¿Qué dice la Biblia sobre el Infierno?
Como ya hemos notado, el espíritu y el alma de una persona no creyente vuelan al infierno al momento de su muerte, este es un lugar de juicio conciente. El alma en el infierno habla como persona, tiene ojos, oídos, dedos, lengua y memoria. Hay un completo conocimiento de las condiciones allá. Lucas 16:23-25 no es una parábola porque las parábolas no incluyen nombres personales. Esto es un evento real.
La Biblia habla de otro lugar de tormentos luego del juicio final de toda la humanidad. Es llamado “El Lago de Fuego.” En el Juicio del Gran Trono Blanco, las almas del Hades serán unidas a sus cuerpos, los cuales serán resucitados de sus tumbas. Cristo entonces pronunciará la sentencia final de juicio sobre los muertos impíos, y serán arrojados al Lago de Fuego, el eterno lugar de los perdidos (Apocalipsis 20:11-15). Podemos relacionar al Hades como una cárcel local donde el prisionero temporalmente aguarda su sentencia. Luego son tomados de esa cárcel para comparecer ante el Juez para la sentencia final. Apocalipsis 20:9-15 es el registro de aquel Juicio del Gran Trono Blanco, de Satanás y todos aquellos que hayan rechazado a Cristo. El Lago de Fuego puede ser ilustrado por una prisión a la cual son recluidos aquellos bajo sentencia convictos por su eternal existencia. Describiendo el infierno, nuestro Señor habló acerca del gusano que no muere y del fuego que nunca se apaga (Marcos 9:43-48). Es un lugar de sufrimiento conciente. Es un lugar de fuego literal. Es castigo por pecado eternamente.
En el libro de Apocalipsis, la frase "por los siglos de los siglos" es usada para describir la miseria de los perdidos (Apocalipsis 14:11). ¿Puede un Dios de amor arrojar personas al infierno?
A. Dios no quiere que ningún hombre perezca. Cielo o infierno son decisiones personales que cada individuo toma mientras está aquí en el planeta Tierra. Dios proveyó la obra de Su Hijo sobre la cruz del Calvario para la salvación del hombre (Romanos 5:6-8). Si el hombre rechaza al Salvador, irá al infierno por su propia elección. Alguien ha dicho que Dios ama de tal manera al pecador que si elige ir al infierno en vez de ir al cielo Él le dejará ir. Recuerda que todo el que va al infierno lo hará por su propia elección.
B. Dios es un Dios de amor, I Juan 4:8, pero Él también es santo (I Pedro 1:16) y debe juzgar el pecado. Si permitiera entrar el pecado en el cielo, destruiría todo lo que Dios ha hecho en rescate de la humanidad. Satanás hizo su elección en el jardín del Edén. El hombre hace su elección durante el tiempo de su vida. Al momento de la muerte el hombre ha determinado su destino eterno. No hay purgatorio o lugar intermedio. La Biblia claramente enseña que hay sólo dos lugares. “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).
C. El hombre no vacila en poner los enfermos en hospitales, los criminales en la cárcel o los cadáveres en el cementerio. Eso no indica falta de amor de su parte. ¿Qué acerca de los paganos que nunca han oído el evangelio? Como el resto de la humanidad, los paganos son pecadores perdidos y solamente Cristo puede salvarles. Ellos pueden conocer que hay un Dios a través de las obras de la Creación (Romanos 1:20 y Salmos 19:1) y por sus propias conciencias (Romanos 2:15). Si ellos responden a la Luz que tienen, Dios les dará mayor Luz. Ver el caso de Cornelio, Hechos 10 y 11.
La Biblia habla de otro lugar de tormentos luego del juicio final de toda la humanidad. Es llamado “El Lago de Fuego.” En el Juicio del Gran Trono Blanco, las almas del Hades serán unidas a sus cuerpos, los cuales serán resucitados de sus tumbas. Cristo entonces pronunciará la sentencia final de juicio sobre los muertos impíos, y serán arrojados al Lago de Fuego, el eterno lugar de los perdidos (Apocalipsis 20:11-15). Podemos relacionar al Hades como una cárcel local donde el prisionero temporalmente aguarda su sentencia. Luego son tomados de esa cárcel para comparecer ante el Juez para la sentencia final. Apocalipsis 20:9-15 es el registro de aquel Juicio del Gran Trono Blanco, de Satanás y todos aquellos que hayan rechazado a Cristo. El Lago de Fuego puede ser ilustrado por una prisión a la cual son recluidos aquellos bajo sentencia convictos por su eternal existencia. Describiendo el infierno, nuestro Señor habló acerca del gusano que no muere y del fuego que nunca se apaga (Marcos 9:43-48). Es un lugar de sufrimiento conciente. Es un lugar de fuego literal. Es castigo por pecado eternamente.
En el libro de Apocalipsis, la frase "por los siglos de los siglos" es usada para describir la miseria de los perdidos (Apocalipsis 14:11). ¿Puede un Dios de amor arrojar personas al infierno?
A. Dios no quiere que ningún hombre perezca. Cielo o infierno son decisiones personales que cada individuo toma mientras está aquí en el planeta Tierra. Dios proveyó la obra de Su Hijo sobre la cruz del Calvario para la salvación del hombre (Romanos 5:6-8). Si el hombre rechaza al Salvador, irá al infierno por su propia elección. Alguien ha dicho que Dios ama de tal manera al pecador que si elige ir al infierno en vez de ir al cielo Él le dejará ir. Recuerda que todo el que va al infierno lo hará por su propia elección.
B. Dios es un Dios de amor, I Juan 4:8, pero Él también es santo (I Pedro 1:16) y debe juzgar el pecado. Si permitiera entrar el pecado en el cielo, destruiría todo lo que Dios ha hecho en rescate de la humanidad. Satanás hizo su elección en el jardín del Edén. El hombre hace su elección durante el tiempo de su vida. Al momento de la muerte el hombre ha determinado su destino eterno. No hay purgatorio o lugar intermedio. La Biblia claramente enseña que hay sólo dos lugares. “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).
C. El hombre no vacila en poner los enfermos en hospitales, los criminales en la cárcel o los cadáveres en el cementerio. Eso no indica falta de amor de su parte. ¿Qué acerca de los paganos que nunca han oído el evangelio? Como el resto de la humanidad, los paganos son pecadores perdidos y solamente Cristo puede salvarles. Ellos pueden conocer que hay un Dios a través de las obras de la Creación (Romanos 1:20 y Salmos 19:1) y por sus propias conciencias (Romanos 2:15). Si ellos responden a la Luz que tienen, Dios les dará mayor Luz. Ver el caso de Cornelio, Hechos 10 y 11.
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