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Estamos en el Mundo, pero no Somos del Mundo



El segundo enemigo que está al acecho es la corrupción. Vivimos en un contexto corrupto,
y eso no lo podemos evitar. Nuestra América Latina está envuelta en un ambiente de corrupción
desde los más altos niveles gerenciales y gubernamentales, hasta el obrero que trabaja la tierra.
Hace un mes fui a preguntar en un banco cuáles eran los requisitos para obtener una tarjeta
de crédito y la asesora (omito el nombre por seguridad… mía) me dijo que debía presentar una
“constancia de trabajo”. Le dije que no trabajaba para ninguna empresa, sino para una iglesia y no
sabía si una carta emitida por una institución de esta índole serviría. Así que ella me dijo: “¿pero no
puede conseguir alguna por ahí?”. Esto es sólo una muestra de que la corrupción es vista como
algo tan normal.

Si uno tiene que hacer un trámite gubernamental, debemos pagar una “mordida” para que
puedan agilizarnos el trámite. Si uno transgrede una ley de tránsito, con una mordida podemos
arreglar el asunto. Todo, todo nuestro entorno está sumido en un ambiente corrupto. Entonces,
tenemos las preguntas siguientes: Como cristiano, ¿debo yo adaptarme a este sistema corrupto y
seguir mi vida sin más problemas? ¿Debo sobornar al agente de tránsito para que no me pegue una
multa? ¿Debo yo usar el dinero de la iglesia para un fin diferente para el cual fue levantado? ¿Debo
yo usar ese mismo dinero para mi beneficio personal?
A. ¿Qué haría Jesús?
Durante todo su ministerio, Jesús se dedicó a desenmascarar a todos a los que utilizaban el
nombre de Dios y de la religión como instrumentos de opresión. Jesús constató que hombres
oprimían a otros justificándolo en el nombre de Dios.
1. La corrupción de los líderes económicos
Los Saduceos fueron el grupo religioso-social en Israel que formaban parte de la
aristocracia de los terratenientes, eran los riquitos de la sociedad judía y Jesús señaló que las
riquezas eran malas para ellos. Por ejemplo en (Lucas 6:24).
2. La corrupción de los líderes religiosos.
· A los escribas Jesús los denuncia por poner cargas religiosas muy pesadas en la gente,
mientras que ellos las evitaban (Lc. 11:43, 46-52; 20:46).
· A los fariseos Jesús los acusa concretamente por su hipocresía en el incumplimiento de
las prescripciones relacionadas con la pureza y su hipocresía en el pago del diezmo de
las legumbres, descuidando en ambos casos la actitud interna, la motivación de hacerlo
(Lc. 11:39-43).
· Evidentemente, Jesús estaba en contra de la práctica abusiva y opresora de los
sacerdotes. Jesús se oponía a tal corrupción del oficio sacerdotal y a la corrupción de
usar el templo para hacer negocios.

3. La corrupción política
Generalmente el Estado (en este caso, el Imperio), se alegra de acoger a una religión que se
limite a lo cúltico, como es el caso de regímenes totalitarios, o que se regule al campo de la piedad
privada. Si la religión no se inmiscuye ni perturba el status quo, puede llegar a ser tolerada.
La persona de Jesús, su movimiento y sus ideas, amenazaron seriamente el status quo del
Imperio Romano, razón por la cual Jesús fue crucificado.
Frente a este ejemplo y ante el plano en el que vivimos, ¿qué podemos hacer nosotros los
cristianos en medio de una sociedad corrupta, en medio de sistemas, tanto religiosos como no
religiosos, en franca corrupción?
a) El que pecó… ¡ya no peque más!
Como cristianos se nos ha enseñado mucho acerca del dar, pero muy poco sobre cómo
manejar fielmente todo nuestro dinero. Sin embargo, Dios no sólo se interesa por la cantidad que
damos sino también por lo que hacemos con todo nuestro ingreso y a cómo comportarnos frente a
un mundo desalineado.
La Escritura realza la importancia de manejar fielmente todo lo que Dios nos ha encargado
y a denunciar el pecado cuando éste es evidente. Veamos algunas alternativas que nos ofrece Jesús
frente a la corrupción:
- Denunciar la corrupción generalizada.- El problema con la corrupción generalizada es que
muchos cristianos no quieren involucrarse en el saneamiento de la misma. No se puede ser
ignorante en el tema, pretendiendo restarle importancia con el argumento de que en la
Biblia no se lo ataca.
La actitud de Jesús frente a los distintos estratos sociales de su tiempo, debe ser la misma
para nosotros hoy, las actitudes de Jesús siempre fueron de resistencia, de condena y
denuncia de las prácticas de los sistemas corruptos.
- Cambiar nuestra conducta personal.- Posiblemente sea esta la forma más frecuente de la
corrupción, la personal. Para muchos cristianos el seguir a Cristo es cuestión de
conocimiento y de prácticas rituales que tienen que ver con el culto y la religión. Se valen
de medios legales corruptos para alcanzar sus objetivos, etc. Debemos iniciar un cambio en
nuestro propio estilo de vida, debemos ser fieles en “todo” y dar un ejemplo con nuestra
propia vida respecto a lo que Dios demanda de nosotros: Santidad, incluyendo nuestra vida
social.
- Denunciar la corrupción de la vida de la iglesia.- Lamentablemente, no son los principios
de Jesús los que sirven de parámetros para muchos mecanismos internos en la vida de la
iglesia. La ambición de poder, asociada con la ambición de enriquecimiento siguen siendo
prácticas comunes en muchas iglesias. Debemos ser entes de transformación. Jesús viene
por una iglesia fiel sin manchas ni arruga; hoy más que nunca la iglesia debe ser la antitesis
de la sociedad en cuando a la corrupción, nuestros propios sistemas deben ser transparentes,
cumpliendo con nuestras obligaciones fiscales y reglamentaciones gubernamentales.

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