. En la visión, Jesús y yo
estábamos alto sobre la tierra, mirando dentro del espacio. Yo ví un círculo
espíritual muy alto sobre la tierra. EL círculo era invisible a la vista
natural, pero en el espíritu lo podía ver bien. Yo sabía que la visión estaba
relacionada con nuestra lucha contra los principes y poderes de los aires.
Según continuaba mirando,
yo descubrí que habían en realidad, varios círculos. En el primero habían
muchos espíritus malos y sucios. Yo ví a los espíritus sucios tomar las formas
de brujas que comenzaron a volar sobre los cielos y a causar mucho daño
espíritual.
Escuché La voz de Jesús que
dijo, “En mi nombre, le doy a mis hijos poder sobre estos malignos. Escuchen y
aprendan a orar.”
Ví una forma de figura rara
salir de otro círculo y comenzar a girar a los alrededores y a hechar encantos.
Ví entonces que un demonio había salido y le estaba haciendo cosas malas a la
tierra. El demonio tenía el espíritu de un brujo. El daba la vuelta y se reía y
con una una vara que tenía sus manos, le echaba hechizos a varias personas. Yo
ví a otros espíritus inmundos unirse al brujo y satanás le dió mas poder.
Jesús dijo, “He aquí, lo
que amarren en la tierra, yo lo amarraré en el cielo. Satanás tiene que ser
atado para que las oraciones de los santos sean efectivas en estos últimos
días.”
Ví salir a otro hechicero
de otro círculo el que comenzó a dar órdenes. Mientras él hablaba cayo una
lluvia y fuego del cielo. El habló muchas cosas malas y engañó a la gente en la
tierra. Mientras observaba, ví dos espíritus malos más unirse al hechicero en
lo alto sobre la tierra. Todos estos eran príncipes inmundos y poderes de los
aires.
Estos le dieron su poder a
las brujas que estaban reunidas en cierto lugar para hacer el mal. Obreros de
las tinieblas se reunieron alrededor de las brujas. Los espíritus venían y
salían según lo deseaban.
“Observa con cuidado,” dijo
Jesús, “pues el Espíritu Santo te está revelando una gran verdad.”
En la visión ví cosas terribles
que estaban aconteciendo en la tierra. La maldad se multiplicaba y el pecado
abundaba. Las fuerzas malignas causaban que los hombres robaran, mintieran,
estafaran, y se hirieran el uno al otro, había maldad y el hombre se rendia a
las codicias de la carne. Todo tipo de maldad fue soltada sobre la tierra.
Yo dije, “Jesús, es
terrible ver esto.” Jesús dijo, “Hija, en mi nombre la maldad tiene que huír.
Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes en los días
malos, y habiéndolo hecho todo, estad firmes.”
Todos los espíritus malos
escupieron su maldad y difamación sobre la tierra y ví al pueblo de Dios
comenzar a orar. Oraron en el nombre de Jesús y con mucha fe. Mientras oraban,
La Palabra de Dios vino en contra de los espíritus malos y éstos comenzaron a
perder terreno. Mientras los santos oraban las fuerzas de maldad perdieron su
control. Hechizos fueron quitados y los que habían sido debilitados por las
fuerzas del infierno fueron fortalecidos.
Y cuando oraban como en una
sola voz, los angeles del cielo se unían al alboroto. Yo ví a los ángeles
santos peleando con los príncipes del mal y poderes de los aires y los angeles
de Dios destruían los poderes de maldad.
Yo miré, y he aqui que
habían líneas, tras líneas de fuerzas de ángeles como unos 600 en cada línea.
Mientras el pueblo le creía a Dios, los ángeles avanzaban. Dios dió las órdenes
y su poder era grande. El le dió gran fortaleza a su pueblo y a los ángeles
para destruir las obras de satanás. Dios estaba peleando en contra de la maldad
en el cielo.
Cuando la gente oraba y le
creía a Dios, las fuerzas del mal eran destruídas; pero cuando había
incredulidad, los poderes del mal comenzaban a vencer.
Dice el Señor, mi pueblo
tiene que creer, y tienen que estar de acuerdo los unos con los otros y
conmigo, si todas las cosas van a ser puestas bajo los pies del Padre.” El
cielo y la tierra tienen que estar de acuerdo, si es que vamos a destruir a
nuestros enemigos.
Cuando las alabanzas del
pueblo de Dios comenzaron a subir desde la tierra, las fuerzas de la maldad se
retiraban.
Y ví los santos de Dios
orando con todos sus corazónes en contra de las mañas del diablo. Mientras lo
hacían, los hechizos y maldiciones eran quebradas, y los santos ganaban la
victoria.
Esto fue lo que sucedió: mientras
los ángeles del Señor peleaban con los demonios y las fuerzas del infierno,
muchos santos eran liberados por las oraciones. Según la gente iba siendo
liberada se entonaban muchas alabanzas a Dios, y las alabanzas trajeron mas
victorias. Solo cuando los resultados de la oración no se veían de momento, fue
que cesaron las alabanzas y el mal comenzó a ganar la batalla.
Escuché a un ángel con voz
alta decir, “Oh Señor, la fe de tu pueblo es débil. Ellos tienen que tener fe
si tu los vas a liberar de los ejércitos de satanás. Señor, ten misericordia de
los herederos de la salvación.”
La voz del altísimo
respondió, “sin fe es imposible agradar a Dios. Pero el ‘Señor es fiel’, y El
te asentará.
Otra vez en la visión ví a
Dios derramar su Espíritu sobre toda carne, y el pueblo de Dios creía que El
haría todo lo que ellos pedían, porque eran de El y sinceramente lo amaban.
Ellos tenían fe en Dios y creían en su Palabra y Dios los libertó. Y La Palabra
de Dios creció sobre la tierra.
El Señor dijo, “Todo es
posible para el que cree. Yo guardo mi Palabra para que se cumpla. Hagan
vuestra parte y estén seguros que yo hare la mía. Si mi pueblo se afirma en la
verdad y pelea la buena batalla, cosas maravillosas como en el Día de
Pentecostés sucederán. Clamen a mi y yo escucharé. Yo seré vuestro Dios y
ustedes serán mi pueblo. Yo te estableceré en justicia, verdad y sinceridad.”
En la visión, ví cristianos
que nacían como pequeños bebés. Yo ví a los ángeles situándose sobre ellos,
para protegerlos del mal. Yo ví al Dios de los ejércitos peleando sus batallas
y ganando la victoria para ellos. Entonces ví a los bebés crecer y cosechar los
campos del Señor de la Gloria —haciendo la obra del Señor con corazónes
alegres— amando a Dios, confiando en Dios y sirviendo a Dios. Yo ví a los
ángeles y la Palabra de Dios unirse para destruir la maldad de la faz de la
tierra. Yo ví paz sobre la tierra, pues todas las cosas eventualmente se
pusieron bajo los pies de Dios.
El Señor dijo, “Esta visión
es para el futuro, y se va a cumplir. Pero yo regresaré para redimir a mi
esposa, mi iglesia y ellos no verán esas cosas. Despertad, oh pueblo mio! Tocad
la alarma hasta todas las esquinas de la tierra, pues yo regresaré como dice mi
Palabra.”
Ví la serpiente de fuego
que estaba en la pierna izquierda del infierno.
Jesús dijo, “Ven y ye, lo
que el Espíritu le está diciendo al mundo.”
Yo ví los cuernos de la
serpiente de fuego entrar en los cuerpos de la gente en la tierra. Muchos
estaban completamente poseídos por la serpiente. Mientras observaba, ví una
bestia grandísima levantarse en un lugar grande y convertirse en un hombre. Los
habitantes de la tierra corrieron de él, algunos a los desiertos, otros dentro
de cuevas, y otros dentro de estaciones de trenes subterráneos y refugios de
las bombas —buscaron cualquier refugio que los escondiera de la vista de la
bestia. Nadie alababa a Dios, o hablaba de Jesús.
Una voz me dijo, “ Donde está
mi pueblo?”
Yo miré de cerca y ví gente
caminando como muertos. Había una tristeza desesperante en el aire, y nadie
miraba a la izquierda o a La derecha. Pude ver que la gente estaba siendo
llevada por una fuerza invisible. De vez en cuando, una voz les habó desde el
aire y ellos obedecieron la voz. No se hablaban los unos a los otros. También
ví, que el número 666 estaba escrito sobre sus frentes y sobre las manos. Ví
soldados a caballo pastoreando la gente como si fueran ganados de vacas.
La bandera americana, sucia
y desgarrada, estaba tirada abierta sobre la tierra. No había gozo, risas o
felicidad. Ví muerte y maldad por doquier.
La gente caminaba en fila
hacia el departamento de una tienda grande. Se mantenían al paso como soldados
desanimados y estaban vestidos idénticamente con una ropa parecida a la de las
prisiones. Una cerca grande rodeaba la tienda donde habían guardias
estacionados en diferentes lugares. En todos los lugares donde miré ví soldados
vestidos con uniformes de guerra. Yo ví gente que parecían muertos vivos,
empujados dentro de la tienda, donde solamente podían comprar las necesidades
más mínimas. Cuando cada persona terminaba de comprar, era montado en un camión
grande y verde del ejército. El camión que era bien vigilado y era conducido
hacia otra área. Aquí, en un tipo de clínica, eran examinados para averiguar si
tenían enfermedades infecciosas o desabilidades físicas. Un pequeño número de
ellos fueron puestos a un lado como siendo rechazados.
De pronto, aquellos que no
pasaban el exámen médico, eran llevados a otro cuarto. En ese cuarto, había una
impresionante exibición de palancas, botones, y agujas de medir que cubrían
toda una pared. Una puerta se abrió y varios técnicos entraron. Uno de ellos
comenzó a llamar los nombres de la gente en el cuarto. Cuando su nombre era
llamado se levantaron sin ofrecer resistencia y marcharon adentro de una caja
grande. Cuando estaban adentro, otro técnico cerró la puerta y jaló una palanca
de un panel en la pared.
Unos minutos después el
abrió la puerta, tomó una escoba y una palita y barrió del suelo lo que sobró
de ellos. De lo que había sido un cuarto lleno de gente quedó solamente un poco
de polvo!
Ví a las personas que
habían pasado el examen médico ser regresados al mismo camión, y transportadas
a un tren. Nadie habló o se volvió para mirar a los demás.
En otro edificio, a cada
persona se le asignó un trabajo. Todos se pusieron a trabajar sin quejarse. Yo
observaba mientras ellos trabajaban muy fuerte en sus tareas asignadas, y
después, at final del día, fueron llevados a una casa de apartamentos con una
cerca alta a su alrededor. Cada uno se quitó la ropa y se acostó en su cama.
Mañana trabajarían duro otra vez.
Escuché una voz fuerte que
llenó el aire de la noche.
Ví una gran bestia que
estaba sentada en un trono grande. Toda la gente obedecía la bestia. Yo ví
cuernos espírituales que crecian de su cabeza que alcanzaron adentro y afuera
de todos los lugares de la tierra. La bestia tomó sobre sí muchas posiciones de
autoridad y llego a ser grande en poder.
La bestia se colocó en
muchos lugares y engañó a mucha gente. Los ricos y los famosos fueron
engañados, como lo fueron los pobres y los desamparados. Grandes y pequeños le
dieron homenaje a la bestia.
Una máquina grande fue
traída a una oficina. La bestia puso su marca sobre ésta, y su voz salió de
ella. Había, también, una máquina de “Tu hermano mayor,” que podía ver adentro
de los hogares y los negocios. Solamente existía una de estas máquinas y
pertenecia a la bestia. La parte de la maquina que estaba localizada en los
hogares era invisible a la vista, pero podía ver y reportaba a la bestia todos
los movimientos que la gente hacia. Yo observe cuando la bestia le dio vuelta a
su trono y se enfrentaba hacia mi. Sobre su frente estaba el número 666.
Mientras miraba, ví a otro
hombre en otro cuarto enojarse mucho con la bestia. El demandó habíar con él.
Estaba gritando en voz alta. La bestia apareció y parecía muy cortés cuando le
decia, “Ven, yo te ayudaré a arreglar todos tus problemas.”
La bestia llevo al hombre
airado a un cuarto grande y le señaló que se acostara sobre una mesa. El cuarto
y la mesa me recordaban una sala de emergencia de un hospital. Al hombre le
pusieron anestesia y lo guiaron debajo de una maquina grande. La bestia conectó
los cordones sobre La cabeza del hombre y prendió la máquina. Sobre La maquina
estaban las palabras “Este borrador de mente pertenece a la bestia 666.”
Cuando el hombre fue
removido de la mesa sus ojos tenían una mirada vacia, y sus movimientos eran parecidos
a los de un Zombie de una película. Ví una mancha blanca grande encima de su
cabeza y yo sabía que su mente había sido alterada con cirugía para que él
pudiera ser controlado por la bestia.
La bestia dijo, “Ahora,
Señor, no te sientes mejor? No dije que yo podía resolver todos tus problemas.
Yo te he dado una mente nueva. No tendrás más preocupaciones o inquietudes.”
El hombre no habló. “Tienes
que obedecer todas mis órdenes,” dijo la bestia, mientras recogía un objeto
pequeño y lo prendía sobre la camisa del hombre. Le habló al hombre otra vez, y
él le respondio sin mover los labios. Se movía como un muerto vivo (Zombie).
“Trabajarás sin enojarte,
frustrarte y tampoco llorarás o estarás triste. Trabajarás para mi hasta que
mueras. Yo controlo a muchos como tu. Algunos de ellos mienten, otros matan,
otros roban, otros hacen guerra, otros tienen hijos, otros trabajan en máquinas
y otros hacen otras cosas.
“Si, yo lo controlo todo.”
Una carcajada maligna salió de él. Al hombre le dieron unos papeles para que
los firmara. El gustosamente le dio todas sus posesiones a la bestia.
En mi visión ví al hombre
salir de la oficina de la bestia, entrar en un auto y luego manejar hasta su
casa. Cuando se acercó a su esposa, ella trató de besarlo, pero él no hizo ningún
movimiento para responder. El no tenía sentimientos para su esposa o cualquiera
otra persona. La bestia lo había hecho incapaz de tener emociones.
La esposa se llenó de ira y
le gritó a su esposo, pero sin ningún fin. Al fin ella le dijo, muy bien, voy a
llamar a la bestia, él sabrá lo que hay que hacer.”
Después de una ligera
llamada telefónica, dejó el hogar, y manejó hasta el mismo lugar que su esposo
acababa de dejar.
La bestia le dio la
bienvenida y le dijo, “Cuéntame todos tus problemas. Yo estoy seguro que te
puedo ayudar.”
Un hombre bien parecido la
tomó por el brazo y la llevo a la misma mesa en que su esposo se había
acostado. Después de la misma operación, ella también era una esclava
despersonalizada de la bestia.
Escuché a la bestia preguntarle,
“cómo te sientes?” Ella no le respondió hasta que él no le prendió un pequeño
objeto sobre su blusa. Entonces ella admitió que él era el señor y maestro y
comenzó a adorarlo.
“Tu serás una ‘criadora’,
él le dijo, “Vas a tener hijos perfectos y ellos me adorarán y me servirán.” La
mujer respondio con una voz de robot, “Si señor, yo te obedeceré.”
Ví a la mujer otra vez.
Esta vez estaba en otro edificio. Habían muchas mujeres embarazadas allí. Las
mujeres estaban acostadas sobre las camas inmóviles y resumbaban en un sonido
monótono alabanzas a la bestia. Todas tenían el número 666 sobre sus cabezas.
Cuando sus hijos nacían,
eran llevadas a otro edificio donde enfermeras con sus mentes alteradas por la
bestia, tenían la tarea de criarlos. Las enfermeras también tenían escrito el
número 666 sobre sus frentes.
La bestia creció en poder
hasta que su imperio se extendía sobre toda la tierra. Los bebés también
crecieron y durante cierto tiempo, también fueron llevados a la maquina de
destruir mentes. Pero la máquina no tenía poder sobre los hijos de Dios.
Escuché la voz del Señor
que dijo, “Los que adoran la bestia y su imágen perecerán. Muchos serán
engañados y caerán, pero yo salvaré a mis hijos de la bestia. Estas cosas
sucederán durante los últimos días. No se pongan la marca de la bestia.
Arrepiéntansen hoy, antes que sea muy tarde.
La bestia se presentará
como un hombre de paz. Y él traerá paz a muchas naciones durante un tiempo bien
caótico. El podrá suplir al mundo con mucha mercancia barata y se asegurará que
la paga de cada persona es suficiente. El hará alianzas con muchas naciones y
los hombres grandes de la tierra lo seguirán con un sentido de seguridad falso.
Antes de ese tiempo yo
levantaré un ejército de creyentes que estarán firmes en la verdad y en la
justicia. El poderoso ejército del cual habló Joel escuchará mi voz desde que
el sol amanezca hasta que se ponga.
En la media noche, también,
escucharán mi voz y me responderán. Ellos trabajarán para mi y correrán como
hombres poderosos de guerra. Ellos harán grandes obras para mi, pues yo estaré
con ellos.”
Todas estas cosas me fueron
reveladas en una visión abierta por el Señor Jesucristo. Estas son las palabras
de su boca y tratan con el tiempo del fin.
Jesús y yo regresamos al
hogar y yo meditaba sobre todas las cosas que él me había enseñado y me había
contado. Me quede dormida orando por la salvación de toda la humanidad.
La proxima noche Jesús y yo
entramos a la quijada del infierno. Jesús dijo, “Mi hija, ya estamos casi
terminando el infierno. Yo no te voy a enseñar todo el infierno. Pero lo que te
he enseñado quiero que se lo cuentes a todo el mundo. Diles que el infierno es
real. Diles que este reporte es real.”
Según caminábamos, nos
paramos sobre una colina que miraba hacia un valle pequeño. Hasta donde podía
ver, habían filas de almas humanas llenando los lados de la colina. Yo podía
escuchar sus gritos. Grandes gritos llenaban el lugar. Jesús dijo: “Mi hija,
esta es la quijada del infierno. Cada vez que se abra la boca del infierno, vas
a escuchar ese gran grito.”
Las almas estaban tratando
de salir, pero no podían, pues estaban enterradas en los lados de la montaña.
Según Jesús hablaba, ví
muchas figuras oscuras cayéndose y pasando delante de nosotros y aterrizando
con un fuerte golpe en el fondo de la colina. Almas eran arrastradas y llevadas
por demonios con cadenas grandes. Jesús dijo, “Estas son almas que acaban de
morir en la tierra y están llegando al infierno. Esta actividad ocurre día y
noche.”
De momento, un gran
silencio llenó el lugar. Jesús dijo, “Yo te amo, mi Hija, y yo quiero que le
digas a la gente de la tierra acerca del infierno.”
Miré bien abajo dentro de
la quijada del infierno por unas ventanillas como de barco a los lados de la
quijada. Se sentía como gritos de dolor y tormento subían de ese lugar. Cuándo
terminaría esto? yo me preguntaba. Me sentiré tan contenta cuando descanse de
todo esto.
De pronto me sentí perdida.
Yo no se como lo sabía, pero sabía con todo mi corazón que Jesús se había ido.
Me sentí muy triste. Di la vuelta hacia donde El había estado y así fue, Jesús
ya no estaba allí! Exclamé, “Oh no, no otra vez.” “Oh Jesús, dónde estás?”
Lo que está a punto de leer
te va a asustar. Y oro que te asuste lo suficiente como para volverte creyente.
Oro que te arrepientas de tus pecados para que no vayas a ese lugar tan
terrible. Oro que me pueda creer, pues yo no quiero que esto le suceda a nadie.
Yo te amo, y espero que despiertes antes de que sea muy tarde.
Si tu eres cristiano y
estás leyendo ésto, asegúrate de tu salvación. Estate listo para encontrarte
con el Señor en cualquier momento, pues hay veces que no hay tiempo para
arrepentirse. Mantenga su luz ardiendo y su lámpara llena de aceite. Estad
listos, pues no sabemos cuando El regresará. Si no has nacido de nuevo, lee
Juan 3:16-19, y clama al Señor. El te salvará de este lugar de tormento.
Según le clamaba a Jesús,
comencé a correr hacia abajo de la colina buscándole. Un demonio grande me paró
con una cadena. El se rió y dijo, “No tienes a donde correr, mujer. Jesús no
está aquí para salvarte. Estás en el infierno para siempre.”
Yo exclamé, “Oh no, déjame
ir.” Peleé con él con todas mis fuerzas, pero fuí amarrada con una cadena y
lanzada al suelo. Mientras estaba en el suelo, una tela extraña y pegajosa
comenzó a cubrir mi cuerpo con una peste tan horrible que me sentí enferma. Yo
no sabía lo que iba a acontecer.
Entonces comencé a sentir
que mi carne y mi pellejo se caían de mis huesos! Grité y grite con un horror
terrible. Yo exclamé, “Oh Jesús, Dónde estás?”
Me miré y ví que agujeros
que estaban apareciendo por toda la carne que me quedaba. Me comencé a cambiar
en un color gris sucio, y una carne gris caía de mi cuerpo. Habían agujeros en
mis lados, mis piernas, mis manos y brazos. Yo dije, “ no, estoy en et infierno
para siempre! Oh no!”
Comencé a sentir los
gusanos dentro de mí y cuando miré encontré que mis huesos estaban llenos de
ellos. Aún cuando no podía ver los gusanos, yo sabía que estaban allí. Yo traté
de quitármelos de encima, pero en su su lugar venían más. Yo podía sentir la
putrefacción en mi cuerpo.
Si, lo recordaba todo y
podía acordarme exactamente de lo que había sucedido en la tierra. Yo podía
sentir, ver, oler, escuchar y probar los tormentos del infierno. Yo me podía
ver por dentro. Yo era una forma sucia de esqueleto, y sin embargo, podía
sentir todo lo que me estaba sucediendo. Yo ví a otros como yo, habían almas
hasta donde alcanzaba mi vista.
Yo grité con gran dolor, “
Jesús! Por favor, Jesús, ayúdame.” Yo quería morir, pero no podía. Yo sentí el
fuego ardiendo otra vez en mis pies. Yo grité, “Dónde estás, Jesús?” Rodé por
el suelo y grité con los demás. Estábamos tirados en la quijada del infierno
amontonados, como basura tirada. Un dolor insoportable rasgaba nuestras almas.
Seguí gritando muchas veces, “dónde estás, Jesús? Dónde estás, Jesús?”
Yo pensaba si solo estaría
soñando. Me despertaré? me pregunté. Estaba yo realmente en el infierno? He
cometido algún pecado contra Dios y perdido mi salvación? Que ha sucedido? He
pecado contra el Espíritu Santo? Me acordé de todas las enseñanzas de la Biblia
que había escuchado. Yo sabía que mi familia estaba en algún lugar sobre mi.
Con horror me di cuenta que estaba en el infierno como todas las otras almas
que había visto y le había hablado.
Se sentía muy extraño el
poder ver completamente por dentro de mi cuerpo. Los gusanos comenzaron a
arrastrarse sobre mi otra vez. Yo los sentía arrastrarse. Yo grité con temor y
dolor.
En ese momento un demonio
me,dijo, “Tu Jesús te abandonó, No es asi? Si, tú eres propiedad de satanás ahora.”
Carcajadas malignas salieron de él, mientras el recogía mi figura y me colocaba
sobre algo. Pronto me dí cuenta que estaba sobre la espalda de una forma de
muerte viviente de algún tipo de animal. El animal, como yo, era de un color
gris sucio, lleno de inmundicia y carne podrida. Un olor terrible llenaba la
atmósfera de aire sucio.
El animal me llevo alto
sobre un borde. Yo pensé, “Oh Señor, dónde estás?”
Pasamos delante de muchas
almas que pedían salvación. Escuché el fuerte sonido de la quijada del infierno
abriéndose al mismo tiempo que muchas almas me pasaban. Mis manos estaban
atadas atrás.
El dolor no era constante
—venía y se iba de pronto. Yo gritaba cada vez que el dolor venía y esperaba
con temor cuando se aliviaban.
Yo pensé, “ saldré de aqui?
Qué está por pasar? Es este el fin? Que he hecho para merecer el infierno? “Oh
Señor, dónde estás?” Grité con dolor.
Lloré, pero no me salían
lágrimas —solamente sollozos secos estremecieron mi cuerpo. El animal se paró
delante de algo. Miré y ví un salón hermoso que estaba lleno de riquezas
extravagantes y joyas brillantes. En el centro del salón había una mujer
hermosa vestida con ropas de una reina. Yo en mi estado desesperante pensaba en
que era esto.
Yo dije, “Mujer, por favor,
ayúdame.” Ella se me acercó y escupió en mi figura de cara. Ella me maldijo y
me dijo muchas cosas malas. “Oh Señor, Que es lo próximo? exclamé y de ella
salió una carcajada.
Delante de mis ojos de
pronto la mujer se convirtió en un hombre, un gato, un caballo, una serpiente,
una rata, y en un jovencito. Lo que ella deseaba ser, eso era. Ella tenía
grandes poderes malignos. Sobre el techo de su salon estaba escrito, “Reina de
Satanás.”
El animal siguió hacia
adelante, lo que me pareció haber sido por horas y entonces de pronto se paró y
fuí lanzada al suelo. Miré hacia arriba y ví un ejercito a caballo corriendo
hacia mi y fui obligada a saltar a un costado mientras pasaban. Ellos también,
cran esqueletos con el sucio color gris de la muerte.
Después que ellos pasaron,
fui recogida del suelo y puesta en una celda. Cuando alguien cerró la puerta,
miré alrededor de la celda con horror y me puse a llorar. Ore, pero sin
esperanza. Lloré y me arrepentí muchas veces de mis pecados.
Si, pensé en las muchas
cosas que pude haber hecho para traer a otros a Cristo y para ayudar a los que
me necesitaban. Me arrepentí de las cosas que había hecho y de las que no había
hecho.
“Oh Señor, sálvame,”
exclamé. Una y otra vez, le pedí a Dios que me ayudara. Yo no podía verlo ni
sentirlo. Yo estaba en el infierno como todos los otros que había visto. Me caí
al suelo de dolor y lloré. Me sentí perdida para siempre.
Las horas pasaron, y de vez
en cuando, se escuchaban los fuertes sonidos otra vez y otras almas caían al
infierno. Yo seguía clamando, “Jesús, dónde estás?” pero ninguna respuesta
llegó. Los gusanos comenzaron a arrastrarse otra vez dentro de mi figura de
alma. Yo podía sentirlos a todos por dentro.
La muerte estaba en todos
los lugares. Ya no tenía carne, Organos, sangre, cuerpo o esperanza y
continuaba sacando gusanos de mi forma de esqueleto. Yo estaba consciente de
todo lo que me estaba sucediendo y me quería morir, pero no podía. Mi alma
estaría viva para siempre.
Comencé a cantar de la vida
y el poder en la sangre de Cristo que nos puede salvar de nuestros pecados.
Cuando lo hice, vinieron demonios grandes con lanzas y gritaron, “cállate.” Me
hirieron con las lanzas y sentí llamas calientes de fuego cuando las puntas de
las lanzas entraban en mi forma una y otra vez hiriéndome.
Ellos cantaron, “Satanás es
dios aqui. Odimos a Jesús y todo lo que El representa.”
Como no dejé de cantar, me
sacaron de la celda y me arrastraron a una gran salida. Ellos dijeron, “Si no
te callas, tus tormentos serán peores”.
Cesé de cantar, y al fin me
pusieron otra vez en la celda. Me acordé de un versículo sobre los angeles
caídos que estaban encadenados hasta el juicio final. Yo pensé si ese sería mi
juicio. “Señor salva a la gente de la tierra,” exclamé. “Despiértalos antes que
sea muy tarde.”
Muchas escrituras me
vinieron a la mente, pero como le temía a los demonios no los pronuncié. Ayes y
gritos Llenaban el aire sucio. Una rata se me acercó y la patié. Pensé en mi
esposo y mis hijos. Yo exclamé, “Oh Dios, no los de venir aquí,” pues estaba
segura que estaba en el infierno.
Dios no me podía escuchar.
Los oídos del Todopoderoso están cerrados a los gritos del infierno, yo pensé,
si por los menos alguien escuchara.
Una rata grande corrió por
mis piernas y me mordió, yo grité y la arranqué. Tuve un dolor agudo. Un fuego,
que no sé de donde salió, comenzó a quemarse Segundos, minutos y horas pasaron.
Yo era un pecador que se fue al infierno. “Oh muerte, ven, por favor,” grite.
Mis gritos parecían llenar toda la quijada del infierno. Otros se unieron a mis
gritos —perdidos para siempre— no hay salida. Quería morir, pero no podía.
Me caí al suelo sintiendo
todos estos tormentos. Escuché la quijada abrirse otra vez y más almas
entraron. Las llamas me quemaron ahora y sentí un nuevo dolor. Yo sabía todo lo
que estaba sucediendo. Yo tenía una mente clara y conciente. Yo conocía todas
estas cosas, y sabía que cuando las almas morían en la tierra, y no eran salvas
de sus pecados eran traídas aquí.
Grité, “Oh mi Dios, sálvame.
Por favor, sálvanos a todos.”
Me acordé de toda mi vida y
de todos los que me habían hablado de Jesús. Me acordé haber orado por los
enfermos y como Jesús los había sanado. Me acordé de las palabras de amor,
consuelo y fidelidad de Jesús.
Si solamente fuera, o
hubiera sido, como Jesús, yo no estaría aquí, pensé. Me acordé también de todas
las cosas buenas que Dios me había dado —como me había dado el aire que
respiro, comida, hogar, hijos y cosas buenas para gozar. Pero, si El es un Dios
bueno, qué es lo que hago aquí?
Ya no tenía fuerzas para
levantarme, pero mi alma seguía gritando, “Déjenme salir de aquí.”
Yo sabía que sobre mí la
vida continuaba y en algún lugar mis amigos y mi familia estaban viviendo su
vida normal. Yo sabía que en algun lugar allá arriba habían sonrisas, amor y
bondad. Pero aún todo eso comenzó a desaparecer debido a mi tremendo dolor.
Esta parte del infierno
estaba llena de media oscuridad, y una neblina opaca y sucia. En todas partes
había una luz amarilla opaca y el olor a carne podrida y corrupción era casi
imposible de soportar. Los minutos parecían horas y las horas se hacian
eternas. Oh, cuándo terminará esto? No dormía ni tenía descanso, comida o agua,
tenía mucha hambre y sed como jamás la había experimentado antes. Estaba tan
cansada y soñolienta, pero el dolor seguía y seguía.
Cada vez que se abría la
quijada, tiraban otra carga de almas en el infierno y yo pensaba si algún
conocido se encontraba entre ellas. Traerían a mi esposo aqui?
Muchas horas habían pasado
desde que llegué a la quijada del infierno. Entonces observé que una luz
comenzaba a alumbrar el cuarto. De pronto el fuego cesó, la rata se fue
corriendo y el dolor de mi cuerpo desapareció. Busqué un lugar de salida, pero
no encontré ninguno.
Me pregunté sobre lo que
estaría pasando. Miré por las ventanillas del infierno, sabiendo que esto era
algo terrible. Entonces el infierno comenzó a estremecerse y el fuego ardiente
regresó. Otra vez, las serpientes, las ratas y los gusanos! Un dolor insoportable
llenó mi alma, cuando los tormentos comenzaron otra vez.
Grité, “Oh Dios déjame
morir,” y comencé a golpear el suelo de tierra de mi celda con mis manos
delgadas. Grité y lloré, pero a nadie le importaba.
De pronto, fui levantada de
mi celda, por una fuerza invisible. Cuando recobré el conocimiento, Jesús y yo
estábamos parados delante de mi casa. Yo exclamé, “Porqué Señor, por qué?” y me
caí a sus pies en desesperación. Jesús dijo, “Sea la paz.” Enseguida estaba en
paz. El me levantó con ternura y me quedé dormida en sus brazos.
El próximo día, cuando
desperté, estaba muy enferma. Por muchos días reviví los horrores del infierno
y sus tormentos. De noche me despertaba gritando y diciendo que gusanos estaban
arrastrándose sobre mi. Le tenía mucho miedo al infierno.
Estuve enferma por muchos
días después de haber sido dejada en la quijada del infierno y dejaba la luz
prendida cuando me iba a dormir. Necesitaba tener la Biblia conmigo todo el
tiempo y la leía constantemente. Mi alma se encontraba en un choque profundo.
Yo sabía ahora lo que padecerían los perdidos cuando iban a quedarse al
infierno. Jesús decía “Paz estad quieta” y la paz fluiría por mi alma. Pero
unos minutos después me despertaría con miedo gritando en forma histérica.
Durante este tiempo, yo
sabía que nunca estaba sola, Jesús siempre estaba conmigo. Pero aún así,
algunas veces no podía sentir su presencia. Yo estaba tan asustada de tener que
regresar al infierno y hasta algunas veces me entraba miedo cuando Jesús estaba
cerca mío.
Traté de contarles a otros
acerca de mi experiencia en el infierno, pero no me escuchaban. Yo les rogaba
“Por favor arrepiéntanse de sus pecados antes que sea demasiado tarde”. Era
difícil para cualquiera el creer lo que les decía así como todo por lo que
había pasado y como Jesús me había dicho que escribiera sobre el infierno.
El Señor me aseguró que El
fué el Señor que me había curado y aunque yo pensaba que nunca me iba a
recuperar, sí me curé.
Y entonces sucedió de
nuevo. Nuevamente estuve en el espíritu con Jesús y salímos hacia lo alto en el
cielo. Jesús dijo: “Quiero enseñarte el amor y bondad de Dios así como algunas
partes del cielo. Quiero que veas los trabajos milagrosos de Dios que son tan
maravillosos.
Delante mío ví dos planetas
gigantes, bellos y gloriosos en todo su esplendor. Dios mismo era la luz allí.
De pronto un ángel, se
acercó y me dijo: “Mirad el poder, y la omnipotencia y la majestád del Señor tu
Dios. Su misericordia es perpetua. El habló con un intenso amor y ternura que
ya casi me iba a poner a llorar, cuando dijo: “Mira la fuerza y gloria y
majestad de Dios, déjame enseñarte el lugar que El ha creado para los niños.”
De pronto se acercó a
nosotros un planeta grande y voluminoso, un planeta tan grande como la tierra y
escuché la voz del Padre que decía: “ El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
son todos uno. Yo envié a mi Hijo a morir en una cruz para que nadie tenga
necesidad de perderse.” “Pero,” dijo Dios con una sonrisa, “yo estoy por
enseñarte el lugar que hice para mis niños. A mí me importan mucho todos los
niños y siento cuando una madre pierde un niño —aún cuando el fruto de tu
vientre, mi hija, fue abortado antes de su tiempo. Tu ves, yo conozco todas las
cosas y me importa.
“Desde el momento que
existe vida en la matriz, yo lo sé. Yo se de los bebés que son asesinados
mientras están todavía en el cuerpo de su madre —las vidas abortadas que son
cortadas e indeseadas-. Yo se de los que nacen muertos y de los niños que nacen
con defectos que los dejan aislados. Desde el momento de concepción ya existe
el alma.
Mis angeles bajan y traen a
los niños a mi cuando mueren. Yo tengo un lugar donde pueden crecer, aprender y
ser amados. Yo les doy cuerpos completos y restauro cualquier parte del cuerpo
que les falte. Yo les doy cuerpos glorificados.”
En todo el planeta había un
sensación de ser amado, una sensación de que todo es perfección. Todo era
perfecto. En todas partes la yerba verde y los estanques de aguas cristalinas. Habían
parques de niños con asientos de marmol y bancos de madera bien pulidos para
sentarse.
Allí habían niños por todas
partes. Dondequiera que miraba habían niños haciendo toda clase de actividades.
Cada niño vestía con una bata blanca sin mancha y sandalias. Las túnicas
blancas eran tan brillantes que se veían luminosas ante la luz magnificente del
planeta. Una diversidad de colores por doquiera acentuaba lo blanco de las
túnicas de los niños. Angeles cuidaban las rejas y los nombres de los niños
estaban escritos en un libro.
Ví niños aprendiendo la
Palabra de Dios y se les enseñaban música de un libro dorado. Me sorprendí al
ver toda clase de animales acercarse a los niños o sentarse a su lado mientras
estaban en esta escuela angelical.
No habían lágrimas ni
llantos. Todo era supremamente hermoso, y había gozo y felicidad en todos los
lugares.
Entonces el angel me enseñó
otro planeta que brillaba como una gran luz delante de mi. La luz brillaba con
el fulgor de un millón de estrellas, y todo en el planeta era hermoso y
viviente.
A la distancia ví dos
montañas hechas de oro puro. Mientras que cerca de mí habían dos puertas de
oro, adornada con diamantes y otras piedras preciosas. Yo sabía que ésta era la
nueva tierra y que la ciudad que estaba esplendorosa delante mio era la nueva
Jerusalén - La ciudad de Dios que bajará a la tierra.
Y después estaba de regreso
en la vieja tierra - la tierra como estaba antes del fuego final que la
purificará y la limpiará para el propósito glorioso de Dios. Y aquí también,
estaba una nueva Jerusalén —la ciudad. capital del Milenio. Y ví gente saliendo
de cuevas y de las montañas y caminando hacia esta ciudad.
Aquí Jesús era Rey y todas
las naciones de la tierra le trajeron regalos y le ofrecieron homenaje.
Jesús me dió la
interpretación de La visión. El dijo, “Pronto regresaré y me llevaré al cielo,
primero, los muertos justos y después de ellos los que están vivos y perceberan
serán arrebatados para estar conmigo en el aire. Después de eso, el Anticristo
reinará en la tierra por un tiempo designado y habrán tribulaciones como jamás
han habido antes o volveran haber otra vez.”
“Entonces regresaré con mis
santos y satanás será lanzado en el abismo sin fondo, donde permanecerá por mil
años. Durante esos mil años yo reinaré sobre la tierra de Jerusalén. Cuando
pase el milenio, satanás sera soltado por un tiempo y yo lo derrotaré con el
esplendor de mi venida. La vieja tierra terminará.”
“He aqui, habrá una nueva
tierra y una nueva Jerusalén vendrá sobre ella —y yo reinaré para siempre y por
siempre.”
Dios dijo: “Si la gente de
la tierra me escucha,” “y se arrepienten de sus pecados, yo detendré las obras
del anticristo y la bestia hasta que llegue un tiempo renovador. No se
arrepintió la gente de Nínive cuando Jonas les predicó? Yo soy el mismo, ayer,
hoy y por los siglos. Arrepiéntanse y yo enviaré un tiempo de bendición.”
Entonces escuché a Jesús
que dijo, “Mi pueblo se debe de amar los unos a los otros y ayudarse los unos a
los otros. Debe de odiar el pecado y amar al pecador. Así todos sabrán que
ustedes son mis discípulos.”
Según Jesús hablaba, la
tierra se abrió y estábamos de regreso en el infierno. Ví una colina llena de
troncos de árboles muertos y en todo su alrededor había una tierra gris. Yo
también ví pequeñas fosas en los lados de la colina, y las figuras grises de
gente caminando y hablando.
Yo seguí a Jesús por cada
camino y vereda sucia que llevaban al lado de la colina gris. Cuando nos
acercamos, ví que la gente estaba completa, pero muerta. Estaban compuesta de
carne gris muerta, y estaban amarradas juntas con una soga de esclavitud, un
tipo de cuerda de materia gris que se amarraba alrededor de toda la gente en La
colina.
Aunque no se veía fuego, yo
sabía que esto era parte del infierno, pues carne muerta caía de los huesos de
la gente allí y después volvía a crecer rápidamente. La muerte estaba por
doquier, pero parecía que la gente no se daba cuenta , estaba ofuscada
profundamente en su conversación.
Jesús dijo, “Escuchemos lo
que ellos están diciendo.”
Un hombre le dijo al otro,
“ Has escuchado del hombre llamado Jesús, que vino a quitar los pecados del
mundo? Otro respondió, “Yo conozco a Jesús. El lavó mis pecados. Es más, yo no
sé lo que estoy haciendo aquí.”
“Ni yo,” dijo el primer
hombre.
Otro dijo, “Yo traté de
testificarle a mi vecino de Jesús, pero él no me quiso escuchar. Cuando su
esposa murió, él vino donde mi a pedirme dinero prestado para su entierro, pero
me acordé que Jesús dijo que seamos sabios como serpientes y mansos como
palomas. Así fue que no se lo presté. Yo sabía que él iba a gastar el dinero en
otra cosa. Sabes, tenemos que ser buenos mayordormos de nuestro dinero.”
El hombre que había hablado
primeramente, volvió a hablar. El dijo, “Si, hermano, un muchacho en nuestra
iglesia necesitaba ropa y zapatos, pero su padre se emborracha, así es, que
rehusé comprar algo para su hijo —verdaderamente que le enseñamos a ese hombre
una lección.”
“Bueno,” dijo otro hombre,
mientras aguantaba la soga de esclavitud en sus manos y la torcia sobre sí muy
nervioso, “siempre tenemos que enseñar a otros a vivir como Jesús. Ese hombre
no tenía derecho a beber. Déjenlo que sufra.”
Jesús dijo, “Oh gente necia
y de corazón lento, despierten a la verdad, y ámense los unos a los otros con
amor ferviente. Ayúden a los indefensos. Denle a los necesitados sin pensar que
van a recibir algo en retorno.
Si ustedes se arrepienten,
Oh tierra, yo los bendeciré y no los maldeeciré. Despertad de vuestro sueño y
venid hacia mí. Humillensen e inclinen sus corazónes hacia mi y yo vendré y
moraré con ustedes. Ustedes serán mi pueblo y yo seré vuestro Dios.”
Escuché al Señor que dijo,
“Mi Espíritu no siempre contenderá con el hombre. Ven a ver a la bestia.
Durante los últimos días una bestia maligna se levantará y engañará a muchos de
todas las naciones de la tierra. El demandará que cada persona reciba su marca,
el número 666, puesto en sus manos o sobre su frente. Todo el que reciba la
marca pertenecerá a la bestia y serán lanzados con él en el lago de fuego que
arde con fuego y azufre.
La bestia se levantará bajo
la aclamación del mundo, pues él traerá paz y prosperidad como nadie podría
acordarse que hubo antes. Cuando halla alcanzado dominar el mundo, aquéllos sin
su marca sobre sus frentes o manos, no podrán comprar ni alimentos, ropa,
autos, casas o cualquier cosa que se tenga que comprar. Tampoco podrán vender
lo que es de ellos a otra persona a menos que tengan la marca.
El Señor expresamente
declara que los que reciban la marca han afirmado su lealtad a la bestia y
serán cortados para siempre del Señor Dios. Ellos tendrán su lugar con los
incrédulos y obradores de iniquidad. La marca simplemente declara que aquellos
que la poseen han rechazado a Dios y se han volteado hacia la bestia para su
sostén.
La bestia y sus seguidores
perseguirán a los que rehusan ponerse la marca y matarán a muchos de ellos.
Cualquier presión que ellos puedan traer será usada para obligar a los
creyentes del Dios verdadero a ser marcados. Niños e infantes serán asesinados
delante de los ojos de los padres que rehusen tomar la marca. Habrá un tiempo
de grande luto.
Los que poseen la marca
serán obligados a entregar sus poseciones a la bestia a cambio de las promesa
que la bestia suplirá todas las necesidades de sus seguidores.
Algunos de ustedes se
debilitarán y se rendirán a la bestia y recibirán su marca en vuestras manos o
frentes. Ustedes dirán, ‘Dios me perdonará. Dios comprenderá.’ Pero yo no me
arrepentiré de mi Palabra. Yo os he amonestado repetidamente por la boca de mis
profetas y ministros del evangelio. Arrepiéntansen hoy, mientras es de día,
pues la noche viene cuando el juicio será establecido para siempre.
Si ustedes no obedecen a la
bestia y rehusan recibir su marca, yo cuidaré de ustedes. Yo no digo que muchos
tendrán que morir por su fé en esos tiempos, porque muchos serán degollados por
confiar en Dios el Señor. Pero benditos son aquellos que mueren en el Señor,
porque grande será su recompensa.
Es verdad, que habrá un
tiempo de paz y prosperidad cuando la bestia ganará popularidad y grande
estima. El hará aparecer los problemas del mundo como si no fuesen nada —pero
la paz terminará con derramamiento de sangre y la prosperidad en una hambruna
por toda la tierra.
No teman lo que el hombre
les pueda hacer, pero teman a aquel que puede lanzar vuestra alma y cuerpo en
el infierno. Pues viene una gran persecución y aunque las tribulaciones sean
multiplicadas, yo los libraré de todas ellas.
Pero antes de ese día
maligno yo levantaré un ejército poderoso que me adorará en Espíritu y en
verdad. Los ejércitos del Señor harán grandes proezas y cosas maravillosas para
mí. Por lo tanto, vengan unidos y adórenme en Espíritu y en verdad. Traed el
fruto de la justicia, y demen lo que justamente me pertenece y yo os guardare
de la hora mala. Arrepiéntanse hoy y sean salvos de las cosas terribles que le
caerá a los rebeldes y a los que no son salvos.
La paga del pecado es
muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna. Clama a mi mientras puedas y yo
te aceptare y te perdonaré. Yo te amo y no deseo que te pierdas.
Cree en este reporte y
vivirás. Escogeos hoy a quien servir.”
Yo ví la venida del Señor.
Yo escuché su llamado como el sonido de una trompeta y la voz de un arcángel. Y
toda la tierra se estremeció y de los sepulcros salieron los muertos justos
para encontrarse con el Señor en el aire. Durante horas, parecía escucharse las
cornetas tocando y la tierra y el mar dieron sus muertos. El Señor Jesucristo
se paró sobre las nubes con vestiduras de fuego y contempló la gloriosa escena.
Escuché el sonido de
trompetas otra vez y mientras miraba, los que estaban vivos y permanecian en la
tierra ascendieron para encontrarse con ellos. Yo ví a los redimidos como
millones de puntos de luz encontrándose en un lugar de reunión en el cielo.
Allí los ángeles les dieron batas del blanco más puro. Había un gran regocijo.
A los ángeles se les dió el
mantener orden y parecían estar en todo lugar dándole atención especial a los
resucitados. A los redimidos les fué dado un cuerpo nuevo, y fueron
transformados según pasaban por los aires. Gran gozo y felicidad llenaban los
cielos y los angeles cantaron, “Gloria al Rey de los Reyes.”
Muy alto en los cielos
contemplé un cuerpo Espíritual grande —este era el cuerpo de Cristo. Y el
cuerpo estaba acostado de espalda sobre una cama y sangre goteaba hacia la
tierra. Yo sabía que este era el cuerpo inmolado de nuestro Señor. Y entonces
el cuerpo creció mas y más grande hasta que llenó los cielos. Entrando y
saliendo del cuerpo estaban millones de los redimidos.
Yo miré pasmada cuando
millones subieron por las escaleras al cuerpo y lo llenaron, comenzando por los
pies y continuando por las piernas, los brazos, el estómago, el corazón y la
cabeza. Y cuando estaba lleno, observé que estaba lleno de hombres y mujeres de
muchas naciones, gente y lenguas de la tierra.
Millones fueron sentados
delante de un trono y ví angeles que traían los libros de los cuales el juicio
fue leído. Estaba el asiento de la misericordia y a muchos les fueron dadas
recompensas.
Entonces, mientras miraba,
una oscuridad cubrió la faz de la tierra, y fuerzas de demonios estaban por
doquier. Incontables números de espíritus malos habían sido soltados de sus
prisiones y lanzados sobre la tierra. Escuché al Señor decir, “Hay de los
habitantes de la tierra, porque satanás ha venido a morar entre ellos.”
Yo ví una bestia airada que
derramó su veneno sobre toda la tierra. El infierno se estremeció en su furia y
desde un abismo sin fondo salieron ejércitos en multitudes de espíritus malos
para ennegrecer la tierra con su gran número. Hombres y mujeres corrieron
llorando hacia las montañas, las cuevas y las colinas. Y hubieron guerras sobre
la tierra, hambre y muerte.
Al fín ví caballos de
fuegos y carrozas en los cielos. La tierra tembló y el sol se volvió rojo como
la sangre. Y el ángel dijo, “Jesús escucha, Oh tierra, el Rey ya viene!”
Y apareció en los cielos el
Rey de Reyes y Señor de Señores, y con El estaban los santos de todas las
edades, vestidos en el blanco más puro. Y me acordé que todo ojo lo vera y que
cada rodilla se doblará delante de El.
Entonces los ángeles
metieron su hoz y cosecharon el grano maduro —que es el fin del mundo.
Jesús dijo, “Arrepentíos y
sed salvos, porque el Reino de Dios está cerca. Mi voluntad y mi Palabra se
cumplirán. Preparad el camino del Señor.”
Y yo pensé, “Nos tenemos
que amar los unos a los otros. Tenemos que estar firmes en la verdad y corregir
a nuestros hijos a la luz de la pronta venida de Cristo. Pues es seguro que, El
Rey ya viene!”
Jesús dijo, “Encarga a los
que están en el mundo que no sean altaneros, ni confíen en falsas riquezas,
sino que pongan su confianza en el Dios vivo, quien nos da realmente todas las cosas
para nuestro placer. Caminen en el Espíritu y no caerán en la codicia de la
carne.
No os engañéis, Dios no
puede ser burlado. Porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
Siembra para la carne y cosecharás corrupción. Siembra para el Espíritu y
cosecharás vida eterna. Las obras de la carne son adulterio, fornicación,
impiedad, idolatría, hechicería, íra, envidia, borracheras, orgías y tales
cosas. Los que hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios.
Estos son los frutos del
Espíritu, amor, gozo, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, mansedumbre
y auto control. Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus deseos.
Cuando se cumpla la Palabra
de Dios, entonces vendrá el fin. Nadie sabe el día, ni la hora, cuando el Hijo
de Dios regresará a la tierra. Ni aún el Hijo, pues eso lo sabe solamente el
Padre. La Palabra se está cumpliendo rápidamente. Vengan como un niño pequeno y
déjenme limpiarles de las obras de la carne. Diganme, ‘Señor Jesús, ven a mi
corazón y perdóname mis pecados. Yo se que soy pecador y me arrepiento de mis
pecados. Lávame en tu sangre y hazme limpio. He pecado contra el cielo y contra
ti y no soy digno de ser llamado tu hijo. Yo te recibo por la fe como mi
Salvador.’
Yo os dare pastores según
mi corazón y yo seré vuestro Pastor. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré vuestro
Dios. Lean la Palabra y no dejen vuestras congregaciones.
Denme toda vuestra vida y
yo os guardaré. Yo no los dejaré ni los desampararé.”
Pueblo, por el mismo
Espíritu, tenemos acceso al Padre.
Es mi oración que todos
ustedes vengan y entreguen sus corazónes al Señor.
Algunas de las siguientes
visiónes me fueron dadas antes de que Jesús me llevara al infierno. Algunas me
llegaron cerca del fin de mi jornada por el infierno.
Semejanza de Dios
Yo recibí esta visión
celestial mientras estaba en profunda oración, meditación y adoración.
La gloria del Señor
descendió sobre el lugar donde estaba orando. Grandes olas de fuego, luces
brillantes, y un poder majestuoso vinieron delante de mis ojos. En el centro
del fuego y las luces, estaba el trono de Dios. En el trono había una semejanza
de Dios y del Dios todo poderoso fluía gozo, paz y amor.
El espacio alrededor del
trono estaba lleno de querubines, bebés, cantando y besando al Señor sobre su
rostro, sus manos y sus pies. El cántico que entonaban era, “Santo, Santo,
Santo, es el Señor Dios Todopoderoso.” Los querubines tenían lenguas como de
fuego sobre sus cabezas y fuego en las puntas de cada una de las alas
pequeñitas. El movimiento de sus alas parecía estar sincronizado con el
movimiento del poder y la gloria del Señor.
Un querubín voló hacia mi y
tocó mis ojos.
Montañas de oro
En una visión miré muy
lejos sobre la tierra. Yo podía ver que por muchas millas la tierra estaba
sedienta de lluvia. La tierra estaba agrietada, seca, y vacía. No se veían
árboles, o vegetación de ninguna clase.
Entonces se me permitió ver
más allá de la tierra seca, hasta el cielo. Allí, lado a lado, y tocando en sus
bases, habían dos montañas gigantes. Yo no conozco su altura, pero eran muy
altas. Me acerqué a las montañas y descubrí que estaban hechas de oro sólido
—oro tan puro que era transparente.
Por dentro y más allá de
las montañas ví una luz blanca brillante y la luz se extendía para llenar el
universo. Yo sentí en mi corazón que esta era la base sobre la cual se sienta
el cielo. Los hombres pelean por una pequeña sortija de oro, pero Dios es dueño
de todo el oro.
La edificación de una
Mansión
Mientras oraba recibí esta
visión. Ví ángeles leyendo los registros de las obras que hacemos en la tierra.
Algunos de los ángeles tenían alas, mientras que otros no. Algunos eran grandes
y otros eran pequeños, pero todos sus rostros eran diferentes. Como la gente de
la tierra, los ángeles podían ser identificados por sus rostros.
Yo ví a los ángeles
ocupados cortando diamantes extremamente grandes y poniéndolos en los
fundamentos de hermosas mansiones. Los diamantes eran de un pie de ancho, y dos
pies de largo y muy hermosos, cada vez que se ganaba un alma para Dios, un
diamante era añadido a la mansión del ganador de almas. Ningún trabajo es en
vano, cuando éste se hace para el Señor.
Las Puertas del cielo
En otra ocasión cuando
oraba ví esta visión celestial. Yo estaba en el Espíritu y un ángel vino donde
mi y me llevó a los cielos. Otra vez, habían magníficas escenas de ondas de luz
y esplendorosa gloria, tales como las que había visto detrás de las montañas de
oro sólido. Era una inspiración asombrosa ver el poder de Dios demostrado.
Cuando el ángel y yo nos
acercamos a dos puertas gigantes, sobre una pared grandísirna, vimos a dos
ángeles excepcionalmente grandes con espadas. Eran como de 50 pies de altura y
sus cabellos color oro. Las puertas eran tan altas que yo no podía ver su parte
alta. Eran la obra de arte más hermosa que jamás yo había visto.
Eran talladas a mano con
enrollados, drapeados, cortinas, con moldes, llenas de perlas, diamantes,
rubíes, zafiros y otras gemas. Todo lo que estaba sobre las puertas, estaba en
un balance perfecto y las puertas se abrían hacia afuera. Un ángel con un libro
en las manos, salió de atrás de las puertas. Después de buscar en el libro, el
ángel afirmó con su cabeza, confirmando que yo podía entrar.
Lectores, no podrán entrar
al cielo si sus nombres no están escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
El
cuarto de los registros
En una visión, un ángel me
llevó al cielo y me enseñó un cuarto muy grande con paredes de oro sólido.
Letras del alfabeto estaban imprimidas en diferentes lugares de la pared. La
escena era como la de una biblioteca grande, pero los libros estaban
incrustados en la pared en vez de puestos en estantes.
Angeles con batas largas
estaban sacando libros de las paredes y estudiándolos muy de cerca. Parecía
haber un orden rígido en la manera como leían los libros. Pude notar que los
libros tenían gruesos forros de oro y algunas de la páginas eran rojas. Los
libros eran muy bellos.
El ángel que estaba conmigo
me dijo que estos libros contenían el registro de la vida de cada persona que
había nacido en la tierra. Se me dijo que habían más cuartos en otros lugares
con más registros.
De vez en cuando los
arcángeles le llevaban los registros a Dios para su aprobación o desaprobación.
Los libros contenían peticiones, profecías, actitudes, crecimiento en el Señor,
almas ganadas para Cristo, el fruto del Espíritu y muchas cosas más. Todo lo
que nosotros hacemos en la tierra es registrado en uno de los libros por los
ángeles.
De vez en cuando, un ángel
cogía un libro y lavaba las páginas con un paño de tela suave. La página
después de lavada se volvía roja.
Una Escalera Celestial
El espíritu del Señor me
trajo la siguiente visión. Yo vi una escalera grande Espíritual que descendía
del cielo hasta la tierra. Por un lado de la escalera bajaban ángeles a la
tierra, mientras que por el otro lado subían.
Los ángeles en la escalera
no tenían alas, pero cada ángel tenía un libro con un nombre escrito en el
forro del frente. Algunos de los ángeles parecían que estaban dando
instrucciones y contestando preguntas que le presentaban los otros ángeles.
Luego de que las instrucciones eran recibidas y sus preguntas contestadas, los
ángeles desaparecían.
Yo también ví otras escaleras
en otras partes de la tierra. Angeles estaban en una moción constante,
ascendiendo y descendiendo. Los ángeles se movían con audacia y autoridad, ya
que eran mensajeros con órdenes dadas por Dios.
Una Profecia de Jesús
Cuando Jesús se me apareció
por primera vez, el dijo, “Kathryn, tu has sido escogida por Mi Padre para
acompañarme por las profundidades del infierno. Yo te voy a enseñar muchas
cosas que yo deseo que el mundo conozca acerca del infierno y del cielo. Yo te
diré lo que tienes que escribir para que este libro sea un registro verdadero
de como son en realidad estos lugares desconocidos. Mi Espíritu revelará
secretos de la eternidad, el jucio, el amor, la muerte y la vida después de la
muerte.” El mensaje del Señor a un mundo perdido: “Yo no deseo que vayas al
infierno. Yo te hice para mi propio placer y para comunión eterna. Tu eres mi
creación y te amo. Clama a mi mientras estoy cerca y yo te escucharé y te
responderé. Yo deseo perdonarte y bendecirte.”
A aquellos que han nacido
de nuevo, el Señor les dice, “Reúnanse y oren y estudien mi Palabra. Adórenme
en el Espíritu de santidad.”
El Señor le dice a las
iglesias y a las naciones, “Mis ángeles pelean siempre por los herederos de la
salvación y por aquellos que llegaran a ser herederos. Yo no cambio. Yo soy el
mismo ayer, hoy, y por los siglos. Buscadme y derramaré mi espíritu sobre
vosotros. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Yo haré grandes cosas
entre vosotros.”
Si no estás salvo, por
favor toma el tiempo ahora mismo para arrodillarte delante del Señor y para
pedirle que te perdone de tus pecados y te haga su hijo. Cualquiera que fuese
el costo, debes de determinar que vas a hacer el cielo tu hogar eterno. El
infierno es horrible, y el infierno es real.
Mas detalles para escuchar el testimonio
en Audio viste el Web site a través de este enlace. http://www.divinerevelations.info/una_revelacion_divina_del_infierno_mary_k_baxter_spanish.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario