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Cuando en Israel se convierte un desierto en vida.

 El valle de Aravá, ubicado entre la costa del Mar Muerto y el golfo de Eilat, a pesar de ser un desierto, representa el 60 por ciento de las exportaciones de vegetales frescos de Israel. Berenjenas, pimentones, zukinis, mangos y uvas, entre otros frutos, se exportan a Europa y Estados Unidos gracias al sistema de reservorio de agua desarrollado por KKL. 



El Valle sirve de frontera entre el desierto del Néguev de Israel y el sur de Jordania. El límite con Jordania es virtual, porque no existe una barrera física que lo demarque, y es una frontera pacífica, pero con los elementos de Siria y la Primavera Árabe hubo algunas preocupaciones.
En los reservorios la idea no es usar toda el agua porque algo tiene que llegar al Mar Muerto, pero sí aprovecharla y no desperdiciarla. “No se usa para consumo directo, sino que se baja hasta el acuífero. Aquí no se necesita el biofiltro por estar alejado de las ciudades. Hoy en día tenemos 227 reservorios activos de KKL. Igualmente, hay muchas técnicas y eso también depende del área en la que se está trabajando, porque las necesidades de acá en el desierto son diferentes que en el norte. La gran inversión es acá y el fenómeno más importante son los reservorios, ya que casi el 50 por ciento del agua para la agricultura en Israel llega de esos reservorios”, detalló Levy.
Este sistema no sólo se usa en Israel. En los desiertos de Estados Unidos, Canadá y Australia hay oficinas de KKL, y la gran mayoría de las inversiones en el Estado judío son de Australia. 
La palabra Aravá significa lugar “desértico y seco”, y aparece muchas veces mencionada en la Biblia, ya que fue un lugar de paso de los judíos en su Éxodo de Egipto 
“En los años 30 no se permitía que se vendieran tierras a los judíos. Uno de los lugares en los que igual se logró comprarlas fue en el desierto a través del mecanismo de KKL. En principios de los ’40, el KKL era parte activa del desarrollo de once asentamientos nuevos. Gracias a la labor hecha, se hizo florecer el desierto. Cuando querían definir las fronteras incluyeron al Néguev en el Estado de Israel porque vieron que eran los judíos los que habían logrado trabajar en el desierto y hacerlo florecer. Cuando se habla de los acuerdos de paz del ‘94 se dice que no hay algo físico que vaya a hacer la separación lógica, sino por los asentamientos y la agricultura que hubo de facto. Hay un dicho que dice ‘si no vas a la frontera, ella va a ti’”, repasó Levy la historia de la región en diálogo con AJN.
Los vegetales de Israel son famosos por su alta calidad y porque son muy ricos. El agua con la que cuentan es salada, por ello las plantas tienen que tener procesos de ósmosis y esforzarse más para crecer. Eso es lo que hace que los frutos sean más dulces. 
En el futuro, además de los cultivos normales, Aravá se utilizará para sembrar 250 tipos de plantas del desierto, que sirven para medicinas para enfermedades como el cáncer, la diabetes y el Alzheimer. Estas plantas sobreviven a condiciones muy extremas y tienen propiedades y moléculas activas que se están utilizando para este tipo de enfermedades. Los científicos comprobaron que los niveles de vitamina C de los pimentones de Aravá o los niveles de antioxidantes de las frutas que se generan en esta zona son altos en comparación a una fruta que se genera en Colombia, por ejemplo.
Aproximadamente 5 millones de vehículos pasan anualmente por la región. Para un país como Israel, de 6 millones de habitantes, es mucho. Además de depender de la agricultura, el objetivo de Aravá siempre fue poder recaudar de otras fuentes, como el turismo.
Como incluso muchos israelíes no conocen lo que pasa en Aravá, poseen un centro interactivo donde los niños pueden ir a pasar el día y los adultos a aprender lo que hacen con diferentes actividades. El centro posee también un auditorio en donde se pueden hacer conferencias y seminarios.
Los visitantes de Aravá provienen en gran cantidad de afuera del país para hacer turismo de agricultura, pero también llegan familias de Israel, para pasar el fin de semana. Además, muchas personas que van a Eilat usan Aravá como una parada. Ya son 10 mil los visitantes que llegaron al lugar.
Para lograr el desarrollo internacional y poder llevar a cabo sus proyectos, el KKL trabaja con el gobierno, ministerio, universidades u oficinas específicas de distintos países. Como se están haciendo investigaciones a nivel mundial sobre la desertificación, los especialistas llegan al valle para estudiar y aprender de la tierra.
Israel es un líder avanzado en agricultura de zonas áridas, ejemplo mundial en recursos de agua y cada año certifica 24 millones de tierras fértiles. La siguiente generación de cultivos de Aravá será fuente de suplementos alimenticios, vitaminas, cosméticos y candidatos activos para el desarrollo de medicinas.
Aravá no se construyó fácil. El clima es extremo y no es la única dificultad. Hace siglos toda la región estaba bajo agua, y cuando bajó, dejó atrás un suelo seco donde nada crecía. Para convertirlo en lo que es hoy, tuvieron que transportar tierras de otras partes.
KKL promueve la colaboración internacional, porque se trata de una organización privada judía que no pertenece al Gobierno o al Parlamento y permite hacer todos estos trabajos.
Shimon Peres, dijo, en el libro “Start-up nation”, que la alta tecnología en Israel empezó con la agricultura, y que con poca agua y mucha tierra Israel se convirtió en líder. El tema principal es que el pueblo judío, con muy pocos recursos, ha logrado hacer cosas maravillosas. Aravá es el ejemplo vivo de esta ideología. 

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