UN ANUNCIO PROFÉTICO QUE LO HARÁ FELIZ--- ¡Léalo En Seguida!
Las noticias de
hoy no son del todo alegres o alentadoras, salvo muy raras excepciones. Los
periódicos que más se venden hoy son aquellos que anuncian o publican noticias
alarmantes y preocupantes, pues éstas abundan más que las buenas. Todos, sin
duda, estamos hartos de leer y oír noticias que son desalentadoras en lo que
respecta a lo económico, a lo social, a lo moral, y al medio ambiente. Se habla
que el mundo está superpoblado, y que el hambre pulula por muchos países del
“tercer mundo”. También oímos frecuentemente de enfermedades incurables,
desnutrición, aumento galopante del desempleo, hogares cada vez más divididos,
delincuencia de adolescentes y jóvenes, abortos, inundaciones, terremotos, ríos
contaminados, gentes sin hogar, insalubridad, guerras, terrorismo, drogadicción,
racismo, homosexualidad y toda suerte de perversiones, cultos satánicos, sectas
alienantes, etc.
No obstante,
muchas personas aún ignoran que Cristo trajo un anuncio feliz para todas sus
criaturas inteligentes del planeta tierra, el cual redundaría en una vida feliz
y abundante. Jesús Dijo:
“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”(Juan
10:10).
Es decir, Jesús vino para darnos una vida feliz y abundante con su presencia y
su buena nueva. El profeta Isaías profetizó la presencia benefactora de Jesús
con estas palabras: “El
Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado
a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos, a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza de nuestro
Dios; a consolar a los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sión se les
dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en
lugar de espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de
Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los
asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, y los escombros de
muchas generaciones. Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños
serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados
sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las
riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra
doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual
en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo. Porque yo Jehová
soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto,
afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia
de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los
pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová.
En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me
vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio
me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce
su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará
brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones” (Isaías 61:1-3).
Ahora bien,
nótese que el profeta Isaías dice varias cosas interesantes que cumpliría Jesús
en sus dos venidas: Una primera parte, ya cumplida, y una Segunda parte, aún por
cumplirse. Así por ejemplo, es interesante descubrir qué parte de esta profecía
cumplió Jesús en su primera venida, cuando él mismo, al leer esta profecía en la
sinagoga, la revela muy claramente, y manifiesta que la ha venido a cumplir.
Dice la Biblia así: “Vino
(Jesús) a Nazaret donde se había criado; y en el día de reposo entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo
abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:
“El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha
enviado o a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los
cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar
el año agradable del Señor. Y ENROLLANDO EL LIBRO, LO DIO AL MINISTRO, Y SE
SENTÓ”
(Lucas
4:16-19).
Tome nota,
amigo lector, que Cristo abrió el libro del profeta Isaías Capítulo 61. Este fue
un profeta de Dios que vivió muchos siglos antes que Jesús. Ahora bien, El
capítulo 61 del profeta Isaías habla de la venida del Mesías o del Cristo, y por
tanto, era crucial para Jesucristo leerlo, pues hacía clara referencia de él
mismo y de su misión en la tierra. Ahora bien, nótese que el capítulo 61 de
Isaías tiene 11 versículos, y no obstante Jesús, al leer ese capítulo 61 en la
sinagoga judía, sólo lee el versículo 1 y la mitad del 2. Los versículos 2 en su
segunda mitad, y los versículos 3 al 11 no los leyó, y sólo se limitó a enrollar
el libro y dárselo al ministro, para luego tomar su asiento. La pregunta surge
inmediatamente: ¿Por qué Cristo no leyó todo el capítulo 61 de Isaías, y sus 11
versículos, si hacían referencia a él y a su obra en la tierra?--- ¡Usted
necesita comprenderlo claramente!
UNA PROFECÍA
CUMPLIDA Y POR CUMPLIRSE:
Todo el
capitulo 61 de Isaías habla sobre Cristo y su obra en la tierra. Sin embargo
éste tiene dos fases o etapas separadas por algunos milenios de diferencia. Una
primera parte
(versos 1 y la mitad del 2) que se cumplió con la primera venida de Cristo, y
una segunda parte
(verso 2,
en su segunda mitad, hasta el verso 11) que se cumplirá con la segunda venida de
Cristo en gloria, la cual es aún futura.
Veamos qué es
lo que Cristo cumplió en su primera venida, y luego, lo que cumplirá en su
segunda venida:
Lo Cumplido en
su Primera Venida:
a.-
“Me ha enviado a predicar buenas
nuevas a los abatidos”
(Isaías 61:1).
Sí, Jesús fue
enviado hace dos milenios para predicar
buenas nuevas
a los abatidos. Esto concuerda con lo dicho por Jesús mismo en Lucas 4:43:
“Pero él (Jesús) les
dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio (buenas
nuevas) del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”.
De modo que Cristo vino al mundo para predicar el evangelio (“buenas
nuevas”)
del Reino de Dios a los abatidos, a fin de darles esperanza y salvación eternas.
Por eso, los eruditos en Biblia concuerdan que el
tema central
del mensaje de Cristo es el
evangelio del reino de Dios.
Este reino de Dios era un anuncio de liberación espiritual y moral, y también
material, de los pecadores. Además, Jesús sostuvo que todo aquel que creyera en
su evangelio sería redimido, salvado y liberado. Dice en Marcos 16:15,16 lo
siguiente: “Id por todo
el mundo y predicad el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere
bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”.
Si amigo
lector, Jesús vino con un mensaje salvador el cual se llama:
“El evangelio del reino de Dios”.
Sin embargo, este evangelio singular o único ha sido pasado por alto por la
mayoría de los llamados cristianos, y es ignorado totalmente, pues el diablo ha
obscurecido las mentes de los hombres. Por otro lado, la tradición religiosa lo
ha substituido por otros “seudo evangelios”, como es el caso del llamado
“El evangelio social”
católico.
Pero recuerde
que sólo hay un evangelio en la Biblia (Gálatas 1:6-9), y ése es el
correctamente llamado: “El
evangelio del Reino de Dios”.
El “reino de Dios”
es, pues, el evangelio o
buenas noticias
de Jesucristo para los abatidos de la tierra. Él predicó siempre el reino de
Dios desde el inicio
(Marcos 1:1,14,15) y
final
de
su ministerio (Hechos 1:3).
Usted no
encontrará que Cristo prometiera una
estadía eterna
de los justos en el cielo,
sino la entrada a algo que él llamó: El Reino de Dios. A Nicodemo, un
fariseo de renombre, Jesús le dijo que podría
ver
y
entrar
al reino de Dios si “nacía
de nuevo”
(Juan 3:3,5). Entonces el reino de Dios es algo que se puede
ver
y entrar
si se nace de nuevo, espiritualmente hablando. En todo caso, el prerrequisito
fundamental para ver y entrar al reino era (...y es)
CREER
en Cristo y en su Reino, por la fe. Para tener una información más completa de
las buenas nuevas de Jesucristo, solicite gratis los artículos
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Jesucristo”, “El Reino de Dios”, “El Reino del Mesías”,
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b). “A
vendar a los quebrantados de corazón”
(Isaías 61:1):
Muchos hombres
están afligidos en su corazón por la pérdida de un amigo, un hijo, una esposa,
una madre, un hermano, etc. Otros están afligidos por la enfermedad, por el
hambre, por la desesperanza, por las injusticias, por las guerras, y cosas como
éstas. Entonces Jesús aparece en el mundo para curar las heridas de los hombres,
dándoles esperanza y sanidad para sus vidas. Jesús vino a salvar a los hombres
de su situación caída, de su conciencia sucia, de sus frustraciones, de sus
enfermedades, de sus pecados más negros, y les da una salida concreta a todos
sus males. Él les prometió una vida presente de gozo, y una futura mucho más
gloriosa y preciosa aún (Juan 10:10, Romanos 8:18).
El mensaje del
reino de Dios vino a ser bien recibido por los pobres sufrientes que tenían el
corazón quebrantado por las tristezas y frustraciones de la vida, es decir: Los
pecadores que reconocían su necesidad espiritual, esto es, a los hambrientos de
Dios.
c).-
A Pregonar libertad a los
cautivos, a los presos apertura de la cárcel”
(Isa. 61:1).
Aquí Jesús se
refiere más que nada a los presos en sus pecados y delitos. Sí, muchos hombres
están presos en SUS PECADOS,
y son como esclavos de sus vicios. Se encuentran con las ataduras diabólicas que
los convierten en prisioneros de sus pecados. Jesús habló que los pecadores son
esclavos o presos de sus vicios carnales, de los cuales no se pueden liberar por
si mismos. Por eso Jesús dijo: “Si
el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”
(Juan 8:36). Y, ¿cómo se logra esto? Cuatro versículos antes (32) Jesús dice que
“la verdad os hará libres”.
Sí, Jesús vino descubrir la realidad del pecado, y de cómo este opera. También
enseñó cómo evitarlo eficazmente al descubrir y neutralizar los tácticas
satánicas.
Pero también
Jesús enseñó que debemos visitar a los presos y los maltratados a fin de darles
esperanza con el mensaje del evangelio. San Pablo es enfático cuando dice:
“Acordaos de los presos,
como si estuvieseis presos juntamente con ellos; y de los maltratados...”
(Hebreos 13:3). Y es que el evangelio o mensaje de Cristo hace libre al hombre,
aunque esté detrás de las rejas. Hay libertad y paz cuando se obtiene el perdón
de Dios por los delitos o pecados cometidos contra Él.
d). “A
proclamar el año de la buena voluntad de Jehová”
(Isaías 61:2ª):
La primera
venida de Cristo trajo la proclama de la salvación de Dios a favor de los
pecadores. Su venida traía nuevas ilusiones de un mundo mejor para judíos y
gentiles por igual, si aceptaban la verdad personificada en Cristo y su
evangelio del reino. Con la venida de Cristo, y con el inicio de su ministerio,
él abrió el camino hacia el reino venidero, y preparó a los elegidos para
participar de esa era maravillosa de justicia en la tierra. Su venida sirvió
para definitivamente condenar al diablo, y a su reino de maldad. Su misión fue
“trasladar” a los pecadores, del reino tenebroso del diablo, a la luz del reino
de Dios (Colosenses 1:13,14).
Definitivamente
con la venida de Cristo se iniciaba el proceso de redención del hombre, sin
importar raza, sexo, educación, nacionalidad, o religión. Jesús vino a salvar a
todos los hombres, aunque también es verdad que pocos lograrían ganarla. Jesús
exigía la renunciación de los hombres a las cosas temporales para seguirlo a él
y a su causa redentora. La iglesia, compuestas por los salvos de todas las
naciones, tiene la obligación y el mandato de seguir proclamando ese mismo
mensaje de la buena nueva, o buena voluntad de Dios para los hombres. Los
salvados deben ahora salvar a otros con el mensaje de Cristo, o sea: El
evangelio del reino de Dios (Mateo 24:14; Marcos 16:15,16).
Hasta este
punto se trataba la primera venida de nuestro Señor al mundo, vale decir, el de
preparar a sus elegidos (su iglesia) para que reinen con él en su reino o
gobierno milenario en la tierra (Apocalipsis 2:26,27; 3:21;20:4,5). Su mensaje
fue siempre el reino de Dios. Esta fue la meta de la carrera cristiana (Hechos
14:22; 2 Pedro 1:5-11; Santiago 2:5; Mateo 25:31,34).
La Segunda
Parte de la Misión de Cristo Aún no Cumplida sino hasta su Retorno:
(Isaías 61:2-11)
Esta segunda
parte de la profecía se proyecta hacia el futuro, cuando Jesús venga a la tierra
por segunda vez en persona. Los versículos 2 al 11 nos dan detalles interesantes
de lo que ocurrirá cuando el Señor Jesucristo vuelva nuevamente a la tierra y
reine en Israel:
1.- El día de
la venganza de Dios.
2.- A consolar
a los enlutados.
3.- Gloria y
gozo a los afligidos de Sión.
4.- Se
reedificarán las ruinas antiguas.
5.- Se
restaurarán las ciudades arruinadas.
6.- Extranjeros
apacentarán los rebaños.
7.- Judíos
comerán las riquezas de las naciones.
8.- Dios hará
pacto perpetuo con su pueblo.
9.- Pueblos
reconocerán que Israel es escogido.
10.-Israel será
prominente sobre las demás naciones.
Aquí tenemos
unas profecías concernientes al pueblo Hebreo, o también llamado: el pueblo
escogido de Dios. Jesús vendrá para vengar la incredulidad de los hombres
impíos, es decir, vendrá a castigar a aquellos que no quisieron saber nada de él
y de su Padre, y descuidaron una salvación tan grande. Además, cuando Jesús
regrese nuevamente a este mundo, las naciones querrán borrar del mapa a la
nación Judía asentada en la tierra santa. Multitud de naciones árabes y de otros
países se pondrán de acuerdo para combatir contra el pueblo elegido de Dios, y
entonces, cuando menos se lo esperen, serán castigados con la gloriosa venida
del Señor.
Por fin los
judíos no serán más amenazados por sus enemigos y vecinos, y los enlutados,
aquellos que perdieron a sus hijos en batalla, por el terrorismo y por el
holocausto, serán consolados. Los afligidos de Sión, símbolo de la nación judía,
tendrán gloria y gozo de verdad, al verse liberados completamente de sus
enemigos y por tener a su rey entre ellos.
Para ese
entonces las ruinas antiguas que ahora existen en Israel, y aquellas que se
produzcan por causa de los ataques enemigos sobre la tierra santa, serán
reedificadas. Ahora serán los extranjeros los que se encargarán de sembrar las
tierras y a apacentar los rebaños judíos. Las naciones gentiles estarán al
servicio de Israel, e Israel será de bendición para ellas. El mundo reconocerá
que Israel es una nación de Dios, elegida y preciosa. Además, con el reino de
Cristo desde Jerusalén, los hombres recibirán las leyes de Dios, y ellos tendrán
que andar rectamente, de lo contrario les sobrevendrán las calamidades de Dios
(Leer Zacarías 14).
Por fin los
judíos vivirán seguros y en paz, porque Cristo y su iglesia tomarán el control
del mundo desde Jerusalén. En ese tiempo las armas de guerra serán destruidas, y
los ejércitos dejarán de existir. Habrá un desarme mundial nunca antes visto.
Una Ignorancia
Generalizada:
Es triste
contemplar cómo el mundo se opone a Israel, y a sus legítimos derechos sobre la
tierra prometida. Existe una animadversión tremenda hacia los judíos en todas
partes del mundo, incluso dentro del mundo llamado “cristiano”. Por muchísimos
siglos los católicos han alimentado el odio hacia los judíos, y han pasado por
alto las Escrituras bíblicas que afirman tajantemente que este pueblo milenario
es y seguirá siendo el pueblo elegido de Dios (Romanos 9:4;11:1,2). También los
más de los cristianos se han olvidado que Jesús mismo dijo que la salvación
viene de los judíos (Juan 4:22), afirmación ésta que resultaría absurda si en
verdad este pueblo fuera el desechado por Dios.
Los que se
dicen Cristianos ignoran que el retorno de los judíos en su tierra, el 12 de
Mayo de 1948, se produjo como respuesta a una promesa explícita de Dios a
Abraham , en el sentido que su descendencia heredaría la “tierra prometida”
(Génesis 13:15; 15:18). Por cierto que esa descendencia se refería primeramente
a Cristo, a los judíos cristianos de todas las épocas, y finalmente a los no
judíos cristianos, hechos “judíos espirituales” por la fe en Cristo (Gálatas
3:16,29).
Ahora que la
tierra de la promesa se encuentra en manos judías (aunque aún faltan recuperar
ciertos territorios que comprendían la antigua tierra de la promesa), y habiendo
sido Jerusalén reconquistada por los Hebreos en Junio de 1967, sólo queda por
esperar la venida de Cristo para cumplir las promesas de Isaías 61:2b-11).
Cuando eso ocurra, Israel será de bendición para los pueblos de la tierra. Esto
significará que habrá un solo gobierno mundial liderado por Jesucristo, el Rey
de los reyes, y el Señor de los señores.
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