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¿Cuánto vale Jesús para ti?

“Entonces uno de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fue a los principales sacerdotes, y les dijo: ¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le asignaron treinta piezas de plata. Y desde entonces buscaba oportunidad para entregarle.”
Judas es un personaje muy fácil de poder juzgar, la historia a revelado como este discípulo aun cuando anduvo al lado de nuestro Señor Jesús todo el tiempo de su Ministerio, no entendió la visión del Reino que el Maestro venia a presentar y dejado llevar por su falta de visión opto por llevar a cabo el acto de traición mas famoso de toda la historia de la humanidad.
Una de las cosas que me llama la atención de estos versículos es que nadie llamo a Judas, sino que Mateo al escribir relata como “Judas Iscariote fue a los principales sacerdotes”. Eso quiere decir que Judas busco el pecado y no el pecado a Judas.
Así mismo pasa con nosotros, el pecado siempre va estar ahí, pero somos nosotros quienes decidimos si concretarlo u obviarlo. Tú no puedes hacer nada para que el pecado desaparezca, pero si puedes hacer mucho para no llevarlo a cabo.
Aun cuando nadie te ha llamado, muchas veces decides ir a donde los sacerdotes que son sinónimos en este caso de hipocresía y maldad, ya que ellos buscaban forma de aprender y matar a nuestro Señor. Es en estos episodios de nuestra vida en donde tenemos que meditar, si ¿Somos nosotros los que estamos yendo en pos del pecado o es el pecado el que esta viniendo a nuestra vida?
Si, el pecado puede venir a tu vida, pero jamás tendrá efecto si tu mantienes una comunión genuina con el Señor, el pecado no puede ni hacerte cosquillas cuando tu estas en constante comunión con Dios, pero cosa distinta será cuando has dejado de buscar del Señor y has perdido la visión del propósito de Dios para tu vida, así como a Judas le ocurrió.

Y es que en esos momentos en donde perdemos la visión de nuestra vida espiritual, es cuando mayores locuras hacemos. ¿Cuántos de nosotros hemos querido tirar todo por momentos de emociones fuertes?, ¿Cuántos de nosotros hemos querido ir y entregar a Jesús solo porque no estamos de acuerdo con las cosas que suceden en nuestra vida?
Sinceramente es de tener valor agregado para ir y entregar a Jesús. Judas pregunto a los sacerdotes: “¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregare?”, que triste es que estemos dispuestos a cambiar todo lo lindo que Dios ha hecho en nuestra vida por algo vano, que no dudara eternamente y que me llevara a una condenación eterna, pues sin Cristo nada somos.
Treinta monedas de plata, eso fue lo que costo Jesús para Judas, treinta míseras monedas de plata, ¿Cuánto vale Jesús para ti?, ¿Por qué lo cambiarias?, ¿Por una noche de placer sexual?, ¿Por minutos de satisfacción carnal?, ¿Por una mujer que “te da alegría”?, ¿Por el “hombre de tu vida”?, ¿Por el deporte o algún pasatiempo?
¿Por qué estarías dispuesto a cambiar a Jesús?
Amado hermano, Jesús no tiene precio, El lo es todo y nos ha dado todo, antes no éramos nada, ahora somos coherederos juntamente con El, antes andábamos conforme a las corrientes de este mundo, ahora somos real sacerdocio, pueblo santo, adquirido por Dios. Jesús nos vio cuando andamos muertos en nuestros delitos y pecados, nos recibió con brazos abiertos y ha cambiado totalmente nuestra vida, ahora tenemos una razón porque vivir, ahora sabemos para quien vivimos y porque estamos acá.
No permitas que momentos de falta de visión te roben todo lo que Jesús te ha dado, no busques esas “30 monedas de plata”, no valen la pena, será placer momentáneo que no llenara tu vida de verdadero gozo, mas ríndete a Jesús, reconócelo como tu Señor y Salvador, como el arquitecto de tu nueva vida y vive cada día junto a el, como que si fuera el ultimo de tu existencia acá en la tierra, pues luego heredaras la vida eterna preparada para ti y todos aquellos que vivieron santamente, sin vender o entregar a Jesús.

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