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Teodosio y el triunfo del cristianismo


Teodosio I fue el último emperador de un Imperio romano unificado. Desde su acceso al poder, en 378, puso todo su empeño en erradicar el paganismo y hacer del cristianismo la única religión del Imperio.
Teodosio y el triunfo del cristianismo - imperioromano.comTeodosio I el Grande fue el último soberano que gobernó a la vez la mitad occidental y la oriental del Imperio romano, en las que impuso el cristianismo; con él terminó la difícil coexistencia entre ambas religiones. Teodosio era un curtido general procedente de una familia de origen hispano. Era también un cristiano de sólidas convicciones nicenas, es decir, adepto del credo establecido en el concilio de Nicea del año325. En él se preconizaba la unidad divina entre el Padre, el Hijo y el Espíritu, algo que rechazaban algunas corrientes cristianas como los arrianos, seguidores del presbítero Arrio, que negaban que Jesucristo tuviera naturaleza divina. Teodosio, al hacerse cargo del imperio oriental se encontró con que las principales ciudades se hallaban en manos de obispos arrianos, por lo que decidió promulgar contra ellos un edicto el 28 de febrero de 380, en la ciudad de Tesalónica. El edicto de Tesalónica significó la proclamación del cristianismo niceno como única religión oficial del Imperio, como religión «católica», es decir, universal: «Ordenamos que quienes siguen esta ley reciban el nombre de cristianos católicos, mientras que de los restantes dementes e insensatos que juzgan oportuno sostener la infamia del dogma herético, sus reuniones reciban el nombre de iglesias».

Durante los diez años que siguieron a la promulgación del edicto, la parte oriental del Imperio vivió sumida en la lucha entre arrianos y nicenos. Los nuevos obispos católicos, apoyados por el emperador, desplazaban a los arrianos; los fieles de una y otra tendencia se enfrentaban en las calles. Los templos arrianos eran asaltados y nuevamente consagrados, se prohibieron las celebraciones litúrgicas de los herejes, se persiguió a los cristianos que paganizaban… El emperador era el motor de aquel enfrentamiento que acabó con la victoria de la fe nicena. El edicto de Tesalónica estaba dirigido contra los arrianos y otras «herejías» cristianas, pero la tensión religiosa que desencadenó afectó igualmente a los paganos. Éstos, que desde la época de Graciano habían perdido la protección del Estado romano se convirtieron ahora en víctimas de la persecución desencadenada por los cristianos que querían proscribir toda forma de culto pagano y se lanzaron, incluso, a destruir sus templos. Desde hacía décadas, los obispos, tanto católicos como arrianos pugnaban por eliminar estos centros de culto que ejercían en las zonas rurales una importante función de vertebración socioeconómica, política y cultural. Y en esta tarea, los obispos encontraron a unos aliados especialmente activos: los monjes rurales.
A lo largo del siglo IV se habían desarrollado mucho las comunidades monásticas, grupos de cristianos que llevaban a cabo prácticas ascéticas y que vivían alejados de las ciudades. Sin embargo, fue en Oriente, sobre todo en Siria y Egipto, donde el movimiento monástico alcanzó mayor difusión. Y fue allí también donde los ataques de los monjes contra los templos paganos fueron más violentos, sobre todo durante el reinado de Teodosio, alentados por el edicto de Tesalónica. Teodosio, preocupado por los desórdenes tanto como por el ascendiente que la iglesia adquiría sobre el poder imperial, ordenó a los monjes que se retiraran a los desiertos en los que habían vivido como eremitas y les prohibió acercarse a las ciudades.
El emperador no cejó en su propósito de erradicar el paganismo. Se prohibieron de nuevo los sacrificios, las visitas a los templos paganos y la adoración de las imágenes. Y además se persiguió la adoración de lares, penates y genios, espíritus a los que se veneraba en la intimidad del hogar. Las nuevas medidas se aplicaron también en Egipto, de modo que fueron prohibidos los sacrificios en favor de la fertilidad del país, ritos que hundían sus raíces en el más remoto pasado y que los griegos y los romanos adoptaron cuando accedieron al gobierno de Egipto. En el año 391, Teodosio prohibió totalmente el culto en los templos paganos. En Alejandría, los cristianos destruyeron el Serapeo, el gran templo de Serapis.

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