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¿Es bíblico tantos aplausos en la iglesias?

En las Sagradas Escrituras, hay once citas bíblicas con relación al aplauso o batir las manos.
EN NÚMEROS 24:10, Balac batió sus manos con in­dignación e ira para re­criminar a Balaam por haber bendecido al pueblo de Israel en vez de haberlo maldecido.

En Job 34:37, Eliú acusa a Job de iniquidad, rebelión e hipocresía, y que batía sus manos como si fuera justo.

En 2 Reyes 11:12, el pueblo reunido bate palmas en la co­ronación del niño rey, Joás de Judá.

En Lamentaciones 2:15, los enemigos de Jerusalén batie­ron palmas de burla y de des­precio antes la destrucción de la ciudad.

En Ezequiel 21:14, Dios ordena al profeta a batir sus manos mientras profetizaba dando énfasis al juicio y a la destrucción de Jerusalén.

En Ezequiel 21:17, Dios dice que El también batirá palmas, afirmando así el jui­cio y la destrucción de Jeru­salén.

En Ezequiel 25:6, los de Amón batieron sus manos de alegría por la ruina y destruc­ción de Jerusalén.

En Nahum 3:19, todos los oprimidos por el imperio Asi­rio y de su capital, Nínive, batieron palmas por la total ruina y destrucción de dicho imperio.

Es muy notable y signifi­cativo que de batir de palmas o aplausos en el pueblo de Dios no era una cosa común y corriente en la alabanza y la adoración a Dios. Es de­cir, que en ninguna ocasiones acompañó al aplauso con la alabanza expresada. No ha­bía aplausos sin alabanza, aunque había muchas alaban­zas sin aplausos.

Notemos los siguientes tres versículos que son los únicos en la Biblia que inclu­yen el aplauso en la alabanza y adoración a Dios:

“Pueblos todos, batid las manos; aclamad a Dios con voz de júbilo.” Sal­mo 47:1.

“Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y can­tad salmos.” Salmo 98:4.

“Porque con alegría saldréis (la alegría expresada del pueblo por la Palabra de Dios expre­sada por su boca, versículo 11), y con paz seréis vueltos; los mon­tes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso.” Isaías 55:12.

Por otro lado, con relación a la alabanza expresada oral­mente, sin aplausos, hay más de 150 versículos.

En ocasiones se ve en con­gregaciones que en vez de alabar a Dios con “voz de júbilo y de salvación” (Salmos 118:15), han comenzado meramen­te a aplaudir, pero hay que orientarles y decirles que la alabanza a Dios como “fruto de labios” (Hebreos 13:15), y “sacrifi­ca a Dios alabanza” (Salmo 50:14), no puede ser sustituida con aplausos.

Que está bien que aplau­dan pero siempre alabando a Dios con voces de júbilo y salvación, para que ellos mis­mos estén bien conscientes a quién y por qué aplauden. Realmente, un aplauso se le da a cualquiera, al predi­cador, al político, al orador, al atleta, al caballo, al perro, pero la alabanza y la adora­ción expresada pertenece solo y exclusivamente a Dios.

Evidentemente, muchos, y aún pentecostales, están imi­tando en sus congregaciones los aplausos secos y vacíos de los programas evangélicos en la televisión, sustituyendo así la alabanza expresada. ¡Cómo si tuvieran sus lenguas pega­das al paladar!

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